Rihanna y Chris Brown, la pareja tóxica que envenena a los medios

Su relación disgusta y repele, pero ellos parecen empeñados en una huida hacia adelante. Su última provocación es un dueto en el que se blindan ante el mundo.

Getty

Hay parejas públicas cuyas rupturas, por el motivo que sea, suelen provocar una sensación generalizada de tristeza y desazón. ¿Johnny y Vannessa? No nos lo esperábamos, después de tanto tiempo. ¿Danny de Vito y Rhea Pearlman?, ¿Es que ya no existe el amor? Por no hablar de la terapia que necesitaron algunos al oír que Kim Gordon y Thurston Moore, de Sonic Youth, dejaban de ser el matrimonio más ejemplar del indie. O que Will Arnett y Amy Poehler ya no formaban el dúo más adorable de la comedia. 

Hay otra pareja pública, en cambio, por la que nadie derramará...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Hay parejas públicas cuyas rupturas, por el motivo que sea, suelen provocar una sensación generalizada de tristeza y desazón. ¿Johnny y Vannessa? No nos lo esperábamos, después de tanto tiempo. ¿Danny de Vito y Rhea Pearlman?, ¿Es que ya no existe el amor? Por no hablar de la terapia que necesitaron algunos al oír que Kim Gordon y Thurston Moore, de Sonic Youth, dejaban de ser el matrimonio más ejemplar del indie. O que Will Arnett y Amy Poehler ya no formaban el dúo más adorable de la comedia. 

Hay otra pareja pública, en cambio, por la que nadie derramará lágrimas. De hecho, muchos se resisten a creer que lo sean. Chris Brown y Rihanna son la pesadilla de cualquier relaciones públicas (hasta del más postmoderno. Una cosa es que ir de malote venda y otra que una víctima vuelva con su verdugo) y los medios y el púbico en general siguen su relación entre horrorizados y asqueados desde que él le propinara una muy publicitada paliza en la víspera de la gala de los Grammy de 2009, cuando Brown y Rihanna tenían 19 y 21 años respectivamente. Ella sufrió varias lesiones en la cara, que todo el mundo pudo ver cuando dos mujeres policía de Los Ángeles filtraron su fotografía hace unos meses, y requirió hospitalización.

Después de aquello, Brown se entregó a la policía pero no admitió todos los cargos de los que le acusaban. Se le condenó a cinco años de libertad vigilada y seis meses de servicios a la comunidad. En un inicio, todo indicaba que el cantante quería limpiar una imagen pública que parecía irrecuperable. Contrató a una empresa de "gestión de crisis", que le recomendó grabar un vídeo y emitir un comunicado en el que aseguraba: "no hay palabras para expresar cuánto lo siento". El plan continuó con una entrevista en el programa de Larry King en el que se presentó con su madre y su abogado. Allá contó que había crecido en un hogar violento, sufriendo el abuso de su padrastro y se mostraba incrédulo sobre su propia actuación, alegando que aquel día estaba fuera de sí. También dijo, causando lógica irritación, que él y Rihanna son como "Romeo y Julieta" y que la culpa de su separación la tenían los medios.

Ahí más o menos acabaron los propósitos de enmienda de Brown, que había empezado su carrera como una especie de niño prodigio del R'n'B y firmó su primer contrato discográfico a los 13 años. El año pasado, destrozó su camerino en el programa Good Morning America y se enfrentó al productor porque los presentadores habían intentado preguntarle por Rihanna. "Estoy tan harto de la gente que me recuerda esta mierda del pasado", decía después en Twitter, a la vez que declaraba su admiración por Charlie Sheen como mártir de los medios. Desde entonces no se sabe si Brown emplea al peor Relaciones Públicas del mundo o si está inmerso en una carrera personal por convertirse en el hombre más odiado de América. Cuando no es noticia por tatuarse en el cuello lo que parece la cara de una mujer maltratada (él dijo que era un símbolo del Día de los Muertos mexicano), decide que no hay mejor disfraz para Halloween que el de terrorista islámico. El pasado fin de semana se enzarzó en una pelea, también en Twitter, con la cómica Jenny Johnson. Todo empezó con un tuit en el que el cantante aseguraba aparentar más años que sus 23. Ella le contestó en la red social: "ya, ser un mierda sin valor envejece mucho". Brown respondió con toda una metralla de frases a cual más vulgar y sexista, la más suave de las cuales venía a decir "sácate los dientes antes de chuparme…". El episodio continuó con centenares de mensajes en su contra, hasta que el cantante borró su cuenta. 

Chris Brown, el primero por la derecha, disfrazado de terrorista por Halloween. No parece que el cantante haga oposiciones a convertirse en el Novio de América.

Por eso desconciertan tanto las pistas que va dejando Rihanna nada inocentemente que indican que ambos han retomado su relación. La última, una foto que la cantante colgó en Twitter de Brown semidesnudo en la cama, no deja mucho lugar a dudas. La de Barbados se sometió hace unos meses al ritual de terapia pública definitivo: se sentó en el sofá de Oprah. Y lloró. Sin embargo, el mensaje que emergió de esa sesión no fue tan nítido como la opinión pública esperaba. Allí la cantante aseguró que le había perdonado, que ella y Brown se querían y siempre lo harían. Que en el momento de su ataque, sintió preocupación por él y un impulso protector. 

Toda su saga se ha podido seguir de manera paralela en sus respectivas carreras. Él le pedía perdón en la cación Off that Liquor. Ella ha coqueteado con el tema de la violencia de género en muchos de sus temas y sus videos, y no siempre se ha entendido. Hubo quien vio en el vídeo de su hit con Eminem Love the way you lie una glorificación de la violencia. Marjorie Gilbert, de la ONG Break the Cycle, que trabaja en la prevención de los abusos sexistas entre adolescentes, declaró entonces que la canción podía "transmitir el mensaje de que este tipo de relaciones son aceptables". Ahora darán su propia versión de los hechos. Juntos. Se ha filtrado ya el primer single del próximo disco de Rihanna, Unapologetic, un dueto con Brown titulado Nobody's Business ("No es asunto de nadie") y todo indica que, con su estilizada producción y Brown en su mejor imitación de Michael Jackson, la canción será un éxito global. La periodista Amanda Marcotte se adelantaba a la previsible polémica en un artículo de Slate titulado "la canción de Rihanna y Chris Brown será un hit y será culpa nuestra". El artículo capturaba el rechazo y a la vez macabra fascinación que suscita la pareja en la opinión pública. "La mayor parte de la gente decente encuentra perturbadora esta danza pública de obsesión entre las dos estrellas, pero no podemos dejar de mirar". Marcotte casi culpa a la prensa por empujar a Rihanna a los brazos de Brown: "cuando hablamos de violencia doméstica en términos de por qué vuelve la víctima, todo lo que la víctima oye es que es débil y estúpida. Eso la vuelve desafiante y hace que se mantenga fiel a su acosador, para demostrar que puede tomar sus propias decisiones". "No sé lo que pasa por la cabeza de Rihanna pero sus acciones son una demostración muy pública de muchas víctimas de violencia de género que mantienen sus relaciones tóxicas", añade. 

Lo único claro es que al vicioso triángulo que forman Brown, Rihanna y la opinión pública le quedan muchos capítulos.

La cantante colgó en Twitter esta foto de Chris Brown en la cama.

Archivado En