Paula Vázquez: «No sé si Arturo Valls tiene hijos, pero de nosotras se sabe todo»
La presentadora regresa a la parrilla con la segunda temporada del reality El puente. Hablamos con ella sobre el éxito de este tipo de formatos en nuestro país, el machismo en los medios o por qué no ha salido a la luz el Weinstein español.
Antes de comenzar la conversación, Paula Vázquez decide cambiar de asiento para situarse más cerca de su interlocutor. El gesto delata un instinto de familiaridad, cualidad siempre reseñada en su perfil como presentadora televisiva, y puede que también la voluntad de no protagonizar la enésima polémica viral producto, según ella, de la tergiversación de sus palabras. La gallega atiende a S Moda en la sexta planta del madrileño Museo Reina Sofía con motivo de la presentación de la nueva temporada del canal #0 de Movistar +. Ella es una de las caras más...
Antes de comenzar la conversación, Paula Vázquez decide cambiar de asiento para situarse más cerca de su interlocutor. El gesto delata un instinto de familiaridad, cualidad siempre reseñada en su perfil como presentadora televisiva, y puede que también la voluntad de no protagonizar la enésima polémica viral producto, según ella, de la tergiversación de sus palabras. La gallega atiende a S Moda en la sexta planta del madrileño Museo Reina Sofía con motivo de la presentación de la nueva temporada del canal #0 de Movistar +. Ella es una de las caras más visibles de la joven cadena gracias a dos formatos de telerrealidad: El puente (que regresa este 23 de septiembre) y FAMA a bailar (renovada por una segunda edición). A Vázquez, más que haberse puesto en la diana de la opinión pública reaccionaria al rebelarse ante la imagen de presentadora florero, lo que le fastidia esta mañana es un calzado “incomodísimo” y una falda “que se abre”. Dice haberse levantado de madrugada para lucir como los objetivos esperan de ella, algo que no experimentarán ninguno de los actores de series o caras del periodismo deportivo también presentes en el acto. “Es ridículo, es todo por un tema de estética. Ahí seguimos”, afirma. Ahí sigue ella.
Vuelves con la segunda temporada de El puente, ¿qué tiene el formato reality que te llama tanto?
Me gusta la telerrealidad porque en muchos casos supera a la ficción, pero lo que más me atrae es cómo está evolucionando. En España la asociamos a Gran Hermano pero por ejemplo, la misma productora Zeppelin TV, hace otros géneros como El puente. Es un formato que se desmarca por completo, a veces tengo que explicar a la gente que todo lo que han visto es real, que no hay guion. Está contado como si fuera cine y eso se nota.
También presentas FAMA a bailar en #0. ¿Qué diferencias percibes entre la primera generación (emitida en Cuatro) y esta última?
Hoy estamos recogiendo lo sembrado. En la primera edición no se atrevían a decir en casa que querían ser bailarines por los estereotipos, sobre la homosexualidad, etc. Ahora nos hemos encontrado con chavales muy jóvenes y preparados, que han viajado por todo el mundo y saben quiénes son. Concursantes que con 19 años ya tienen su propia academia o están dando clases en Shangái o Santo Domingo. La aldea global de la que hablábamos hace unos años se refleja en esta generación.
¿Las cadenas generalistas piensan en ellos en sus programas de televisión?
No lo sé, no veo las cadenas generalistas desde hace tiempo. Consumo televisión bajo demanda, me programo y veo la tele cuando puedo y quiero.
Hemos conocido recientemente la dimisión del presidente de la CBS, Les Moonves, tras ser acusado de acoso sexual. ¿Por qué aquí no ha salido ningún Weinstein o Moonves?, ¿vivimos en Disneylandia?
Sí, vivimos en Disneylandia… Es que son ellos los que dirigen, entonces…
Allí también son los que dirigen.
¿Y eso qué te hace pensar?, ¿qué no existen o que son ellos quienes mueven los hilos y por eso no puedes hacer nada?
¿Nadie se atreve en España?
Por desgracia aquí lo tenemos naturalizado. Yo me descubro a veces en vídeos de Youtube de hace 20 años contando chistes machistas que hoy no contaría. En España existe, claro que existe, pero estamos tan acostumbradas a ese tipo de acoso, está tan normalizado, que hasta lo contamos entre risas, nos parece hasta simpático. Nos han hecho pensar que es normal que un baboso te diga algo o que dé una lección moral sobre tu vida privada. En este país los programas y las revistas del corazón viven de eso, de criticar a las famosas y a los hombres que rodean a las famosas. Se nos juzga por la vida sexual, si tenemos hijos, si estamos casadas… Yo no sé si Manel Fuentes está casado o si Arturo Valls tiene hijos, pero de nosotras se sabe absolutamente todo. No es justo.
Nunca has tenido miedo a hablar pero, ¿echaste de menos cierta solidaridad por parte de tus compañeras comunicadoras?
Y por parte de los comunicadores, que para defender el feminismo también hacen falta los hombres… En España hemos pasado por una crisis brutal y entiendo que la gente no se quiera jugar el cuello. Yo tengo mi vida resuelta, no tengo hijos y me puedo arriesgar. Ahora, nos iría mejor si la gente abriera la boca y dijera lo que está viviendo porque no es algo que solo yo sienta, es algo que todos hablamos de puertas para adentro.
Dices que prefieres no hablar sobre los responsables de tus años de sequía profesional para no meterte en líos, que lo reservas para tu libro.
Hay un momento en el que te encuentras tantos titulares tergiversados que piensas que igual tienes que dar tu propia versión. Por ejemplo, hace un año me preguntaron cómo veía la tele y yo contesté que muy machista, que no veía mujeres. Alguien mencionó que en Antena 3 no había mujeres debido a la casualidad, y yo le contesté que eso que había dicho era misógino. El titular fue: ‘Paula Vázquez dice que Antena 3 son unos misóginos’. Al final, cada vez que abro la boca me cierro puertas de trabajo y yo vivo de esto. Y siempre por malentendidos, nunca por lo que realmente he dicho. Si me escucharan sé que me darían la razón. Así que llega un momento en el que dices: «Un día voy a contar mi versión de los hechos y alguno se va a cagar, va a flipar».
Esperamos el lanzamiento pues.
El libro se va a llamar así: ‘Qué casualidad’. ¡Qué casualidad que no haya presentadoras! Nosotras siempre oímos esa expresión… ¿Hemos venido todos a mitad del desierto y nadie ha pensado que tengo la regla y necesito ir al váter? No es casualidad.
¿Has notado algún cambio en la industria a raíz del movimiento #MeToo?
Socialmente, sí. En cuanto a las cadenas, hay algunas que sí y otras que no. En algunas se siguen dirigiendo al público con un ‘señores’, y hay cadenas donde te tratan de tú. ‘Señores…’ Yo creo que en el siglo XXI ya está bien.
Con todos los insultos y amenazas que has recibido, ¿por qué sigues en Twitter?
Las redes sociales son un atril impresionante donde defenderte. Yo no lo voy a dejar, les bloqueo y que se vayan ellos. No me van a echar de mis redes. Es verdad que he bajado el perfil un poco, porque empezaba a preocuparme que se hablara más de lo que pienso que de mi trabajo. Invitaría a todos estos que me amenazan a tomarse un café conmigo.
Masterchef Celebrity, GH Vip, Tu cara me suena… ¿te animarías a participar en alguno?
Disfruto viéndolos y tengo muchos amigos que participan, pero no me veo concursando. Tendría problemas con el presentador porque tengo un afán de protagonismo inmenso… (ríe). No podría tener un papel secundario.