Chloë Moretz: «Mi madre me deja sin móvil a la más mínima»

Chloë Moretz da miedo, pero solo en la pantalla. Con apenas 16 años, la princesa adolescente de la alfombra roja de Hollywood muestra su lado más oscuro en la nueva adaptación del clásico de Stephen King, Carrie.

Sus fans se enamoraron de ella en filmes de culto como Déjame entrar (2008), La invención de Hugo (2011) o Sombras tenebrosas (2012). Y no dejan de sorprenderse con sus últimos estrenos, tan dispares como la segunda parte de Kick Ass: Con un par o Carrie. Moretz (1997) vive su momento; y se divierte en este mundo de estrellas, a pesar de los paparazis, las redes sociales y, sobre todo, la inmadurez de los chicos que la rodean.

¿Tan malos son los primeros escarceos con el sexo opuesto?


He crecido con cuatro hermanos ...

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Sus fans se enamoraron de ella en filmes de culto como Déjame entrar (2008), La invención de Hugo (2011) o Sombras tenebrosas (2012). Y no dejan de sorprenderse con sus últimos estrenos, tan dispares como la segunda parte de Kick Ass: Con un par o Carrie. Moretz (1997) vive su momento; y se divierte en este mundo de estrellas, a pesar de los paparazis, las redes sociales y, sobre todo, la inmadurez de los chicos que la rodean.

¿Tan malos son los primeros escarceos con el sexo opuesto?

He crecido con cuatro hermanos mayores, lo que debería de haberme servido de escuela. Pero nada. No hay manera de entenderlos. Yo soy muy directa. Pero ellos siempre le dan vueltas a todo; y me confunden.

Debería de estar acostumbrada tras ser la chica en un reparto de hombres como el de Kick Ass 2: Con un par.

Tú lo has dicho. Son todo hombres, y me siento muy cómoda entre ellos. Por supuesto, hay mucho de sacar pecho y mucho eructo. Es ridículo pero divertido. Además, fue genial volver a trabajar con ellos. ¡La primera vez que rodamos yo tenía 11 años!

Quizá la fama asuste a los chicos de su edad.

Tal vez. Pero creo que es todo lo contrario. En esta profesión es fácil sentirte marginada. La gente piensa que te conoce porque ha visto tus películas, ha leído cosas de ti –que no siempre son ciertas– o ha visto fotos robadas de paparazis. Yo todavía estoy aprendiendo a manejarme con los chicos. Tengo que descubrir cuáles son sus intenciones antes de abrirles mi corazón.

¿Mejora el panorama con los años?

Al revés, va a peor. De hecho, en lo que a redes sociales se refiere, ya me estoy arrepintiendo, porque soy una charlatana y la gente te juzga demasiado rápido. Tengo dos hermanos gais y se me ocurrió colgar la foto de uno de ellos mientras cenábamos. Como le gusta la laca de uñas y tenía una flor en los labios, recibí comentarios horribles. No entiendo cómo alguien puede sentir tanto odio contra una persona a la que ni siquiera conoce.

¿Es eso lo que quiere reflejar la nueva versión de Carrie?

La cinta es más fiel al libro [de Stephen King]. Se centra en la relación entre Carrie y su madre. Kimberly Peirce (directora de Boys Don’t Cry) habla de lo que significa tener 16 años.

¿Cómo se vive la fama en el seno de su familia?

Mi madre me deja sin móvil a la más mínima [risas]. Tenemos una relación muy cercana y por eso nos peleamos. Ella trabaja en la consulta de mi padre –que es cirujano plástico–, pero ahora básicamente es mi mánager y me apoya en todo.

Ya llegarán otros tiempos con mayor independencia.

Eso es lo que me dijo Kimberly: «¡Tienes que rebelarte!» Pero no sé cómo. No sería yo. Prefiero dejar la rebeldía para la gran pantalla.

Entre Déjame entrar, Sombras tenebrosas y Carrie lleva una terrorífica buena racha.

Me fascina el género: los asesinos psicópatas, la parapsicología, la ciencia ficción… Lo confieso: me gusta interpretar el lado oscuro. Quizá porque mi vida real es todo lo contrario.

¿Y qué deja para las pesadillas?

Los aviones. Sueño que me caigo en pleno vuelo y me despierto con la sensación de que mi cuerpo acaba de pegar un bote en la cama.

La fama también trae consigo un lado más agradable, como la moda. ¿Se siente como una princesa?

¡Sin duda! He crecido enamorada de La bella durmiente, La cenicienta y La bella y la bestia. Vamos, que siempre me he sentido una princesa.

¿Cuáles son sus preferencias para la alfombra roja?

Me encantan McQueen, Carven y Chanel. Pero lo que me pongo depende siempre de dónde se celebra la gala. En Nueva York, una opción más sofisticada; en Londres, algo más de diseño; y en Los Ángeles, un look más alocado. En cualquier caso, mi estilista sabe perfectamente cuál es mi edad y ahí está mi madre para recordárselo. Ella es la encargada de darme el visto bueno.

¿Cómo es su ropa de estar por casa?

Como la de cualquier adolescente de mi edad. Topshop y Urban Outfitters. Pantalones, camisetas y muchos complementos. Me gustan los collares y, sobre todo, las gafas de sol. ¡Lo que pasa es que los modelos de mujer todavía me quedan grandes!

¿Y a la hora de ir de fiesta con los amigos?

Ahí me pillas, porque no soy de salir. Tengo las mismas amistades que tenía con ocho años; y preferimos quedarnos en casa y echarnos unas risas escuchando música o charlando en lugar de ir de fiesta. Además, mi madre es una cocinera estupenda y las galletas que nos prepara son como para no querer salir de casa.

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