Rosamund Pike: «Los actores somos esclavos de la perfección»
Capaz de encarnar a la mujer fatal que vuelve loco a James Bond y a un dulce personaje de Jane Austen, la londinense es la última obsesión de David Fincher en su película Perdida.
Acaba de presentar junto a Simon Pegg en el Festival Internacional de Cine de Toronto la comedia Héctor y la búsqueda de la felicidad (llegará a España en diciembre). Allí posó vestida con un elegante diseño blanco de Antonio Berardi que apenas dejaba traslucir su avanzado embarazo. La que fue chica Bond en Muere otro día y Jane Bennet en la adaptación de Orgullo y prejuicio de Joe Wright –su expareja– espera a la vez a su segundo hijo y el que será su segundo estreno del año: Perdida, el thriller de suspense de David Fincher (el próximo 10 de octubre en n...
Acaba de presentar junto a Simon Pegg en el Festival Internacional de Cine de Toronto la comedia Héctor y la búsqueda de la felicidad (llegará a España en diciembre). Allí posó vestida con un elegante diseño blanco de Antonio Berardi que apenas dejaba traslucir su avanzado embarazo. La que fue chica Bond en Muere otro día y Jane Bennet en la adaptación de Orgullo y prejuicio de Joe Wright –su expareja– espera a la vez a su segundo hijo y el que será su segundo estreno del año: Perdida, el thriller de suspense de David Fincher (el próximo 10 de octubre en nuestro país). La británica, de 35 años, ha logrado el codiciado papel de la esposa desaparecida de Ben Affleck, desbancando a Charlize Theron, Natalie Portman y Reese Witherspoon. Prueba suficiente de que esta violonchelista, e hija de cantantes de ópera, no se equivocó al elegir el cine en lugar de la música.
Se acerca a la recta final de su embarazo y todo el mundo habla de lo poco que se le nota.
Cuando esperaba a mi primer hijo [Solo, de dos años] tampoco gané mucho peso. Es una suerte; nuestra industria se basa demasiado en la apariencia y los hay que se asustan de lo mucho que puede engordar una actriz en este estado.
Siempre reitera lo importante que es para usted llevar una vida sana.
Me encanta la natación. Es mi ejercicio favorito. Adoro el agua. Y montar en bicicleta, mi forma de transporte preferida en Londres.
¿Por qué insisten las actrices en todo lo que les cambia la maternidad?
Porque los actores somos seres guiados por el perfeccionismo. Esclavos de esa agonía. Tener a mi primer hijo fue una liberación.
¿Cuándo decidió dedicarse al cine?
Fue como responder a una llamada. Es lo que he querido hacer desde que era muy joven, nunca me vi de otra manera.
¿Cree que es una vocación hereditaria?
Estaré encantada si eso es lo que quieren ser mis hijos. Aunque es una profesión muy dura, en especial si no eres lo suficientemente bueno.
O si eres mujer.
Es cierto. A veces, siento vergüenza ajena con algunos guiones que leo.
Ha trabajado con grandes estrellas, como Tom Cruise en Jack Reacher. El último ha sido Ben Affleck. ¿Cómo influyen en su trabajo?
Lo que los hace tan atractivos es su energía. Su belleza reside ahí. Solo eso consigue que tu parte resalte más.
¿Los cosméticos juegan un papel importante en su día a día?
Como viajo mucho, la base es fundamental. Lo principal es la hidratación. Me gustan los productos de Sisley. Los descubrí tras el rodaje de El mundo según Barney, donde tuve que utilizar muchas prótesis, y obtuve muy buenos resultados.
Diseñó una línea de bolsos para L. K. Bennett. ¿Cuál es la prenda más preciada de su armario?
Un abrigo imitación de leopardo que adquirí cuando comencé a trabajar como actriz. Fue una de mis primeras compras caras. Y ahí está. Ha sobrevivido a un incendio y dos robos. Me va con todo, más informal o más elegante.
A menudo se la ve con joyas.
Mi último descubrimiento es Elena Votsi, conocida por diseñar las medallas de los Juegos Olímpicos. Es una de las orfebres más originales que he conocido y no hago más que comprarle anillos.
Pero no el de boda…
Creo en el matrimonio, pero estoy mal acostumbrada. Con tanta alfombra roja, vestirme de novia no está entre los momentos más ansiados de mi vida.