Tina Fey: «La vida en casa de un humorista es muy aburrida»

Es la reina de la comedia de amplio espectro. Incisiva, ácida y siempre aplaudida en sketches y series. Este año se las ve con otra diva, Piggy, en ‘El tour de los Muppets’.

"Ahora, como la vagina de una supermodelo, demos una cálida bienvenida a Leonardo DiCaprio». El ingenio derrochado por Tina Fey en la última edición de los Globos de Oro parece suficiente argumento para que, como todas las quinielas pronostican, sustituya a David Letterman al frente del mítico Late Show cuando el presentador se retire en 2015. Pero hay otras razones contundentes: la primera mujer en dirigir el equipo de guionistas del Saturday Night Live (SNL) y la más joven ganadora del Premio Mark Twain al mejor humorista estadounidense ya demostró que un parecid...

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"Ahora, como la vagina de una supermodelo, demos una cálida bienvenida a Leonardo DiCaprio». El ingenio derrochado por Tina Fey en la última edición de los Globos de Oro parece suficiente argumento para que, como todas las quinielas pronostican, sustituya a David Letterman al frente del mítico Late Show cuando el presentador se retire en 2015. Pero hay otras razones contundentes: la primera mujer en dirigir el equipo de guionistas del Saturday Night Live (SNL) y la más joven ganadora del Premio Mark Twain al mejor humorista estadounidense ya demostró que un parecido extremo con Sarah Palin (explotado en hilarantes sketches que han hecho reír a la mismísima candidata del Tea Party) no es obstáculo para convertirse en la actriz-guionista favorita de Estados Unidos y, por extensión, del mundo. Su labor como coproductora, guionista y protagonista de Rockefeller Plaza (inspirado en su experiencia en SNL) hizo historia en la televisión al recibir 17 nominaciones a los Emmy en un año, algo que ninguna otra comedia ha conseguido. A sus 43 años, Fey, quien vive en Nueva York con su marido y sus dos hijas, tiene libertad absoluta para seguir haciendo lo que quiere. ¿Lo último? Trabajar con el verdadero amor de su vida, la rana Gustavo, en la película El tour de los Muppets, que estrenada en España el 16 de abril.

¿Cómo fue su relación con Miss Piggy durante el rodaje? ¿Cómo le sentó recibir consejos de moda de una cerdita?

Lo que más me molestó fue que no me dejó utilizar ciertos diseñadores en la premier. La diva tenía la exclusiva con Vivienne Westwood y dio igual que se tratara de una diseñadora con la que suelo trabajar, no hubo forma.

¿Cuánto se preocupa por su apariencia?

Lo suficiente, especialmente cuando estoy en público y cuento con profesionales a mi alrededor que me hacen quedar bien. Porque, si por mí fuera, esa parte de mi trabajo se me olvidaría con facilidad. ¡Me tendrías que ver horas antes de caer en sus manos! Me preocupa mucho más la otra parte de mi vida, esa en la que cada vez más chicas que desean ser escritoras o entrar en el mundo de la comedia me ven como un ejemplo de lo que quieren hacer con sus vidas. Y eso sí que me hace sentir una gran responsabilidad.

¿Cuál es su mejor consejo en estos casos?

Estar preparada para el rechazo. Como actor, necesitas una buena coraza. El secreto de mi éxito es que yo no tengo que sobrevivir únicamente como actriz. No lo habría conseguido. El rechazo es constante. Y no te lo puedes tomar como algo personal. Afortunadamente, yo entré en esta industria por la puerta falsa como escritora.

¿Cómo mantiene su salud mental?

Soy parte alemana y parte griega, así que se me da bien lo de desconectar. Y luego están mis hijas. Tener hijos es la mejor manera de reformatear el cerebro.

¿Y en lo físico? ¿Puede contarnos cómo se mantiene en forma?

Llevo una dieta bastante equilibrada todo el año. Siempre encontrarás cosas saludables en mi nevera, tipo la col rizada, que me encanta cocinada al vapor. Lo que es un poco más duro es lo de hacer deporte, porque el invierno ha sido interminable en Nueva York. Por las mañanas, mi marido y yo nos alternamos a la hora de ir al gimnasio, pero hubo un momento este invierno en el que decidí declararme en huelga hasta la llegada de la primavera.

¿Cómo es la vida en casa de un humorista?

Aburrida. Muy aburrida. De verdad. Las cosas son más normales cuando las ves desde dentro.

¿Eso es lo que pensó cuando por fin conoció a los humoristas que admiraba?

En absoluto. Los chistes de Chris Rock me siguen encantando. Son mis favoritos. Porque es el primero en poner el dedo, en reírse de algo que es cierto y en lo que, sin embargo, nadie se ha fijado antes.

¿Cree que debe haber límites en el humor?

Nunca. Soy de las que piensan que nos podemos reír de todo siempre que sea en el contexto adecuado. Yo seré una seta en casa, pero me rodeo de gente muy divertida: mi esposo [Jeff Richmond], mis amigos… En general, mi humor surge del mundo que me rodea y al que presto atención, porque alimenta mi estilo de comedia.

Como buena observadora, habrá algún ídolo al que siga.

Hace poco me encontré una carpeta con fotos recortadas de Larry Wilcox, el de la serie de televisión CHiPs (Patrulla motorizada). Gustos inconfesables de la adolescencia… ¿Ídolos que me sirvieran de inspiración? Mujeres como Gilda Radner, Jane Curtin y Larraine Newman, con las que crecí en SNL. Y otras divertidas como las que luego conocí en Chicago: Amy Poehler, Maya Rudolph o Kristen Wiig. Todas nos inspiramos mutuamente a ser lo mejor que podemos ser.

Después de su éxito junto a Amy Poehler presentando los Globos de Oro, ¿se animaría con los Oscar?

Eso es como plantearte qué le dirías a George Clooney si se quisiera casar contigo. Para empezar, nadie me va a preguntar nada. Ni George me va a pedir la mano; ni los Oscar, los pies. Y me gusta el tándem que tengo con Amy en los Globos. Ellen DeGeneres estuvo genial en los Oscar. La clave es estar cómoda en un cuarto lleno de estrellas. Que el público te sienta relajada, que nunca te intimide la presencia de tanto famoso junto en la misma sala.

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