«¡Fea y de mal gusto!»: la colección escándalo de Yves Saint Laurent

Hace cuarenta años el diseñador hacía saltar los códigos de la moda. Una exposición en la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent recuerda su la colección polémica de 1971.

Cortesía de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Lauren

“Verdaderamente horrible”, escribió la periodista Eugenia Sheppard en el International Herald Tribune. No daba crédito a lo que acaban de ver sus ojos. Ni ella ni una buena parte de la prensa que asistió aquel 29 de enero de 1971, a la presentación de la colección de alta costura primavera-verano que el creador etiquetó con el nombre de “Libération” o “Quarante” en referencia al periodo que Francia había vivido bajo la ocupación alemana. Ahora, cuatro décadas despues, la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent le dedica una exposición, Yves Saint Laurent 1971, la Collection du scandale, qu...

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“Verdaderamente horrible”, escribió la periodista Eugenia Sheppard en el International Herald Tribune. No daba crédito a lo que acaban de ver sus ojos. Ni ella ni una buena parte de la prensa que asistió aquel 29 de enero de 1971, a la presentación de la colección de alta costura primavera-verano que el creador etiquetó con el nombre de “Libération” o “Quarante” en referencia al periodo que Francia había vivido bajo la ocupación alemana. Ahora, cuatro décadas despues, la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent le dedica una exposición, Yves Saint Laurent 1971, la Collection du scandale, que al mismo tiempo que sirve de homenaje, reflexiona sobre lo que significo para el mundo de la moda y su repercusión social.

Al inicio de la década de los años setenta, Yves Saint Laurent era el nuevo príncipe encantador de la alta costura. Cada temporada la presentación de su nueva colección se aguardaba con expectación esperando ver las “señales de humo” que el joven diseñador lanzaba sobre los vientos cada vez más agitados de la industria. Yves Saint Laurent no era ajeno a las corrientes libertarias que cada vez llegan con más fuerza desde la calle y la revolución que estaba significando el prêt-à-porter. Mientras, la alta costura cada se parecía cada vez más a una vieja dama que no se resigna a perder sus privilegios cerrando sus ojos y tapando sus oídos ante los cambios que llaman con fuerza las puertas de su palacio de invierno.

En los salones de la calle Spontini, sede de la casa de costura que gobierna el tándem Pierre Bergé-Saint Laurent, delante de periodistas, clientes y compradores llegados de todo el mundo, comienzan a desfilar las modelos. Faldas que llegan hasta la rodilla, mini abrigos de colores chillones, maquillajes estridentes, espaldas exageradas y cuadradas, vulgares zapatos con plataformas, blusas transparentes… Modelos que recuerdan a las parisinas que por las calles de Paris confraternizaban con el invasor alemán en el llamado periodo de la Ocupación y que en la pantalla encarnan actrices como Arletty o Danielle Darrieux. Una etapa histórica sobre la que se quiere pasar página –demasiado vergonzosa para airearla– pero que un joven escritor llamado Patrick Modiano ha reflejado con crudeza y lirismo en un par de novelas, El lugar de la estrella y La ronda de noche, y donde se mezclan héroes y villanos, colaboracionistas y traficantes.

Un periodo histórico que remite a la Francia fascista del Régimen de Vichy y que ahora Saint Laurent devolvía desde su cara más estridente y audaz. Desde el diario Le Figaro le reprochan su “nostalgia de aquellos años por no haberlos vividos”. Para Olivier Saillard, comisario de la exposición y director del Museo de la Moda de Paris, “la colección supone el manifiesto de un diseñador que reivindica su papel como árbitro de la ambigüedad”. “La prensa, escribe Saillard, no perdona al que han coronado como heredero de la gran tradición de la alta costura, esa colección que ahora revive los peores recuerdos de los años cuarenta”.

Uno de los modelos supuestamente de mal gusto.

Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent

Pero Yves Saint Laurent, con su colección etiquetada de “mal gusto”, consiguió que la moda bajase de ese Olimpo sublime o irreal y toque finalmente tierra. Términos como “elegancia” o “distinción” habían dejado de tener sentido en una sociedad donde las barreras del del buen gusto o del mal gusto parecían cada vez más borrosas y hasta intercambiables. La colección de Saint Laurent fue como una descarga eléctrica sobre la columna vertebral de la Alta Costura. Como un shock. Un foco sobre un periodo ingrato para una buena parte de la sociedad francesa. El creador a su manera hacía una relectura de la historia a través de la moda que hasta aquel momento no había realizado ningún diseñador.

Saint Laurent eregía como uno de los abanderados de la ola retro que invade el mundo de la moda. Si en Londres, una boutique como Biba había recuperado el viejo glamour del Hollywood de los años treinta, el diseñador francés fijaba su mirada en aquellas mujeres cuya vida se regía por la austeridad y el racionamiento en los años de la guerra y que a pesar de las restricciones eran capaces de poner un toque de fantasía en sus cabezas con un simple pañuelo anudado –a falta de sombrero– o con vestidos realizados con textiles baratos.
 

La prensa calificó la colección de «escandalosa».

Cortesía de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent

Solo un mes despues de la presentación, Yves Saint Laurent en una entrevista para la revista Vogue reivindicó su papel de creador comprometido. “Quiero producir un impacto en la gente, hacerles reflexionar, como pasa con otras disciplinas artísticas”, dijo el diseñador. La “colección escándalo” de 1971 como señala el comisario, Olivier Saillard, “supone un antes y un despues en la trayectoria de Yves Saint Laurent”. “La colección de 1971 es el espejo que captura en su marco un mundo que desaparece para reflexionar y dar entrada a una nueva generación”. A pesar de las malas críticas, la denostada colección encontró un gran eco en la juventud seducida por esa moda retro de sus padres. Yves Saint Laurent profetizaba tendencias como la moda vintage o el “lujo asequible”. Y quizás, sin buscarlo, ese lado transgresor, que desde entonces ha ido señalando la moda, como fórmula de marketing o proceso creativo.

Ese mismo año el diseñador posaba desnudo delante del objetivo de Jeanloup Sieff para la publicidad de su primer perfume masculino. Por primera vez un creador de moda se erigía en su propio modelo publicitario. El diseñador rockstar acababa de nacer.

* La exposición Yves Saint Laurent 1971. La Collection du scandale se puede visitar en la Fondation Pierre Bergé-Yves Saint Laurent del 19 de marzo al 19 de Julio.

Uno de los trajes chaqueta de la colección de 1971.

Dos de los abrigos que se pueden ver en la exposición.

Cortesía de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent

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