Mujeres financieras, ejercicio de contención
El estilo austero de las banqueras expresa su intención de no llamar la atención en un mundo de hombres. Pero, por fortuna, siempre hay excepciones.
Se han hecho fuertes en un mundo de hombres que no aman –profesionalmente– a las mujeres. Los testimonios de quienes decidieron no aguantar más la exclusión en el sector financiero son poco alentadores. Nina Godiwalla, exempleada de Morgan Stanley, cuenta en su libro Suites: A Women on Wall Street (Trajes, una mujer en Wall Street): «Había clientes que exigían que no intervinieran mujeres en sus negocios y se celebraban reuniones en clubes de striptease». Quizá por eso, las que sí han resistido los embates de un sector dominado por la hostilidad co...
Se han hecho fuertes en un mundo de hombres que no aman –profesionalmente– a las mujeres. Los testimonios de quienes decidieron no aguantar más la exclusión en el sector financiero son poco alentadores. Nina Godiwalla, exempleada de Morgan Stanley, cuenta en su libro Suites: A Women on Wall Street (Trajes, una mujer en Wall Street): «Había clientes que exigían que no intervinieran mujeres en sus negocios y se celebraban reuniones en clubes de striptease». Quizá por eso, las que sí han resistido los embates de un sector dominado por la hostilidad contra la competencia femenina se han thatcherizado.
Las mujeres más poderosas de la banca tienen un estilo común: pelo corto, trajes de línea recta, chaquetas a lo Angela Merkel, colores neutros y, en sus ojos, una mirada curtida y el gesto triunfal de quien ha conquistado la cumbre. Los estampados príncipe de gales y la raya diplomática comportan un alarde de modernidad y las perlas, una licencia de feminidad.
El ejemplo español, Ana Patricia Botín, es una excepción, amparada quizá por el apellido líder de la beautiful financiera, una casta que en nuestro país combina con soltura grandes dosis de poder y protagonismo en el papel cuché. Ello le permite explorar el lado femenino de los trajes de Burberry y de las hermanas Molinero, sin que nadie cuestione su profesionalidad.
La discriminación sexual en la banca estadounidense alcanza los cursos de formación para mujeres. El último, que imparte Ellen Alemany, consejera delegada de Citizens Finantial Group, recibe el título de Dress for Success Financial Literacy Program (Programa Vestidas para Triunfar). Más allá del nombre, el curso no trata en absoluto el asunto de la ropa.
Sí lo hace el blog Corporette. A Fashion and Lifestyle Blog for Overachieving Chicks (moda y estilo para triunfar más allá). Corporette selecciona trajes aptos para ir a trabajar, con un deje fashionista. Hay mercado. La web Mergers & Inquisitions publica artículos con consejos para «no ser despedida por llevar un atuendo inapropiado». El objetivo: dar una imagen profesional y «no de secretaria sensual».
Para estas mujeres solamente hay una excepción: la cena anual Women in Banking, solo para las damas de hierro de las finanzas, en la que se permiten lucir vestidos ceñidos a la cintura, escotes más abiertos y colores brillantes.