Donatella Versace: «Podría decirse que soy una feminista»

Musa y defensora de la mujer, Donatella lleva 18 años reescribiendo la historia de una casa que respira poder, sexualidad e independencia.

Versace es una oda a la extravagancia, la opulencia, la sensualidad, la provocación. Pero sobre todo es una crítica mordaz (y sin tapujos) al tedio. «No temas ser vulgar, teme solo ser aburrida», decía Diana Vreeland. Y Donatella parece haber seguido al pie de la letra el consejo de la legendaria editora. «Prefiero el exceso a la discreción», explica a S Moda. Incluso su imagen es barroca, a veces teatral. «La moda es un arma que puedes usar cuando la necesitas. Imagino que al verme algunos pueden pensar que soy una mujer dura, pero cara a cara soy muy distinta», reconoció en 2012. ...

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Versace es una oda a la extravagancia, la opulencia, la sensualidad, la provocación. Pero sobre todo es una crítica mordaz (y sin tapujos) al tedio. «No temas ser vulgar, teme solo ser aburrida», decía Diana Vreeland. Y Donatella parece haber seguido al pie de la letra el consejo de la legendaria editora. «Prefiero el exceso a la discreción», explica a S Moda. Incluso su imagen es barroca, a veces teatral. «La moda es un arma que puedes usar cuando la necesitas. Imagino que al verme algunos pueden pensar que soy una mujer dura, pero cara a cara soy muy distinta», reconoció en 2012. Conocerla es un ritual revelador (y necesario) para entender la naturaleza barroca de la casa y su resurgir actual. Hace tiempo que dejó de ser la hermana pequeña de Gianni, su musa y su mano derecha, para convertirse en la esencia (y el Doppelgänger) de la mujer Versace. Asumió las riendas de la empresa familiar en 1997, tras el asesinato del diseñador en Miami. En los 18 años al frente de la dirección creativa ha sabido sortear los altos y bajos de la industria, reinventarse y levantarse más fuerte. Porque más allá de corrientes normcore, dentro y fuera del escenario, el público y artistas como Beyoncé reclaman prendas que griten fuerza y sexualidad.

Donatella, con las petites mains de Atelier Versace ultimando los detalles de la colección o-i 2014/15.

RAHI REZVANI

SEXY: «Es sinónimo de poder, audacia, fuerza, pasión, valentía, feminidad. Es sinónimo de Versace».

Para la diseñadora, esbozar los trazos de un imaginario instigador de deseo es casi un ejercicio instintivo. «No es algo consciente, me sale de una manera natural», cuenta. «Al fin y al cabo, el sexo forma parte de la vida, como comer o respirar», defiende. «Un diseño sexy no solo dice ‘quiero sexo’, también expresa valor y coraje: ‘Aquí estoy yo, y vas a tener que enfrentarte conmigo’». Como Madonna, en las imágenes en blanco y negro de la campaña primavera-verano 2015, realizada por Mert Alas y Marcus Piggott en Nueva York. «Es uno de los mayores iconos culturales de nuestro tiempo», sentencia la italiana. «Sencillamente, es única. No solo es una artista increíble, también es una mujer fuerte, lista, obstinada, controladora, desafiante y valiente. Me siento muy orgullosa de poder llamarla amiga y ser testigo de cómo evoluciona y sigue retándose año tras año. Para mí, ella representa la esencia de lo que significa Versace hoy».

«La gente a veces menosprecia esta industria, e incluso la tacha de frívola y superficial, pero la moda desempeña un papel importante en la sociedad, porque habla a millones de mujeres de todo el mundo», razona Donatella. «Versace habla de empoderamiento, de fuerza, de independencia. Siempre ha sido así y siempre lo será», zanja. «¡Soy la única mujer de la junta directiva! Y visto a algunas de las mujeres más poderosas del mundo. Podría decirse que soy una feminista», le gusta recordar. No es una cuestión de llevar traje. La idea es romper con los tediosos estereotipos.

Donatella Versace junto a Anthony Vaccarello, nuevo director creativo de Versus.

Cortesía de Versace

«Un guardarropa sexy también puede ser cómodo. ¡Por supuesto!», advierte. «Solo tienes que ver las prendas de la última colección». Esta temporada, en las perchas de su boutique cuelgan rigurosas chaquetas sastre de un solo botón, pantalones tobilleros, crop tops y faldas con aberturas laterales –que invitan a emular la postura de piernas de Angelina Jolie en la gala de los Oscar de 2012–. Pero también hay prendas que susurran el triunfo de la estética athleisure: «Diseños que tienen un claro enfoque deportivo inspirado en la silueta de las camisetas, como las piezas cortadas con láser o las sudaderas estampadas confeccionadas en punto de malla de ciclista. Es un soplo de aire fresco que se percibe incluso en los modelos más glamurosos, como los looks finales, con las icónicas grecas griegas bordadas con cristales Swarovski. Son prendas que yo misma llevaría», asegura. «Solo hay una cosa a la que no pienso renunciar nunca y son mis tacones. Aunque, claro, para mí, llevar tacones altos es comodísimo, ¿acaso hay alguien que opine lo contrario?», bromea.

