¡Feliz cumpleaños, Mr. Warhol!
En el 85º aniversario de su nacimiento, repasamos la influencia del artista estadounidense en la moda y recordamos su batalla por democratizar la fama.
En un ejercicio algo vago de fantasía no cuesta demasiado imaginar cómo viviría Andy Warhol en este mundo hiperglobalizado. Seguro que las redes sociales, los héroes de un día y la celebridad como modo de vida servirían de inspiración para su incansable labor creativa. Y es que todos los elementos que configuran la cultura contemporánea no son sino una consecuencia de lo que el propio artista anticipaba en La filosofía de Andy Warhol (De la A a la B y vuelta a empezar): «Lo más bonito de Tokio es el McDonald’s, y lo más bonito de Florencia también es el McDonald’s». En ese compendio...
En un ejercicio algo vago de fantasía no cuesta demasiado imaginar cómo viviría Andy Warhol en este mundo hiperglobalizado. Seguro que las redes sociales, los héroes de un día y la celebridad como modo de vida servirían de inspiración para su incansable labor creativa. Y es que todos los elementos que configuran la cultura contemporánea no son sino una consecuencia de lo que el propio artista anticipaba en La filosofía de Andy Warhol (De la A a la B y vuelta a empezar): «Lo más bonito de Tokio es el McDonald’s, y lo más bonito de Florencia también es el McDonald’s». En ese compendio de autocitas publicado en 1975, el padre del Pop Art demostró una clarividencia sorprendente sobre la muerte, la belleza o el tiempo que vivimos. Si no hubiera fallecido en 1987, este martes habríamos celebrado el octogésimo quinto cumpleaños de un muerto muy vivo. Tan vivo como su obra. El museo que lleva su nombre en Pittsburgh (Pensilvania), su ciudad natal, ha decidido recordar la efeméride con la retransmisión de su tumba en directo. Las visitas virtuales se pueden hacer a través de la web del museo las 24 horas del día. ¿Una extravagancia? Quizás lo sea para los demás, pero no para quien ocupa esa tumba.
El peculiar homenaje de los hijos de internet a su padre putativo es una forma de que este participe de la sociedad que tanto jaleó. Es el artista y cineasta que desconfiguró el mercado del arte y narcotizó los códigos clásicos, quien ha conseguido vertebrar visualmente el siglo que lo vio nacer y este que lo recuerda con nostalgia. No hay más que echar un vistazo a la moda, la música, el cine y, por supuesto, el arte actuales para darse cuenta de ello. Que los historiadores no se rompan más la cabeza y dejen de estirar la posmodernidad como un chicle. Bienvenidos al poswarholismo.
Antes de que se le ocurriera nada más y nada menos que una corriente artística, en los años 50 Warhol trabajó como ilustrador de moda y publicidad para Barney’s, Neiman Marcus, Glamour o Harper’s Bazaar, entre otros. Las mujeres de sus dibujos, elongados y preciosistas, lucían llenas de color y siempre llevaban vestidos chic. Precisamente la moda, experta en apropiarse de todo y rumiarlo a su manera, ha resultado ser un campo muy fértil para la warholización. Comme Des Garçons, Jean-Charles de Castelbajac, Diane Von Furstenberg o Christian Dior (en 2005 y 2013) son solo algunos ejemplos de firmas que se han inspirado en su obra. Homenajes que no han ensombrecido las críticas que aseguraban que el artista vampirizaba (y rentabilizaba) a su séquito, como fue el caso de aquella pobre niña rica llamada Edie Sedwigck.
Izquierda: Vestido de Jean-Charles de Castelbajac de la colección otoño/invierno 2009-2010. Derecha: Mark Wahlberg, portada de Interview en 1992.
Cordon Press / D.R.
La expresión más destacada del respeto que Warhol le profesaba a la moda fue la revista Interview, fundada en 1969 junto a su amigo Gerard Malanga. Nombres como Yves Saint Laurent, Karl Lagerfeld o Halston, habituales en sus páginas, convivían con otros como Robert Mapplethorpe, Diana Vreeland o Carolina Herrera. Muchos de ellos fueron retratados por el artista en serigrafías. De apariencia tímida y algo atormentada, probablemente no existan muchos personajes con una vida social tan agitada como la de Warhol. Las bacanales que compartía con sus amigos en discotecas como Studio 54 sirven todavía hoy de referencia para muchos seguidores.
Las escandalosas ventas de sus obras y las rentables exposiciones que ha protagonizado el genio pop han convertido su nombre en universal. La del Grand Palais de París en 2009, la del Metropolitan en 2012 y la que ahora está en marcha en The Brant Foundation se suman al homenaje que proyecta Lady Gaga en su siguiente trabajo. Admiradora confesa de Warhol, la cantante estadounidense ha elegido Artpop como título para su tercer álbum, a la venta el próximo 11 de noviembre.
Bianca Jagger, Jack Haley Jr., Halston, Liza Minnelli y Andy Warhol en Studio 54.
Cordon Press
Todos estos personajes de la moda, el arte y la nada aparecen en los famosos Diarios (Editorial Anagrama) de Andy Warhol, un quién es quién de la era contemporánea que vio la luz dos años después de su muerte. En sus páginas se revelan los secretos de los personajes que cortaban el bacalao en la capital del mundo y, por ende, el resto del planeta.
Desde las estrellas que se esnifaban la vida en Studio 54, el cáncer de hígado de Truman Capote o el asesinato de John Lennon a manos de un autoproclamado Holden Caulfield, el artista dibujó un retrato imprescindible sobre la explosión de talento que iluminaba Nueva York en los años en los que todos lo amaban. Lo más curioso es que, 85 años después de su nacimiento, el visionario que predijo que en el futuro todo el mundo disfrutaría de quince minutos de celebridad, sigue encarnando como nadie la última meta de la cultura pop, el grito que ensordece cuando luce bonito y el que más se silencia cuando cuesta asimilarlo, la cosa más inútil y tonta, lo que muchos ansían y pocos se atreven a reconocer: la fama.