Rosamund Pike: «Odio que un personaje lleve ropa que nunca podría permitirse»
Piel perfecta y acento impecable. La quintaesencia de la ‘rosa’ inglesa mide su encanto con Tom Cruise en Jack Reacher, que se estrena el 11 de enero.
Melena color champán, risa contagiosa y una perfecta dicción pulida en la Universidad de Oxford. Rosamund Pike (Londres, 1979) encarna la faceta más exquisita de lo británico. Una cualidad que puso en práctica cuando se estrenó en la gran pantalla como gélida chica Bond, se vistió de época en Orgullo y prejucio o encarnó a una cómica del swinging London con la cabeza hueca en An Education. Una etapa más que superada. Ahora Pike mira al otro lado del charco y acampa en Hollywood compartiendo protagonismo con el mismísimo Tom Cruise en Jack Reacher. Estaba d...
Melena color champán, risa contagiosa y una perfecta dicción pulida en la Universidad de Oxford. Rosamund Pike (Londres, 1979) encarna la faceta más exquisita de lo británico. Una cualidad que puso en práctica cuando se estrenó en la gran pantalla como gélida chica Bond, se vistió de época en Orgullo y prejucio o encarnó a una cómica del swinging London con la cabeza hueca en An Education. Una etapa más que superada. Ahora Pike mira al otro lado del charco y acampa en Hollywood compartiendo protagonismo con el mismísimo Tom Cruise en Jack Reacher. Estaba de fiesta en un club de Ibiza cuando recibió una llamada que le confirmó que había pasado con éxito el casting que había hecho por Skype y que interpretaría a la abogada Helen Rodin en la adaptación cinematográfica de una de las novelas de Lee Child. Un logro profesional que le llega en uno de sus mejores momentos personales. Después de varias decepciones sentimentales –el cineasta Joe Wright canceló su boda en el último minuto y su ex, el actor Simon Woods, va a contraer matrimonio con el director creativo de Burberry, Christopher Bailey–, la actriz disfruta de una relación estable y de su primer hijo, Solo.
¿Cómo fue trabajar con Tom Cruise?
¿Honestamente? Una experiencia fantástica. Es un hombre encantador, cálido y divertido. Estaba embarazada de tres meses cuando empecé a rodar y él estuvo pendiente de mí constantemente. Me cuidó mucho. Se arriesgó contratándome, porque me llamó sin saber si iba a sufrir náuseas matutinas. Sé de muchas actrices que han sido despedidas por quedarse embarazadas.
En una producción de esta envergadura, ¿pudo moldear libremente a su personaje?
El cine estadounidense suele retratar a las abogadas como mujeres perfectas, pero quería que Helen Rodin se mostrase real. Trabaja demasiado, conduce un buen coche pero de alquiler, y tiene la parte de atrás llena de libros y trastos. Se asegura de llevar una chaqueta buena, de Dolce & Gabbana, pero el resto es de Banana Republic. Odio que un personaje lleve ropa que nunca podría permitirse.
Por lo que se ve, le interesa la moda.
Admiro a los verdaderos creadores, los considero artistas. Pero no dedico mucho tiempo a ir de compras. Prefiero adquirir pocas piezas de buena calidad y duraderas. Estos leggings de Joseph que llevo tienen cinco años. Las camisetas siempre de Acne: es muy difícil encontrar una camiseta de algodón normal que quede bien.
En la alfombra roja aparece impecable. ¿Tiene trucos infalibles?
Sí, uno de ellos es que hay que sacarse fotos antes. Es raro; te ves bien en el espejo, pero luego en la foto no funciona. Ayuda que sea un vestido estructurado, y las cosas sueltas no favorecen, porque te hacen las fotos desde todos los ángulos. Los estampados son difíciles, pero a veces me han funcionado bastante bien.
No tiene pinta de llevar vaqueros muy a menudo.
A veces me los pongo, pero es que a mi hombre [Robie Uniacke, un empresario 16 años mayor que ella] le gustan los vestidos y ha despertado mi amor por ellos. Él sale airoso con looks bastante extremos, pero le interesa la ropa de mujer y aprecia su belleza. Los dos creemos que hay que ponerse las prendas bonitas que poseas, en lugar de dejarlas en el armario. Crees que las cosas se van a estropear y no es así. Proporciona mucho placer. Yo, además, sé cómo cuidarlas. Mi abuela, que era costurera, me enseñó cómo lavar a mano todo tipo de tejidos. Me quedan mejor que llevándolas a la tintorería.
Con un bebé de menos de un año ¿cambian las prioridades en el terreno profesional?
No quiero dejar de hacer cosas. Será emocionante vivir experiencias como una familia. Mis padres son músicos y crecí con la idea de que es mejor si todos se sienten realizados creativamente. En la vida hay que ser aventurero y aprovechar cuando los niños todavía no están en el colegio.
¿Se mudaría fuera del Reino Unido?
Disfrutamos de unas vacaciones en Italia cuando mi hijo tenía seis semanas y ahí me di cuenta de que los bebés se adaptan a todo. Sigo abierta a ofertas y posibilidades. Puede que me traslade a Nueva York el año que viene para hacer teatro.
Su popularidad va en ascenso ¿sigue utilizando el metro para moverse?
Claro, sobre todo con el bebé, porque lo pasa muy bien y mira a la gente entrar y salir. Los pasajeros interactúan contigo porque vas con un niño pequeño. Le miran a él y yo me vuelvo casi invisible. Es como si entrase en el vagón sujetando un montón de globos.