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Mucho más que la viuda de David Bowie: los espectaculares 65 años de Iman, la somalí que cambió las reglas de moda

Repasamos los hitos de Iman Bowie que defendió a través de las pasarelas y las cabeceras más prestigiosas del mundo sus raíces africanas

Su descubridor, Peter Beard – Con 20 años, mientras se dirigía a la facultad de Ciencia Políticas de Nairobi, el fotógrafo estadounidense Peter Beard le hizo una proposición que cambiaría para siempre su destino. “Me preguntó si alguna vez me habían fotografiado. Me sentí muy insultada porque pensé: '¡Oh, aquí va un hombre blanco que piensa que los africanos nunca han visto una cámara en su vida!'”, narró en CBS News. Él, prendado de su espectacular figura, fue consciente desde un primer momento del brillante en bruto que acababa de conocer. “Me dijo ‘te pagaré’. ¡Y esa fue la primera transacción comercial que hice!”, apostilló al respecto. Cierto es que con el dinero que recibió, 8.000 dólares, su intención era pagar la matrícula anual de la universidad. No obstante, cuatro meses después de aquello, y sin que sus padres lo supieran, la agencia Wilhelmina Models se interesó en ella y tomó un avión con destino a Nueva York con un claro objetivo: convertirse en una de las mayores supermodelos de la historia.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)
Aprendió el oficio en tiempo récord – El 15 de octubre de 1975 aterrizó en la Gran Manzana. Por entonces no sabía andar en tacones ni maquillarse, pero en pocos días superó esas adversidades y no se dejó intimidar por nada ni nadie. De hecho, a principios de 1976, en su primera sesión para Vogue, posó para Arthur Elgort con una profesionalidad y una naturalidad aplastantes. De todos modos, eso no quita que tuviera que batallar en sus inicios con la incomprensión de muchos profesionales de la época. Por ejemplo, ahí está el día que conoció al diseñador Halston, quien nada más verla le preguntó: “Querida, ¿puedes caminar?”. La respuesta de Iman, décadas después, sigue siendo digna de enmarcar: “¿Cómo diablos crees que llegué hasta aquí?”. Aquellos prejuicios, sobre todo, los alimentó el propio Beard, ya que antes de que llegara a tierras estadounidenses hizo correr la leyenda de que la había descubierto en medio de la selva y que no hablaba ni una pizca de inglés. Nada más lejos de la realidad: Iman domina cinco idiomas y se crio en un ambiente sumamente intelectual.Arthur Elgort (Conde Nast via Getty Images)
No tuvo una infancia fácil – Nacida en Mogadiscio, Somalia, su padre Mohamed era diplomático y embajador somalí en Arabia Saudí, mientras que su madre, Marian, trabajaba de ginecóloga. Como le contó a Fern Mallis en 2015, “éramos muy, muy pobres, pero de alguna manera, como niños, nunca lo experimentamos. Nunca pasamos hambre. Mis padres eran muy políticos y realizaban dos o tres trabajos al mismo tiempo, así que ese es el entorno en el que crecí. Alentaron la educación, especialmente la mía, siendo una niña musulmana somalí”. Sin ir más lejos, como en Arabia Saudí no podía estudiar por el simple hecho de ser mujer, su familia decidió que terminara la educación secundaria en El Cairo. Tiempo después volvió a su país natal, pero en 1969, tras el asesinato del presidente Abdirashid Ali Shermarke y el golpe militar de Mohamed Siad Barre, huyó junto a su madre y sus cuatro hermanos hasta Kenia. “Imagínate: tenemos nuestro propio chófer, nuestro propio automóvil y vamos a todas partes con seguridad al ser la familia del embajador. De pronto Somalia tuvo una revolución y se convirtió en un régimen militar. Todas las embajadas estaban cerradas y, de repente, la gente con la que trabajaba mi padre desapareció. Así, en medio de la noche, mi madre tomó una camioneta y con poco más que la ropa que llevábamos puesta nos dirigimos a la frontera de Kenia y la cruzamos a pie. Literalmente tengo dos fotos mías de pequeña. Soy la cara de una refugiada. Los refugiados son, el 99% de las veces, personas que han abandonado sus países por temor a sus vidas”, detalló al respecto.Ishimuro (Conde Nast via Getty Images)
