¿Por qué a los famosos les ha dado por andar descalzos?

¿Para conectar con la naturaleza? ¿Volver a nuestros orígenes? Rihanna o Chris Martin son sólo algunos de los que apuestan por caminar sin zapatos.

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En la campaña publicitaria de primavera-verano de Chanel, Gisele Bündchen lucía los modelos de la maison en emblemáticos puntos de París como el Pont des Arts o el Café de Flore, con prendas oversize… y sin zapatos. ¿Un mero recurso estético? Quizá no.

Gisele Bündchen descalza en la campaña de primavera verano de Chanel.

Chanel

Lo último entre las celebrities es ir descalzas por la vida. Y no hablamos solo de Gigi Hadid en el pasado Coachella, sin zapatos con su vestido blanco y pañuelo gipsy en la cabeza, porque al fin y al cabo es un festiv...

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En la campaña publicitaria de primavera-verano de Chanel, Gisele Bündchen lucía los modelos de la maison en emblemáticos puntos de París como el Pont des Arts o el Café de Flore, con prendas oversize… y sin zapatos. ¿Un mero recurso estético? Quizá no.

Gisele Bündchen descalza en la campaña de primavera verano de Chanel.

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Lo último entre las celebrities es ir descalzas por la vida. Y no hablamos solo de Gigi Hadid en el pasado Coachella, sin zapatos con su vestido blanco y pañuelo gipsy en la cabeza, porque al fin y al cabo es un festival que puede prestarse a este tipo de excentricidades bohemias… Ni tampoco hablamos de Shakira sobre el escenario o en sus videos musicales. No. Es el 'barefoot walking', la tendencia por la que los famosos hacen sus actividades cotidianas en ausencia absoluta de calzado. Por ejemplo, Chris Martin va al supermercado o se pasea por Malibú en vaqueros y camiseta pero completamente descalzo.

Sobre las aceras, sobre el asfalto… El cantante de Coldplay no es el único. También hemos visto caminar descalzos por las ciudades a Elle McPherson, Rita Ora, Naomi Watts, Tori Spelling, Gwen Stefani, Orlando Bloom, Heidi Klum, Lady Gaga, Molly Sims y la propia Gisele, esta vez por decisión propia y no sólo por exigencias profesionales.

Gigi Hadid de festival en Coachella o Pamela Anderson y su hijo comiendo helado. Para ellos lo mejor es andar descalzos.

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Los (supuestos) beneficios de esta tendencia se han reflejado en el libro Barefoot Walking, escrito por Michael Sandler y Jessica Lee, convertido en un éxito editorial en Estados Unidos, con el lema free your feet, (libera tus pies) para "minimizar el impacto, maximizar la eficiencia y descubrir el placer de entrar en contacto con la tierra”. Un lema perfecto para celebrities ávidas de tendencias que suenen a eco y a bio. Los autores también han escrito Barefoot Running, con la misma filosofía para los runners.

Caminar descalzo es una práctica muy común en otros puntos del planeta como Australia o Nueva Zelanda. En Europa se ve muy poco, aunque comienza a aparecer en Holanda e incluso en Berlín, donde curiosamente los papás descalzan a los niños en cuanto llegan al parque. En España ni se ve ni probablemente se verá (porque no cuenta el caminito de la playa al chiringuito). Aquí se asocia el ir descalzo con poca higiene y seguramente la aparición de una persona en el supermercado sin zapatos atraería todas las miradas, pero no positivamente.

Chris Hemsworth, Hillary Duff y Mathew McConaughey.

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Y luego está el aspecto de la salud. Miguel Cánovas, vocal del Colegio de Podólogos de Madrid y ex presidente de la Asociación Española de Podología, explica que descalzarse y estar un rato en casa sin zapatos después de la jornada laboral/escolar puede ser positivo, para que el pie descanse de la compresión del calzado. Pero de ahí a ir descalzo a la compra, hay un abismo. “Eso es una barbaridad. Lo desaconsejo totalmente desde el punto de vista dermatológico, por la protección de la piel del calor del asfalto o de cristales o clavos que puedan causar heridas, y también desde el punto de vista muscular, porque nuestros pies no están adaptados a ello. Han sido año de evolución y no podemos pretender cambiarlo de repente”.

Y no solo por las ciudades va el hombre descalzo. El barefoot también se ha asomado a las alfombras rojas (tímidamente, eso sí), que por lo menos están más mullidas que el asfalto. Adriana Karembeu se atrevió en 2011 a plantarse en Cannes (donde precisamente este año hemos vivido la polémica de la exigencia del tacón), con un vestido de princesa rosa con falda de tul y totalmente descalza. Más recientemente, en la última edición de la Berlinale el pasado febrero, Cate Blanchett presentaba La Cenicienta con un vestido de lentejuelas de Givenchy y un par de sandalias negras que acabaron en su mano, posiblemente por efecto de unos tacones de horror.

Lady Gaga, Heidi Klum y Tori Spelling

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