El emocionante alegato de Nacho Duato contra la homofobia y por la democracia
Con un nudo en la garganta, el coreógrafo y exbailarín ha recordado una dolorosa parte de su vida en la gran final de ‘Prodigios’.
A pocas horas de las elecciones, la gran final de ‘Prodigios’ ha cerrado la noche del sábado con momentos muy emocionantes. No sólo porque hemos conocido al gran ganador de la primera edición de este concurso de jóvenes talentos, Saïd Ramos, sino también porque hemos visto como el jurado se ha desnudado emocionalmente ante las cámaras.
Ha sido el caso de Nacho Duato. Conmovido por la actuación de Saïd, el coreógrafo y exbailarín ha recordado una parte muy dura de su vida: el rechazo social y familiar que sufrió a los 13 años cuando comenzó a bailar. «En casa no me dejab...
A pocas horas de las elecciones, la gran final de ‘Prodigios’ ha cerrado la noche del sábado con momentos muy emocionantes. No sólo porque hemos conocido al gran ganador de la primera edición de este concurso de jóvenes talentos, Saïd Ramos, sino también porque hemos visto como el jurado se ha desnudado emocionalmente ante las cámaras.
Ha sido el caso de Nacho Duato. Conmovido por la actuación de Saïd, el coreógrafo y exbailarín ha recordado una parte muy dura de su vida: el rechazo social y familiar que sufrió a los 13 años cuando comenzó a bailar. «En casa no me dejaban. Me tuve que ir a un estudio de ballet donde yo era el único niño, todas eran niñas», recordaba. «Cuando salía me tenía que poner las mallas y las zapatillas a escondidas porque los niños de mi colegio me llamaban marica, eso es para niñas», decía con la voz entrecortada.
Por otra parte, Duato nunca olvidará la falta de apoyo de su padre, quién le recriminaba que hablara como un hombre cuando sólo tenía 12 años. «Mi padre en toda mi carrera creo que ha venido a bailar cuatro veces», a pesar de su éxito en teatros de todo el mundo.
El exbailarín, que desde el comienzo del programa ha calificabo a Saïd como «El David de Donatello» por su elegancia y sus perfectas proporciones clásicas, se ha sentido reflejado en el joven y ha reforzado su mensaje de reivindicar el puesto del hombre en la danza. «Qué suerte que hayas nacido en una España libre, una España democrática, y no la que me tocó vivir a mí», concluía poniendo a todos los espectadores la carne de gallina.