Heroína contra el racismo y en favor de la igualdad salarial – Cuando Iman llegó a Nueva York su mayor competidora era Beverly Johnson. Muchos trataron de enemistarlas, aunque consiguieron justo lo contrario porque compartían una lucha común. “De repente yo era una ‘modelo negra’. No era consciente de que esa era una manera de describir a alguien. No sabía que el color de tu piel definía la primera descripción acerca de quién eres. Me pilló por sorpresa porque, obviamente, acababa de llegar de un país 100% negro, por lo que esa era una forma diferente de describirme a mí misma. Luego me encontré con los problemas salariales que enfrentaban las modelos negras en ese momento. Había una gran discrepancia entre lo que hacían las modelos negras y lo que hacían las modelos blancas; para mí eso fue muy sorprendente. Entonces le dije a Wilhelmina: ‘Me pagan por los servicios que presto, independientemente de mi color’. Si el cliente dice: ‘No quiero una mujer negra’, me parece bien. Sin embargo, si el cliente me va a contratar, tiene que pagarme igual que a otra modelo”, defendió con firmeza a lo largo de toda su carrera. Sí, Naomi Campbell o Alek Wek tienen mucho que agradecerle.frederic meylan (Sygma via Getty Images)
Fue la musa de uno de los más grandes – De Gianni Versace a Calvin Klein, pasando por Donna Karan, Azzedine Alaïa o Thierry Mugler. La lista de diseñadores que confiaron en la modelo es tan extensa que da para un libro. Aunque si se le pregunta a Iman, su favorito siempre fue y será Yves Saint Laurent, quien se inspiró en la somalí para confeccionar su famosa colección The African Queen. Durante semanas ella fue su único maniquí. “Cuando Yves me dijo que quería crear una colección completa sobre mí pensé: ‘Oh, Dios mío, ¡por supuesto!’. No tenía ni idea de lo que aquello realmente implicaría. Fui a París y todos entramos a su estudio. Tenía cientos de rollos de tela y tuve que estar allí parada mientras él simplemente ponía telas en mi cuerpo y sin nada más, sin esbozos o alfileres, tomó las tijeras y empezó a cortar. Después de hacer el show David Bailey vino y tomó unas fotos. Fue un momento memorable para mí. Me encantó. Trabajar con tales visionarios es una experiencia única en la vida. Y he tenido el privilegio varias veces, así que me considero verdaderamente bendecida”, recordó sobre la experiencia hace un lustro con motivo de su sesenta aniversario.Peter Turnley (Corbis/VCG via Getty Images)
Sobrevivió a un grave accidente de tráfico – 1983 es un año que no olvidará fácilmente nuestra protagonista. En uno de los momentos más dulces de su carrera, volviendo a casa tras acudir a una cena, un conductor ebrio impactó contra el taxi en el que se encontraba. Ocurrió entre la neoyorquina Primera Avenida y la Calle 37. Se fracturó el pómulo, la cuenca de un ojo, la clavícula y varias costillas. “Mi médico me dijo que no me preocupara, que se curaría sin cicatrices importantes. Pero no estaba preocupada. Cuando pensé en el hecho de que no estaba muerta o paralizada, renunciar al modelaje parecía un pequeño precio a pagar”, desveló sobre aquellos cinco meses en los que se vio obligada a reposar en una cama. Una vez recuperada volvió por la puerta grande a las pasarelas hasta 1989, el momento en el que decidió retirarse de la moda. Aunque lo cierto es que, desde entonces, no ha destacado precisamente por su inactividad.Ronald Siemoneit (Sygma via Getty Images)
Una foto para la historia – En 2001, con motivo de la publicación de I Am Iman (un libro que recogía sus mejores editoriales de moda, al igual que sus vivencias en la industria), no dudó en llamar a la fotógrafa Annie Leibowitz para que tomara una instantánea que, aún hoy en día, no ha vuelto a repetirse. Por vez primera, las 16 modelos de color más laureadas de la historia fueron retratadas juntas. Entre otras, Iman reclutó a Beverly Johnson, Tyra Banks, Naomi Campbell, Cynthia Bailey, Noémie Lenoir o Alek Wek para una imagen que marcó una época. “Para mí, creo que esa fue una de las cosas que más orgullo me dio hacer. Nunca ha habido una foto de tantas modelos negras juntas en una habitación. Es una fotografía histórica”, confesó al New York Post.Steve Eichner (Getty Images)
