Lola Herrera: “Soy de familia obrera, una mujer de izquierdas”
Recibe el Premio Max de Honor por su dedicación y compromiso con la profesión. No ha parado desde los 12 años, cree que «alrededor del trabajo está todo lo demás».
“He trabajado mucho, porque aparte de que me gusta lo que hago, las circunstancias de la vida me han llevado a ser el pilar de mi familia; alrededor del trabajo está todo lo demás”, sentencia Lola Herrera (Valladolid, 1935) con una serenidad aparente, que no anticipa la energía de esta hiperactiva confesa que siempre busca “sumar”. Comenzó cantando, por “una gracieta de unos vecinos” que la apuntaron a un concurso a los 12 años. Ganó. Cuatro premios en dos años. Pero no quería cantar, prefería la actuación.
Y solo con su voz se inició en la interpretaci...
“He trabajado mucho, porque aparte de que me gusta lo que hago, las circunstancias de la vida me han llevado a ser el pilar de mi familia; alrededor del trabajo está todo lo demás”, sentencia Lola Herrera (Valladolid, 1935) con una serenidad aparente, que no anticipa la energía de esta hiperactiva confesa que siempre busca “sumar”. Comenzó cantando, por “una gracieta de unos vecinos” que la apuntaron a un concurso a los 12 años. Ganó. Cuatro premios en dos años. Pero no quería cantar, prefería la actuación.
Y solo con su voz se inició en la interpretación, en Radio Madrid. Más tarde Lola Herrera subió a escena: “Descubrí lo que significaba actuar en el Teatro de la Comedia. Cuando se me pasó el susto del estreno, empecé a saborearlo. Ser actor te llena de curiosidad”, recuerda con la mirada iluminada. Siente pasión por su profesión y esta le rinde un homenaje en forma de Max de Honor el 25 de abril. Otro premio. “Los reconocimientos son espaldarazos. A lo largo del camino hay muchos momentos en los que pierdes las fuerzas, y eso te da ánimos para seguir”.
Sobre las tablas valora “la honestidad, la constancia, la generosidad”. Comenta, con ese tono claro y familiar que ha prestado a innumerables personajes, que “no siempre hay buenos papeles”, pero para ella “el teatro es un alimento espiritual, un espejo que refleja la vida”. Lamenta que los políticos lo olviden: “No lo potencian, es como el primo pobre de la cultura… Nosotros contamos una historia de ficción, pero avisamos; ellos cuentan mentiras e intentan que las creamos”. Sostiene que es “consecuente, de familia obrera, una mujer de izquierdas”. Eso hace que huya de conservadurismos. “El riesgo es importante en casi todo”, recalca.
Lola Herrera fue atrevida al aventurarse en la televisión –”Me dio mucha popularidad; entonces éramos muy pocos, la profesión se ha hecho grande de 15 años a esta parte”– y al enfrentarse a Cinco horas con Mario por primera vez –”Había terminado la dictadura, los monólogos no eran populares, fue mi punto de inflexión”–. El 4 de mayo vuelve a convertirse en Carmen Sotillo en el Reina Victoria de Madrid, coincidiendo con el 50 aniversario de la publicación de la obra de Miguel Delibes. “Siendo actor descubres que somos más complejos de lo que creemos, pero hay una división clara entre el personaje y la persona”.