¿Está Lena Dunham echando a perder su brillante carrera?
Analizamos la mala racha de la autora de ‘Girls’ que, más de un año después del final de la serie, exhibe una sequía laboral y una adicción a la polémica que pone en jaque su futuro.
Greta Gerwig es la quinta y última mujer en ser nominada a la mejor dirección en las 89 ediciones de los premios Óscar celebradas hasta ahora. Con solo 34 años lograba que Lady Bird, una ópera prima de presupuesto humilde, semibiográfica y liderada por personajes femeninos, fuera calificada como una de las más inspiradoras experiencias cinematográficas del año. ...
Greta Gerwig es la quinta y última mujer en ser nominada a la mejor dirección en las 89 ediciones de los premios Óscar celebradas hasta ahora. Con solo 34 años lograba que Lady Bird, una ópera prima de presupuesto humilde, semibiográfica y liderada por personajes femeninos, fuera calificada como una de las más inspiradoras experiencias cinematográficas del año. En la pequeña pantalla, nombres como Issa Rae, Phoebe Waller-Bridge, Rachel Bloom, Ilana Glazer, Pamela Adlon o Sharon Horgan se han unido recientemente a las Fey, Rhimes o Sherman-Palladino como las voces femeninas del nuevo tiempo. Pero hay una que se ha quedado ronca. Lena Dunham, considerada a sí misma como “la voz de una generación”, refutó tal afirmación durante cinco años con la muy influyente Girls. Más de un año después de la emisión de su último episodio, Dunham exhibe una preocupante sequía profesional y una propensión a la polémica que hace dudar de su vigencia como faro millennial. ¿Corre peligro su prometedora carrera?
16 de abril de 2017. Un capítulo titulado Latching daba por finalizada las aventuras de Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna, los personajes principales de la serie Girls. Lo hacía con críticas más agrias que dulces y con un ejército de especialistas que tuvieron que dedicar sus últimas columnas sobre la ficción ganadora de dos Globos de Oro a convencer al lector que semejante cierre no empañaba la trascendental importancia de lo escrito por Dunham y Jenni Konner (su socia inseparable). Nada hacía prever que el circunstancial desplante se convertiría en un vaticinio del peor año de su creadora desde su salto a la fama en 2012.
Apenas poco más de un mes después de la conclusión de la serie, la prensa especializada publicó el fichaje de Dunham y Konner por parte de Paramount como responsables de la adaptación de Toni Erdmann, filme alemán revelación de la pasada temporada. Con Jack Nicholson y Kristen Wiig confirmados en los papeles protagonistas, la trama gira en torno a un padre que intenta recuperar la relación con su hija, ya adulta, a través de bromas pesadas. Sin embargo, Indiewire ha desvelado ahora que el dúo de guionistas han sido descartadas para asumir el proyecto. Según el productor Adam McKay (La gran apuesta), las negociaciones “no llegaron a funcionar con ellas”. Lisa Chodolenko y Stuart Blumberg, responsables de la película Los chicos están bien, se encargarán del guion, con la primera también detrás de la cámara como directora.
Si algo está poniendo en entredicho el óptimo futuro profesional de Dunham en Hollywood es, como ella misma diría, “la delirante chica que habita en mí a menudo”. Su característica verborrea, indómita e insolente, que tanto le ayudó en la ficción a lograr la identificación del público millennial, está suponiendo ahora una carga para la forja de una imagen personal que aporte algo de seguridad a los estudios que la contratan. En la época de Roseanne, en la que un mal tuit (pésimo, en este caso) puede provocar la cancelación de una ficción de éxito, y por consiguiente, el despido de cientos de trabajadores, el Twitter de Dunham es un riesgo altamente inflamable que muchos prefieren no correr.
La lista de polémicas de Dunham es casi tan extensa como su trayectoria cinematográfica. Entre las más mediáticas y recientes, el ataque al jugador de fútbol americano Odell Beckham Jr. en plena Met Gala por tener “pensamientos misóginos”, calificar de “nauseabundo” el videoclip del tema Famous de Kanye West o afirmar en su podcast –Women of the Hour– que, pese a no haber tenido que hacerlo, “le hubiera gustado abortar”. A cada una de estas declaraciones le siguió una disculpa pública y sincera, pero su reincidencia amenaza con invalidar cualquier atisbo de credibilidad.
