¿Quién quiere vestir como Rihanna?
Se hincha a vender discos y la chica tiene voz; pero, honestamente, la industria de la moda no la necesita como creadora.
Una celebridad colaborando con una marca de ropa, más que novedad, es rutina. Pero cuando creíamos que ya nada podría asustarnos, la cadena británica River Island confirma que Rihanna será la diseñadora de una colección que pondrá a la venta en primavera. Si se hace caso a las cifras que rodean a la de Barbados, el negocio se espera redondo. Ella es la única cantante capaz de encadenar nuevos sencillos casi cada mes sin cansar al público.
Pero por mucho que parezca algo imposible en el mundo del pop, donde la música es solo una pequeña porción del c...
Una celebridad colaborando con una marca de ropa, más que novedad, es rutina. Pero cuando creíamos que ya nada podría asustarnos, la cadena británica River Island confirma que Rihanna será la diseñadora de una colección que pondrá a la venta en primavera. Si se hace caso a las cifras que rodean a la de Barbados, el negocio se espera redondo. Ella es la única cantante capaz de encadenar nuevos sencillos casi cada mes sin cansar al público.
Pero por mucho que parezca algo imposible en el mundo del pop, donde la música es solo una pequeña porción del conjunto que convierte a una artista en icono, el triunfo en las listas no siempre se traduce en necesidad de imitar su estilo.
Especialmente tratándose de alguien como Rihanna, que ha pasado de ser aquella elegante promesa, que en 2007 bailaba entre chispas y gotas de agua en el vídeo de Umbrella, a una mujer de 24 años preocupada por demostrar al mundo su fortaleza e independencia a través de una imagen tan hipersexual que, con frecuencia, cruza la línea de la provocación para adentrarse en lo vulgar.
En un elogioso artículo que Stella McCartney escribió en abril, cuando la cantante fue elegida como una de las 100 personalidades más influyentes del mundo por la revista People, la diseñadora aseguraba: «Rihanna prácticamente acaba de llegar y todavía tiene mucho que ofrecer. No la perdáis de vista». No parece factible que algo así pueda pasar a corto plazo. Y es que frente a compañeras de profesión que siguen a rajatabla una marcada línea de estilo, ella se mantiene en el centro de la atención pública con constantes y arriesgados cambios de look que, si bien resultan inspiradores para fans adolescentes devotas del new is always better, generalmente confunden al resto.
¿Está la calle preparada para ser como Rihanna? Hasta que veamos el resultado final de esta colaboración no podremos saberlo. Pero antes de coger el lápiz, no le vendría mal seguir el ejemplo de los profesionales de la moda y, como ellos con sus propuestas de pasarela, rebajar el tono cuando llegue a las tiendas.