Brooklyn Beckham, otra forma de ser viral
Modelo, fotógrafo en ciernes, estrella en las redes y voz de un proyecto con el que Pull & Bear plantea el compromiso de la moda. Brooklyn Beckham es más que un apellido y un número en Instagram.
Tal vez sea drástico –y simplista– achacar el éxito de los iconos de las nuevas generaciones a una cuestión de fanatismo cuantificado en seguidores. Aunque, ciertamente, hay una relación directamente proporcional. Selena Gómez, con el récord, tiene 101 millones; Kendall Jenner, 67 millones; y Kim Kardashian, 85 millones. Brooklyn Beckham roza los nueve: una nimiedad en comparac...
Tal vez sea drástico –y simplista– achacar el éxito de los iconos de las nuevas generaciones a una cuestión de fanatismo cuantificado en seguidores. Aunque, ciertamente, hay una relación directamente proporcional. Selena Gómez, con el récord, tiene 101 millones; Kendall Jenner, 67 millones; y Kim Kardashian, 85 millones. Brooklyn Beckham roza los nueve: una nimiedad en comparación con las emperatrices de las redes. Pero no impidió a Jess Cartner-Morley, editora de The Guardian, reducir su éxito al tirón de un apellido y una cuenta de Instagram populares. La revolución que han causado las nuevas formas de comunicación es algo que al hijo de David y Victoria Beckham tampoco se le escapa. «Creo que el auge de las redes ha dado a la gente joven la posibilidad de expresarse, de que se les vea y escuche más. La juventud hoy tiene voz y opiniones válidas, y el mundo, cada vez más, está prestando atención», cuenta a S Moda.
Que las plataformas digitales son un altavoz al alcance de cualquiera es un hecho. La línea divisoria está en lo que se dice a través de ellas. A Kim Kardashian le gusta mostrar su trasero. A Taylor Swift, sus gatos. Lena Dunham cuelga mensajes feministas. Y Brooklyn Beckham postea los desfiles de su madre, sus piruetas sobre el monopatín, un viaje a Kenia con UNAIDS, los retratos que hace a sus amigos, un concierto de Alicia Keys… O su reciente visita a la nueva sede ecoeficiente de Pull & Bear en Narón –una urbanización construida bajo los parámetros del sello LEED– y a su tienda For&From en Ferrol –la primera de la marca dentro del proyecto de integración laboral para personas con discapacidad del grupo Inditex–.
«Crear un espacio que representa la preocupación de la firma por apoyar la ecología y la sostenibilidad es un mensaje potente sobre el compromiso real de la industria con el mundo», asegura. «Es importante que los jóvenes tengan conciencia sobre estos temas, y Pull & Bear está demostrando que puede hacerse». Empezando por usarlo a él como gancho, una estrategia no exenta de críticas –o al menos escepticismo– pero indudablemente eficaz. Es lícito pensar que la firma lo eligió por su tirón multitudinario; sin embargo, él espera que haya sido porque es una persona auténtica, aunque sabe que ayuda que le encante la ropa de Pull & Bear y la lleve siempre. Pero la razón por la que esta joven celebridad quiso formar parte del plan –y aceptó, como fotógrafo novel que está dando sus primeros pasos en el mundillo, capturarlo en una serie de instantáneas para nosotros– es porque también opina que la industria de la moda y sus influencers pueden usar su poder de convocatoria para algo más que hacer caja. Y si los expertos aseguran que en la generación milénica la prescripción es todopoderosa, también indican que es la más preocupada (y exigente) en cuanto a la responsabilidad social de las firmas que consume. Si fue antes el huevo o la gallina, ¿importa?.