Melania Trump en Japón o el arte de hacer diplomacia internacional solo con un vestido blanco
Un diseño de Carolina Herrera con un delicado bordado floral de estilo oriental y salones rojos: todo está muy bien pensado en el ‘look’ de la Primera Dama.
Donald y Melania Trump llegaron a Japón el pasado fin de semana. Y el estilismo de la Primera Dama –siempre escudriñado al detalle– al bajar de su avión privado en Tokyo, hizo surgir preguntas y comentarios. Llevaba un vestido de estilo camisero y de seda de Calvin Klein diseñado por Raf Simons para su colección CK 205W39NYC: un diseño en seda blanca estampada con un sinfín de postales.
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Donald y Melania Trump llegaron a Japón el pasado fin de semana. Y el estilismo de la Primera Dama –siempre escudriñado al detalle– al bajar de su avión privado en Tokyo, hizo surgir preguntas y comentarios. Llevaba un vestido de estilo camisero y de seda de Calvin Klein diseñado por Raf Simons para su colección CK 205W39NYC: un diseño en seda blanca estampada con un sinfín de postales.
Pero, ojo, no del país nipón en lo que habría sido un coherente homenaje y un gesto de gratitud hacia quienes les acogen, sino de fotografías del oeste americano: con bien de paisajes, playas y palmeras californianas. El mensaje, este fin de semana, fue sin duda patriótico. Y no hay duda de que Melania siempre ha hecho un uso de exaltación estadounidense en sus viajes. De lo más polémico fueron sus looks por su glorificación del estilo colonialista en una gira por África hace unos meses.
Sin embargo, nunca hay que precipitarse: hoy los Trump han vuelto a reunirse en un acto público con el emperador Naruhito y su esposa la emperatriz Masako y, esta vez sí, el look de Melania ha supuesto todo un homenaje a la cultura japonesa.
Vestido midi, de manga corta y cuello redondo, en color blanco y adornado con un sutil bordado de flores de estilo oriental. Un diseño de Carolina Herrera que ha combinado con zapatos de salón rojos, un color que también representa al país.
Será este, seguramente, el estilismo protagonista de toda su estancia en Japón. El plato fuerte de una maleta siempre pensada y medida al milímetro que, esta vez –al parecer– no va a contar con piezas low-cost: el vestido en cuestión está valorado en más de 3.800 euros.