Halima Aden, la modelo que desfila siempre con hiyab
Reconoce haber sido la primera en romper varias barreras. En moda, Halima Aden es la musulmana que posa y desfila siempre con hiyab.
Aden concede esta entrevista en esa semana tonta y letárgica que va de la Navidad al Año Nuevo. Ella está haciendo exactamente lo mismo que todo el mundo: descansar en casa, ver a amigos y familia y consumir demasiado Netflix. «Casa» para ella es St. Cloud, Minnesota, el estado famoso y a veces hasta ridiculizado por su Minnesota nice, la costumbre de ser amables hasta decir basta. ¿Hay algo de verdad en eso? «Sí. Ahora que he viajado por todo el mundo, cuando vuelvo lo aprecio más. Se nota en las cosas pequeñas. Aquí es muy normal que los desconocidos te sonrían por la calle. Eso no pasa en N...
Aden concede esta entrevista en esa semana tonta y letárgica que va de la Navidad al Año Nuevo. Ella está haciendo exactamente lo mismo que todo el mundo: descansar en casa, ver a amigos y familia y consumir demasiado Netflix. «Casa» para ella es St. Cloud, Minnesota, el estado famoso y a veces hasta ridiculizado por su Minnesota nice, la costumbre de ser amables hasta decir basta. ¿Hay algo de verdad en eso? «Sí. Ahora que he viajado por todo el mundo, cuando vuelvo lo aprecio más. Se nota en las cosas pequeñas. Aquí es muy normal que los desconocidos te sonrían por la calle. Eso no pasa en Nueva York».
La modelo, la primera que ha protagonizado portadas de revistas mainstream estadounidenses sin quitarse el hiyab (y en hacerlo mientras el presidente de Estados Unidos dice cosas como: «Tenemos un problema en este país y ese son los musulmanes», y admite que consideraría cerrar todas las mezquitas), no nació en el gélido Medio Oeste americano , sino en un campo de refugiados de Kenia, de padres somalíes, hace apenas 20 años.
Sus recuerdos no son como se podría pensar: «En cualquier lugar del mundo, los niños encuentran una manera de ser niños. Mi madre nos protegía a mi hermano y a mí y era muy creativa construyendo viviendas con cualquier cosa que encontraba, incluyendo el barro. No crecí pensando ‘oh, pobres de nosotros, que somos refugiados’. Es más bien como ‘oh, a veces tenemos una casa y a veces no, porque se viene abajo’. Lo que sí resultó decepcionante fue la llegada a Estados Unidos, cuando tenía 7 años y la familia recaló en San Luis, Misuri. «No me impresionó nada. Crecí oyendo hablar de América y lo imaginábamos como un paraíso. Eso suele ser verdad, pero la zona a la que llegamos nosotros estaba muy empobrecida. Pensaba: ‘¿Seguro que nos hemos ido del campo de refugiados?’. A mi madre le hacía ilusión que fuera a la escuela, pero empecé a acudir y no aprendí absolutamente nada, no había un programa de inglés para extranjeros ni ayuda a la integración.
Creía que el colegio consistía en eso, en sentarte en un aula y no entender nada». Todo cambió cuando se mudaron a Minnesota y Halima se convirtió, contra todo pronóstico, en lo más parecido a una prototípica niña americana. A pesar de todo, a pesar de tener una madre que apenas hablaba inglés y a pesar de llevar la cabeza y la mayor parte del cuerpo cubierto. Incluso ahora, que ha aparecido en medios de todo el mundo, ha trabajado repetidamente con la influyente Carine Roitfeld, posado para Mario Sorrenti y desfilado para firmas como Yeezy o Max Mara, hablando con Aden se tiene la sensación de que ninguno de esos logros le enorgullece tanto como haber conseguido ser la homecoming queen de su pueblo, la reina del gran baile que da inicio al curso escolar. «Nunca había habido una chica con hiyab, ni siquiera una musulmana, que lo consiguiera. En América es algo enorme dentro de la experiencia del instituto y creo que fue importante para mi ciudad. Estoy acostumbrada a vivir estas situaciones, a ser la primera en hacer algo. Mi vida está llena de primeras veces».
También decidió que formaría parte del equipo de natación, aunque tuviese que hacerlo con burkini en lugar de bañador deportivo, y del de soccer, con mallas y jersey debajo del uniforme reglamentario. «El mensaje que quiero transmitir a las chicas jóvenes –dice– es que puedes tener un aspecto un poco distinto, pero vivir la misma experiencia. No pretendo cambiar las reglas ni hacer que se adapten a mí, pero siempre encontraré la manera de formar parte del grupo». Por el mismo motivo decidió presentarse al concurso de Miss Minnesota. El timing es importante. Cuando ella apareció en medios de todo el mundo desfilando en burkini en el concurso, hacía solo 20 días que los estadounidenses habían elegido a Donald Trump como presidente. Aden, dice, no pensó en las repercusiones de su decisión: «Simplemente, quería probar».
A pesar de su discurso relativamente apolítico, admite que el último año no ha sido fácil. Cuando el presidente impuso el travel ban, la restricción de movimientos para ciudadanos de nueve países de mayoría musulmana, «mi corazón se paró», admite. «Pensé en mi familia, en cómo nos cambió la vida llegar aquí». ¿Sintió rabia? «No. ¡Tengo tanta fe en los americanos! Fue emocionante ver cómo se levantaba la gente, las protestas, enterarte de que se organizaban cenas para refugiados. Todos sabemos sobre qué pilares se fundó este país, somos una mezcla de religiones y culturas y eso nos tiene que seguir enorgulleciendo».
Casi puede oírse el himno de las barras y las estrellas. También cuando le comentamos que en algunos países europeos se cuestiona el uso del hiyab en lugares públicos. «Estoy agradecida de vivir en América. Es muy triste que la gente sienta miedo del hiyab. No entiendo que se vea como una imposición a las mujeres, yo escojo llevarlo cada día. Incluso cuando trabajo como modelo, soy la única que puede decir qué lleva y qué no sobre la pasarela, así que tengo mucha elección. En ninguna sociedad se juzga a los hombres por su ropa, pero para las mujeres no hay manera de ganar. Mis amigas que la llevan provocativa se enfrentan al slut-shaming [que les llamen putas] y si te tapas, te critican por taparte».
Las firmas y medios que contratan a Aden saben que han de ser tan creativos como cualquier chica musulmana que va de compras y arreglárselas para mantener su estética de manera que no vulneren los códigos de pudor. «Tenemos trucos. ¿Qué hay una transparencia? Me pongo un jersey de cuello alto debajo. ¿Una falda con raja? La llevo con pantalones. Se habla mucho de diversidad, pero es importante que las marcas reflejen a todos sus consumidores».
Oyéndola hablar del mundo de la moda, nadie diría que se trata de la misma industria criticada a veces por su complejidad. «No podrían haber sido más acogedores», afirma. Y se le llena la boca hablando de Carine Roitfeld, su madrina profesional, o de Gigi Hadid, que la acogió en su agencia, IMG. Hadid es hija de palestino y ha salido en defensa de los musulmanes. Aunque Aden espera repetir con Max Mara y estar en más desfiles de primer nivel, lo que más le motiva del nuevo año es su trabajo con Unicef, que podría llevarle de vuelta a Kenia –«tengo los dedos cruzados»– y las charlas que da en escuelas: «Cuando yo estaba en el colegio me hubiera gustado ver a alguien como yo».