La futura Reina, vista desde fuera
Sin el magnetismo mediático de una Kate Middleton, la Princesa lleva más de una década trabajándose con éxito su imagen en el exterior
"La futura reina de España llevaba micrófono en lugar de un zapatito de cristal". Está probado que ni el periódico más influyente del mundo puede evitar la tentación de la cursilería cuando el tema es un matrimonio monárquico. Así encabezaba The New York Times la noticia sobre el inminente matrimonio del príncipe Felipe en 2003. La crónica, como todas las que se publicaron alrededor del mundo en aquellos días, destacaba que la futura princesa era periodista, de clase media y divorciada, algo...
"La futura reina de España llevaba micrófono en lugar de un zapatito de cristal". Está probado que ni el periódico más influyente del mundo puede evitar la tentación de la cursilería cuando el tema es un matrimonio monárquico. Así encabezaba The New York Times la noticia sobre el inminente matrimonio del príncipe Felipe en 2003. La crónica, como todas las que se publicaron alrededor del mundo en aquellos días, destacaba que la futura princesa era periodista, de clase media y divorciada, algo que no pocos medios subrayaban como inaudito en un país que se sigue viendo desde fuera como nominalmente católico. "Millones de españoles ya conocen a Miss Ortiz como presentadora", aunque en realidad poco se sabía de la periodista que encabezaba la segunda edición del Telediario.
A partir de ese momento, Letizia empezó a labrarse también una imagen fuera del país. Seguramente para su satisfacción –es sabido que detesta que se hable sólo de su aspecto y ser vista como un personaje de la crónica social–, la princesa no alcanzó nunca el magnetismo mediático de una Kate Middleton. Lo constataba también Time en un artículo que publicaron con motivo de la minigira estadounidense que los príncipes realizaron en 2012 y que destacaba el "soft power" que ejerce la pareja. "Para ser royals, los españoles son bastante relajados. En Estados Unidos no electrifican a los paparazzi como lo haría incluso el más insignificante de los Windsor", decía la pieza. Pero a continuación, añadía: "Felipe y su mujer son una pareja magnética que despliega encanto sin esfuerzo. Él es alto y guapo. Ella tiene el aspecto de una supermodelo y un armario a conjunto. Los dos son excelentes en la charla, como se pudo ver en la fiesta de Manhattan [en el Instituto Cervantes] y son capaces de alternar el castellano con el inglés". Ese viaje y uno posterior, el pasado noviembre, en el que los príncipes visitaron California y Florida, trató de sellar su imagen en el país. Fue especialmente comentada la parada en Miami, la capital del poder latino, en la que la pareja se dejó querer y se exhibió como no suele hacerlo.
En Francia, revistas como Point de Vue y Paris Match han aprovechado su tirón y han comprobado que sale rentable colocarla en portada en numerosas ocasiones. La segunda la calificó de "sencillamente perfecta" con motivo de su 40 cumpleaños, cuando la Casa Real compartió la sesión de fotos de la Princesa con Cristina García Rodero y la salvó de la quema cuando publicó un reportaje de 10 páginas sobre la decadencia de la Corona española. En ese número, que incluía también una entrevista con Corinna zu Sayt-Wittgenstein, se destacaba lo mismo que ha venido diciendo gran parte de la prensa internacional desde que el Caso Urdangarín y el escándalo de Botswana cruzaron las fronteras, que los Príncipes de Asturias eran los únicos miembros no tocados por el descalabro de popularidad de la Monarquía. Hoy mismo, Le Figaro titula "Felipe y Letizia, salvadores de la monarquía española".
La Princesa fotografiada por Cristina García Rodero.
Cortesía Casa Real / Cristina García Rodero
Letizia no acostumbra a acompañar al Príncipe en las tomas de posesión de jefes de Estado hipanoamericanos, por lo que su cobertura allí es más limitada. La prensa argentina, que suele compararla con su propia royal, Máxima de Holanda, le hizo un amplio seguimiento durante la cumbre del COI en Buenos Aires que acabó con la candidatura de Madrid 2020. Se comentó mucho el famoso gesto en el que hacía callar a varios alcaldes que hablaban durante la presentación de su marido, la emoción al mencionar éste a sus hijas, las infantas Leonor y Sofía en la presentación, y las imágenes en las que se veía al matrimonio consolándose mutuamente tras la derrota.
En México existió al principio un mayor interés por la Princesa, que vivió allí un año a mediados de los 90, cuando cursaba un máster en periodismo audiovisual. Allí, hace una década, la prensa habló de sus posibles romances con uno de los directivos del periódico Siglo 21, en el que hizo prácticas, y con uno de los integrantes de Maná, grupo que después ha acudido a ver en varias ocasiones. Eran otros tiempos. Eran los tiempos pre-Urdangarin, en los que la prensa española todavía mantenía un reflejo de silencio institucional y en los que los mayores disgustos para la Princesa a menudo venían de medios extranjeros, como cuando la revista italiana Oggi y la alemana Bunte dedicaron portadas a los rumores sobre su supuesta anorexia en 2005.