Bianca Balti, ‘luz de Boudoir’

Como una diva del Cinecittà de los años 40, Bianca Balti recrea imágenes en claroscuro en las que las pieles, los brillantes y el maquillaje sofisticado de L’Oréal Paris evocan el ambiente de un cuidado film noir.

Álex Vicente y Cristina Pérez-Hernando (Realización)

Se situará al mismo lado del objetivo, pero su trayectoria tiene poco que ver con la de sus compañeras de oficio. Hace nueve años que Bianca Balti dejó la casa okupa en la que vivía para desviarse de una vida que no la conducía precisamente hacia el mundo del lujo ni a convertirse en top. Imagen de L’Oréal Paris desde 2011 y cara visible de la campaña de moda de Dolce & Gabbana, la modelo italiana analiza sus años en esta industria.

¿Qué cambió cuando conoció a su agente y, dos semanas después, hizo su primera portada?


Todo. A los 20 año...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Se situará al mismo lado del objetivo, pero su trayectoria tiene poco que ver con la de sus compañeras de oficio. Hace nueve años que Bianca Balti dejó la casa okupa en la que vivía para desviarse de una vida que no la conducía precisamente hacia el mundo del lujo ni a convertirse en top. Imagen de L’Oréal Paris desde 2011 y cara visible de la campaña de moda de Dolce & Gabbana, la modelo italiana analiza sus años en esta industria.

¿Qué cambió cuando conoció a su agente y, dos semanas después, hizo su primera portada?

Todo. A los 20 años ya tenía un buen sueldo, a los 23 era madre y hoy, a los 29, casi me siento vieja. Me considero afortunada. Sobre todo, teniendo en cuenta la situación económica actual.

¿Es cierto que su familia intentó impedir que se dedicara a esto?

Mi madre quiso evitarlo mientras era adolescente, porque ella quería que acabara el instituto y tuviera un nivel mínimo de estudios. Y se lo agradezco mucho. Gracias a eso, hoy puedo mantener una conversación mínimamente culta en cualquier cena y soy consciente de la realidad en que vivimos.

Una vez afirmó que la profesión de modelo es «de deficientes».

Me malinterpretaron. Me refería a que, a diferencia de otras profesiones, en las que para llegar a la cumbre se necesitan estudios y sacrificios, en esta basta con tener suerte y seleccionar bien tus trabajos. 

Abrigo de lana mohair de Céline (4.900 €), sujetador de seda y encaje de Stella McCartney para Net-A-Porter (125 €), falda de lana de Hermès (2.300 €).

Álvaro Beamud Cortés

¿Qué recuerdos conserva de sus años de okupa en Milán? 

No tenía dinero para alquilar una casa; y no creo que haya nada malo en okupar un edificio vacío. Dormía en el suelo, sin agua caliente. Comía la fruta que nos daban en el supermercado. Y pese a todo, fue una etapa fantástica. Jamás me he sentido tan libre. Hoy soy solo un número para el Estado.

¿Votó en las últimas elecciones? ¿Apoya al contestatario Beppe Grillo? 

Sin comentarios [en 2011 criticó a Berlusconi, por lo que fue incitada a abandonar Italia por la diputada neofascista Alessandra Mussolini]. 

Ha sido retratada por grandes fotógrafos, como Mondino, Paolo Roversi, Peter Lindbergh o Mario Testino. ¿Qué ha aprendido de ellos?

Fue al ver una muestra de Testino cuando me di cuenta de que tal vez podría abrirme un hueco en esta industria. En Lodi [donde creció] se burlaban de mí por ser tan flaca. La fotografía de moda me permitió ver físicos como el mío. Más que el fotógrafo en sí, me fascinó su visión de la modelo. Al ver a Kate Moss en los retratos de Testino me di cuenta de que existían cuerpos parecidos al mío; y quise sentirme admirada como ellas. 

Una vez dijo que los modelos hombres pueden ser «un coñazo». ¿Le disgusta la coquetería masculina?

Estar con una chica vanidosa ya es fastidioso, pero cuando se trata de un hombre me resulta todavía más molesto. 

Chaqueta (c. p. v.) y vestido bordado con lentejuelas (c. p. v.), ambos de Louis Vuitton.

Álvaro Beamud Cortés

La han comparado con Monica Bellucci. ¿Le molesta?

No, todo lo contrario: es un halago. Desafortunadamente, no creo que me parezca a ella. ¡Qué más quisiera yo! 

Roland Barthes escribió que la modelo era «el cuerpo absoluto», pero también «un individuo normativo, escogido por su generalidad canónica, que representa la falta de libertad». ¿Se ve así, como una imagen sin derecho a la palabra? 

Una maniquí no es solo una figura congelada. Puede que por nuestro aspecto la gente nos tome por superficiales. Pero también tenemos nuestros propios intereses y opiniones. 

En su trabajo, ¿diría que lo comercial prima sobre la creatividad? 

Los imperativos comerciales siempre mandan, pero todavía no dominan la totalidad de este negocio. No creo que esto sea siempre negativo, porque obliga a la moda a adaptarse a su contexto. Por ejemplo, ahora estamos viviendo un periodo de recesión y esta industria se tiene que amoldar a él. Resulta necesario abrazar cierto minimalismo. La ostentación está perdiendo peso. ¡Por fin!

Vestido de Gucci (c. p. v.), estola de zorro de Ramiro Guardiola (1.900 €), sujetador de Oysho (17,99 €).

Álvaro Beamud Cortés

Abrigo (2.750 €) y falda (1.090 €) de algodón brocado, ambos de Dolce & Gabbana; sujetador de Women’secret (19,99 €) y anillo (c. p. v.) y pendientes de coral (7.030 €), todo de Grassy.

Álvaro Beamud Cortés

Pendientes de brillantes y zafiros (11.500 €), pulsera Rivière con brillantes y zafiros (5.985 €) y anillo de oro blanco, zafiro oval y brillantes (c. p. v.), todo de Grassy.

Álvaro Beamud Cortés

Archivado En