El pasado septiembre pisó una línea roja comparando a Donald Trump con Dylann Roof, un asesino en serie y supremacista blanco que en 2015 mató a nueve personas en una iglesia frecuentada por afroamericanos en Carolina del Sur. Pero ningún episodio ha dañado más su imagen que su defensa del guionista de Girls, Murray Miller, acusado de violar a una actriz (Aurora Perrineau) que tenía 17 años en el momento del supuesto delito. Dunham y Konner publicaron un comunicado en el que afirmaban que “el caso forma parte tristemente de aquellos falsos, el 3% del total, que se denuncian cada año”. La reacción de las redes ante dichas palabras, en plena era del #Metoo, fue de furia y decepción, más aún cuando Dunham había llevado como bandera el lema “Cosas sobre las que las mujeres no mienten: violaciones”.
La actriz y guionista volvió a pedir disculpas, sosteniendo que “bajo el patriarcado: el ‘te creo’ es esencial”, pero actrices como Tessa Thompson (Thor:Ragnarok) no dudó en reprocharle su comportamiento. Dunham vistió de negro y posó en los Globos de Oro con las actrices que promovieron el movimiento Time’s Up a pesar de que, según Thompson, no estuvo involucrada en ninguna de las reuniones al respecto celebradas durante los meses anteriores a la cita. En el artículo Can Lena Dunham recover for her high-profile mistakes? (¿Puede Lena Dunham recuperarse de sus graves errores?), publicado este febrero en la edición estadounidense de Vanity Fair, James Wolcott sostiene que “su marca personal y creativa descansa en parte en su actuación impulsiva, sin filtros e incontenible (“vivir al máximo”), pero su estatus cultural como figura aspiracional, feminista activista, progresista descarada y sexóloga sin pelos en la lengua requiere de cierta responsabilidad (saber cuando abrir la boca)”.
Su vida personal está jugando un papel clave en esta temporada de sequía creativa de la joven. Dunham padece endiometriosis y a principios de año se sometió a una extirpación de útero debido al fuerte dolor que padecía. Unos días antes de pasar por dicha operación también rompió su relación con el músico Jack Antonoff, tras seis años como pareja. Según escribió ella misma en una carta publicada por la revista Vogue, la separación “casi la mata”, resultando casi tan dolorosa como la propia enfermedad: “Aunque a alguna gente le gusta estar sola, a nadie le gusta la soledad (…) Por un momento, más allá de lamentar la pérdida de mi compañero, lamenté la pérdida de mi valentía. No solía tener problemas en mirar a la cara del maitre y decirle, ‘Mesa para uno, gracias’”.
Volviendo al apartado profesional, la perspectiva de Dunham palidece más todavía si la comparamos con la experimentada por la de sus compañeros de reparto en Girls, la mayoría de los cuales gozaron de su primera gran oportunidad gracias a ella. A su (casi) inseparable Marnie, interpretada por Allison Williams, la hemos visto protagonizando una de las películas más aplaudidas del pasado año, Déjame salir, y en 2018 forma parte del reparto de la serie Patrick Melrose, junto a Benedict Cumberbatch. Adam Driver es, simplemente, el actor más en forma de Hollywood. Una estrella global gracias a su Kylo Ren en la nueva trilogía de Star Wars y un respetado intérprete entre directores de culto como Jarmusch, Scorsese, Baumbach, Lee o Gilliam. Jemima Kirke (Jessa) y Zosia Mamet (Shoshanna) aparecerán en la serie de Netflix Maniac (junto a Emma Stone) y en la película Under the Silver Lake (estrenada en el pasado festival de Cannes), respectivamente. Christopher Abbott (Charlie) rueda una serie con George Clooney, y dos de los intereses amorosos de Hannah Horvath en Girls, Riz Ahmed (Paul-Louis) y Donald Glover (Sandy), engrosan las listas de los hombres más influyentes sobre la tierra, tanto en la industria cinematográfica como la musical. No existe mejor cantera en Hollywood que la seleccionada por Dunham y Konner para la ficción generacional.
No será hasta 2019 cuando Lena Dunham vuelva por fin a a la televisión. Lo hará únicamente detrás de la cámara en Camping, su próxima ficción para la cadena de pago HBO que, de momento, revalida su confianza en ella. Aquellos que esperen una actualización de Girls o material original pueden darse por decepcionados, ya que se trata de la adaptación de una miniserie británica que narra la historia de un matrimonio que decide irse de camping para celebrar el 45 cumpleaños de uno de ellos, convirtiéndose el fin de semana en toda una batalla campal. Jennifer Garner (Alias) y David Tennant (Doctor Who) serán los protagonistas. Los datos sostienen que la industria del entretenimiento no está sobrada de voces de autores tan talentosas como la de esta neoyorquina de 32 años, ¿recuperará Dunham el predicamento de crítica y espectadores con su próximo proyecto?