Los hombres de su vida – Más allá de su padre, que desde bien pequeña le inculcó la importancia de la educación y que “el cielo es el límite” para cualquier mujer, Iman ha tenido tres grandes amores conocidos. El primero de ellos fue un misterioso empresario somalí llamado Hassan que trabajaba para la cadena hotelera Hilton. Se casó con él a los 18 años y, una vez arrancó su carrera de modelo en Estados Unidos, pidió los papeles del divorcio. Jamás ha hecho una declaración pública sobre él. La segunda vez que pasó por el altar fue en 1977 con el jugador de baloncesto Spencer Haywood. Lo suyo duró diez años, pero lo que ella no podía imaginarse es que inauguraría la década de los noventa conociendo al que en 1992 se convertiría en su tercer y más célebre esposo. Sí, hablamos del irrepetible David Bowie.Time Life Pictures (The LIFE Picture Collection via )
No es la viuda de David Bowie, sino de David Jones – Recientemente alejada de las pasarelas, en 1990 el peluquero de Iman le propuso ir a una fiesta juntos. No obstante, la fiesta como tal en realidad era una farsa y la modelo acabó cenando en una mesa para cuatro (que bien podría definirse como una cita a ciegas) en la que se encontraba el mismísimo David Bowie. A pesar de sus reticencias, lo suyo fue amor a primera vista. “No estaba lista para una relación. Definitivamente no quería entablar una relación con alguien como él. Pero como siempre dije: me enamoré de David Jones. No me enamoré de David Bowie. Bowie es solo una persona. Es un cantante, un artista. David Jones es el hombre que conocí”, verbalizó en The Guardian. Hasta que el autor de Space Oddity falleció a principios de 2016 fueron inseparables, y no parece que en estos momentos quiera reemplazarle por otro. “Nunca me volveré a casar. El otro día estando con alguien mencioné a mi esposo y me dijeron: ‘¿Te refieres a tu difunto marido?’. Dije: ‘No, él siempre será mi esposo’. Me siento muy sola. ¿Pero quiero una relación? No puedo decir nunca, pero no, ahora no”, confesó a Net-A-Porter en 2018.Andrew H. Walker (Getty Images)
Recelosa de su vida privada– Apenas un año después de casarse con Spencer Haywood dio a luz a su primera hija, Zulekha, en 1978. Sin embargo, a los 45, tras siete años intentándolo, con Bowie, en el 2000, concibió a Alexandria, a la que cariñosamente llama Lexi.Arnaldo Magnani (Getty Images)
La génesis de un gran imperio – En 1994, pese a llevar años fuera de los focos, no se quedó precisamente de brazos cruzados: ideó su propia firma de maquillaje, Iman Cosmetics, una empresa que considera “mi mayor legado” y que factura anualmente más de 20 millones de dólares. ¿Cómo surgió la idea? “En mi primera sesión para Vogue el maquillador no tenía ninguna base para las chicas negras. Eso fue lo que plantó la semilla en mi cabeza para crear Iman Cosmetics. Cuando trabajas en la industria tu apariencia es tu moneda de cambio. Si no tienes una buena imagen no volverán a contratarte, y nadie culpará por ello al equipo de belleza o al fotógrafo. Esto me hizo comenzar a experimentar con el maquillaje desde una etapa temprana. Cuando anuncié mi intención de lanzar Iman Cosmetics no me tomaron en serio. En Estados Unidos, cuando se habla de mujeres de color, la gente solo piensa en la piel negra. Pero quería hacer algo más diverso. Si caminas por las calles del SoHo puedes ver a chicas asiáticas con rastas, puertorriqueñas con pelucas rubias… Esa fue mi inspiración. El lanzamiento fue un éxito porque llegó en un momento en el que el multiculturalismo se estaba volviendo grande. De repente, las mujeres de a pie no tenían que lidiar por conseguir el maquillaje correcto”, explicó en 2018 a Vogue Arabia. En la imagen, como portada de S Moda en 2013.
Humanitaria– Filántropa donde las haya, desde hace muchísimo tiempo Iman trabaja altruistamente como portavoz y embajadora en organizaciones como CARE (en la que desde 2019 ejerce de Defensora Global), Keep A Child Alive o Save the Children. Atendiendo a sus raíces, se sobreentiende su faceta más solidaria. “Las organizaciones benéficas en las que participo se centran principalmente en los niños y las mujeres porque, como africana que soy, veo que esos son los dos grupos de personas más afectados. Las mujeres y los niños no inician las guerras civiles. Son los hombres quienes las inician, mientras que las mujeres y los niños son los que se quedan atrás. Son las mujeres las que son violadas; son los niños los que se convierten en esclavos de guerra y niños soldados. Ese tipo de violencia es monótona, consistente y sistemática”, expresa sobre su vocación humanitaria.