Los ‘geeks’ las buscan discretas
Brillantes, universitarias, filántropas… Las mujeres de los millonarios informáticos responden a un patrón de estilo propio (y sin estridencias), que destaca por su pragmatismo.
Ya se las conoce como las Valleywags ([Silicon] Valley wifes and girlfriends), una rara especie de mujeres con atractivo natural, pero ajenas a los tratamientos de belleza, las clases de yoga y las compras de lujo que tanto gustó practicar a las opulentas esposas de los yuppies en los 90. Los nuevos millonarios visten zapatillas deportivas y escriben códigos informáticos por las noches, y sus mujeres están suscritas al look empresaria-anodina, unas, o a los vaqueros y la camiseta, otras. Su creatividad está entregada al pragmatismo y la única tendencia que...
Ya se las conoce como las Valleywags ([Silicon] Valley wifes and girlfriends), una rara especie de mujeres con atractivo natural, pero ajenas a los tratamientos de belleza, las clases de yoga y las compras de lujo que tanto gustó practicar a las opulentas esposas de los yuppies en los 90. Los nuevos millonarios visten zapatillas deportivas y escriben códigos informáticos por las noches, y sus mujeres están suscritas al look empresaria-anodina, unas, o a los vaqueros y la camiseta, otras. Su creatividad está entregada al pragmatismo y la única tendencia que conocen es la filantropía.
Quizá por eso ha sorprendido ver esta semana al informal fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, encorbatado y del brazo de su ya esposa, Priscilla Chan, quien lucía un vestido de Claire Pettibone. No siguen las tendencias, pero sí pueden crearlas. El vestido de novia (3.700 euros) ha sido un hit: la diseñadora ha recibido 26.000 visitas únicas en un día, muy por encima de las 1.500 que tiene habitualmente. En el día a día, Chan hace gala de una dejadez estilística a la altura de la de su marido.
Mrs. Zuckerberg es licenciada en Biología, como muchas de las Valleywags: Ma Dongmin, la mujer de Robin Li, fundador de Baidu, Anne Wojcicki y Lucinda Southworth (exmodelo), casadas respectivamente con Sergey Brin y Larry Page, creadores de Google. Ellas también son brillantes. Wojcicki ha lanzado 23andMe, el Google de la genómica, que pretende mapear genéticamente a la humanidad.
Laura Arrillaga, casada con el fundador de Netscape, Marc Adreessen, es hija de uno de los principales terratenientes de Silicon Valley. Laura ha cursado cuatro carreras y da clase de Filantropía Estratégica en la Universidad de Stanford.
Susan Lieberman, esposa de Michael Dell, creador de la compañía informática que lleva su apellido, es la excepción entre sus homólogas. Licenciada en Diseño de moda, preside la firma Phi, cuyo departamento creativo dirige Andreas Melbostad, exdiseñador de Guy Laroche, Yves Saint Laurent y Donna Karan.
También se desmarca Mackenzie Bezos, esposa de Jeff Bezos, fundador de Amazon: después de trabajar en un fondo de inversión, se ha reinventado como novelista de éxito.
Más mediática es la imagen de Lauren Powell, viuda del idolatrado Steve Jobs, heredera de la fortuna del maestro de Apple, valorada en más de 7.000 millones de euros, y miembro del grupo de asesores de Obama; también la de Melinda Gates –esposa de Bill Gates–, que llegó a ser gerente de producto de Microsoft y forma ahora parte del consejo de dirección de The Washington Post. Mediáticas, sí, pero siempre fieles a su look anodino.