Resuelto el misterio de Pepe, el español inseparable de Céline Dion en París
Pepe Muñoz es el hombre del momento. Hablamos con este bailarín accidental e ilustrador por vocación que ha acompañado a la diva en su gloriosa semana en la alta costura.
Tan inesperada como la consagración definitiva de Céline Dion como icono de estilo es el salto a la fama, y nunca mejor dicho, de su nuevo acompañante en la Alta Costura parisina, el bailarín e ilustrador de moda español Pepe Muñoz. Muchos lo recordarán como uno de los profesores de Fama, el reality de Cuatro de hace unos años, aunque este joven y encantador malagueño de adopción nacido en Alicante se había alejado de los medios y tenía un perfil po...
Tan inesperada como la consagración definitiva de Céline Dion como icono de estilo es el salto a la fama, y nunca mejor dicho, de su nuevo acompañante en la Alta Costura parisina, el bailarín e ilustrador de moda español Pepe Muñoz. Muchos lo recordarán como uno de los profesores de Fama, el reality de Cuatro de hace unos años, aunque este joven y encantador malagueño de adopción nacido en Alicante se había alejado de los medios y tenía un perfil poco llamativo en las redes sociales. Han sido estas últimas las que, paradójicamente, le han puesto de nuevo en el disparadero.
La culpa la tiene la sesión de fotos de Céline Dion que se ha hecho viral para la edición estadounidense de Vogue. En ella, la publicación desvelaba que el español, bailarín en su gira, le acompañaba como escudero fiel a los desfiles de París y destacaba que tanto él como la cantante «son dos grandes amigos, inseparables en el escenario y fuera de él». Una mención de lo más significativa para que todo el mundo se haya preguntado quién es y por qué acompaña a Dion a todas partes. “Estoy completamente sobrepasado por la repercusión que ha tenido todo esto” nos comenta por teléfono desde una terraza parisina a punto de embarcar para Lyon, siguiente parada en la gira europea de Dion. Estos días en la capital francesa han sido mitad locura y mitad sueño, porque a Muñoz la obsesión por la moda en general y la Alta Costura en particular le viene de siempre y cita a su madre, Paloma, y a su abuela, “una señora bilbaína de esas elegantes de toda la vida”, como las catalizadoras de una curiosidad a las puertas de convertirse en un trabajo a tiempo completo.
La cantante y él se conocen desde hace unos años. Fue un conocido suyo, cocinero en casa de los Angélil, el que le habló a Céline de él al tiempo que la cantante buscaba un partenaire para sus bolos a este lado del charco. Le volaron de vuelta a Nevada, coreografió su número sobre la marcha, y la diva canadiense quedó prendada de él. Tal es su conexión dentro y fuera del escenario que su relación llega hasta hoy.
De su afición compartida por la moda Céline no supo hasta hace relativamente poco. “Un día Matthieu, el amigo que nos presentó, le comentó a Céline que yo además de bailar dibujaba. Le enseñó mi cuenta de Instagram y dice que se le saltaban las lágrimas. Pues ya somos dos, porque desde que la conozco no paro. ¡Será por todas las cosas extraordinarias que me están pasando!”. Y tan extraordinarias. El pasado 26 de junio, día de su cumpleaños, ese mismo amigo le propuso a Céline que como regalo le dejara acompañarla a los desfiles de París aprovechando el paso del tour por la ciudad.
Dion, una mujer para la que Pepe solo tiene palabras de admiración, accedió encantada. “De repente me vi mano a mano con ella y Law Roach –su estilista– en el desfile de Schiaparelli, y en el de Giambattista Valli, junto a Rossy de Palma y Blanca Li. Una pasada, lloré como nunca. Céline vive la moda con una pasión tan desmedida como la mía y nos emocionamos juntos” confiesa Muñoz con el sentimiento todavía a flor de piel. Lo mejor estaba por llegar. “Lo más alucinante fue compartir con ella la sesión de fotos a cargo de Vogue. Es una mujer tan altruista que me dejó asistir al ahora famoso shooting sin problema, y además enseñándole mi trabajo a todo el mundo. Lo pasamos fenomenal con Sally Singer -editora de la publicación- y todo el equipo de la revista. Hasta me propusieron posar junto a Céline en una producción audiovisual a cargo de Gordon Von Steiner –el director que firma los vídeos de la gala del MET– que tenían programada acto seguido, pero decliné. Preferí asistir pero quedarme a un lado, observando y dibujando, que es lo que de verdad me motiva”.
Muñoz empezó a labrarse una carrera en el mundo del baile casi por casualidad. Fue uno de los profesores en la pequeña academia a la que se apuntó en Málaga el que le animó a seguir por ese camino en vista de su talento, lo que le llevó becado al Ballet Nacional de Cuba y al Royal Ballet de Londres. Pero Pepe siempre tuvo claro que lo suyo eran los musicales, y no le importó llegar a bailar en las calles, donde los avispados productores de Cats le invitaron a hacer un casting para el conocido musical. De la capital británica dio el salto a Las Vegas con un espectáculo del Cirque du Soleil, un cabaret erótico que acabó de confirmar que lo suyo se alejaba cada vez más de la danza para acercarse a su otra vocación, todavía por explotar. “El vestuario estaba firmado por Thierry Mugler, y me tenía fascinado”, apunta, “ahí empecé a darme cuenta de que mis prioridades estaban cambiando”.
De vuelta a España empezó a cultivar una predisposición natural para el dibujo heredada de su abuelo, dibujante y publicista de profesión del que habla con cariño y devoción. “¿Te acuerdas de la última colección de John Galliano para Dior, la de Primavera/Verano de 2011? Pues un día empecé a hacer bocetos inspirado por sus diseños, y desde entonces no he parado”. Poco después se cruzó en su camino Céline Dion.
A Muñoz seguro que no le van a faltar oportunidades en este campo a partir de ahora. Sus bocetos aparecerán en las páginas de Vogue como parte del reportaje protagonizado por Dion, y Bertrand Guyon, el director creativo de Schiaparelli, le ha ofrecido un puesto como aprendiz. De momento Pepe se quiere tomar las cosas con calma. “La gira en la que estamos inmersos acaba el 5 de agosto. A partir de ese día todo puede pasar, no le cierro las puertas a nada pero me encantaría seguir explorando mi faceta como ilustrador”. Mientras tanto seguirá compitiendo con su mentora a ver quién sabe más de moda. “El otro día a Céline le pusieron unas preciosas botas de cristales que yo tenía fichadísimas y le comenté que me encantaba lo que estaba haciendo Anthony Vaccarello. Ella toda mosca se extrañó diciendo que no eran del tal Vaccarello, que eran de Saint Laurent. Ahí me vi obligado a puntualizar -se refería efectivamente a unas botas de la colección de Otoño-Invierno 2017 de Anthony Vaccarello para Saint Laurent- y la tuve que corregir”. Minipunto para el bailarín.