ADN: «Cuando tienes un logo con tanta fuerza, ¿por qué avergonzarse? Si lo usamos, que sea extremo».

Donatella creció en Calabria, en el sur de Italia, junto al mar. Allí su vida era «relajada, discreta, familiar». Aunque la moda siempre estuvo latente. Su madre era costurera y, de niña, ella jugaba a ocultarse en el taller para admirar con embeleso cómo las clientas se probaban los diseños que las modistas confeccionaban. Tenía 11 años cuando su hermano Gianni –diez años mayor– la convirtió en su musa y crítica. «La tradición está en mis venas. Me llamo Versace. Todo lo que hago es Versace, y siempre tendrá los códigos y el ADN de la casa», argumenta. «Sin embargo, me obsesiona el futuro», reconoce al instante. «Soy muy impaciente. Me aburro rápido cuando hablo del pasado. No se trata de pensar en el presente, sino de mirar más allá sin olvidar ni traicionar nuestras raíces».

El diseñador con las supermodelos de p-v 1992.

Cordon Press.

«Me fascina observar cómo las nuevas generaciones descubren esta industria con sus propios ojos. La moda tiene que ser divertida, sobre todo cuando eres joven. No soporto que los nombres consagrados critiquen la ropa que llevan los adolescentes. Quizá tomen prestadas ideas de los sesenta o los setenta, pero las mezclan y las remasterizan a su manera dando forma a looks totalmente innovadores. Para mí ha sido emocionante ver crecer a la última tribu teen de Versace. Es inspirador analizar cómo interpretan la marca y la hacen suya. Nos ayuda a adaptar los códigos al pulso de los nuevos tiempos», admite.

Si otros ven una amenaza en los talentos que vienen pisando fuerte, ella ve una ventaja, incluso un aliado. «Anthony Vaccarello [director creativo de Versus] es uno de los creadores más interesantes de la nueva hornada. Cuando lo conocí supe que quería trabajar con él». Su primera colección cápsula se agotó casi al instante cuando salió a la venta online tras el desfile el pasado mes de septiembre.

Josephine van Delden, Mariana Santana y Stasha Yatchuk en el backstage del desfile p-v 2015

Imaxtree

TOP: «Necesitamos chicas especiales, con personalidad y un gran ego».

«Internet ha abierto las puertas de la moda al mundo», opina. «Antes de que Gianni inventara la supermodelo, las maniquíes no tenían voz», recuerda. Fue él quien puso a Linda Evangelista, Christy Turlington, Naomi Campbell y Cindy Crawford juntas sobre la pasarela [en el desfile de la colección otoño-invierno 1991]. «Nos dimos cuenta de que las chicas con las que trabajábamos tenían tanta fuerza que ¿por qué no utilizar ese magnetismo a nuestro favor y dejar que fueran ellas quienes representaran a la marca? Aquello cambió la manera de ver y entender a las modelos. Hoy tienen millones de fans que siguen sus pasos en las redes sociales. ¿Por qué debería la industria dar la espalda a este fenómeno? Mi sueño es que todo el mundo pueda experimentar en primera persona el mundo de la moda, y el mundo de Versace», reivindica.

La firma regresa a Barcelona después de nueve años de ausencia. Es la segunda apertura de una tienda tras la de Marbella.

Cortesía de Versace

FAMA: «Los noventa fueron maravillosos. El ‘glamour’ estaba en su momento más álgido y la creatividad no tenía límites».

Entre las imágenes más memorables de los noventa figuran las campañas que Avedon, Weber, Testino y Meisel realizaron para Gianni. «Una auténtica orgía de belleza», en palabras de Suzy Menkes. El estilo de la casa italiana atraía a una clientela que incluía a Elton John, George Michael, Madonna e incluso lady Diana, que era clienta de la línea de alta costura, Atelier Versace. «La alfombra roja es la fiesta de la moda, un lugar donde los sueños se hacen realidad», cree Donatella. «Vestir a celebridades es una parte natural de nuestro trabajo. Son mucho más que embajadores, son amigos. Hemos creado lazos muy fuertes con mujeres increíbles», apunta. Como Beyoncé, que durante su última gira On the Run, subió al escenario con una versión gráfica e hipnótica del estampado de la medusa.

El diseñador Gianni Versace, con su sobrina Allegra (hija de Donatella) en un retrato de 1993, frente a una obra del pintor Mimmo Paladino.

Cordon Press

Madonna en la campaña de p-v 2015 realizada por Mert Alas y Marcus Piggott.

Cortesía de Versace

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