«Bebés del nepotismo»: el meme que pone de relieve la incómoda realidad del Nuevo Hollywood
Los ‘hijos de’ acaparan los proyectos más jugosos en las pantallas y su presencia reaviva el debate sobre el acceso a las profesiones artísticas.
Hay un género de tweet que se viraliza porque responde al esquema “persona joven descubre una cosa que todo el mundo sabe” y por lo general hace mucha gracia. Así se explica un meme que está circulando a partir de un tweet escrito el pasado 20 de febrero por una usuaria llamada @MeriemIsTired. Decía así: “Espera, acabo de descubrir que la actriz que hace de Lexi es una bebé del nepotismo omg. Su madre es Leslie Mann y su padre es un director de cine lol”. Que la usuaria conociera el nombre de Mann, la actriz de películas como Lío embarazoso o #Sexpact, pero no a su marido, Judd Apatow, también tenía su miga.
A partir de esta plantilla, que habla de Maude Apatow, Lexi en Euphoria, han venido cientos de tuits más referidos a otros “bebés del nepotismo”, la expresión que se utiliza en redes para describir a alguien que está donde está porque sus padres tienen su propia entrada en la Wikipedia. Se han hecho versiones del tuit con Liza Minelli (“su madre es Judy Garland y su padre un director de cine lol”), con Louisa Jacobson, la actriz que hace de Marian en la serie de HBO La edad de oro y que es, como su propia cara indica, la tercera hija actriz de Meryl Streep. Y también con Zoe Kravitz, Sofia Coppola, George W. Bush (“Espera, ¿él también es un bebé del nepotismo?”) y con Blue Ivy Carter: su padre es Jay-Z y su madre es nosequé cantante.
Más allá del meme, que durará lo que dure, esta microunidad de lo viral revela dos cosas: que, efectivamente, la industria del espectáculo está llena de hijos de, quizá más que nunca, y que cada generación descubre a su debido tiempo que la meritocracia no existe.
Se puede argumentar que el nepotismo en Hollywood es tan viejo como el propio Hollywood. Ahí está Liza Minelli para probarlo, y antes que ella sagas como la de los Barrymore o los Fonda, pero es imposible no tener la sensación de que ahora sería más difícil para, no ya una Rita Hayworth, sino una Emma Stone, mudarse a un apartamento de Los Ángeles durante la temporada de pilotos y empezar a hacer un casting tras otro sin tener antes una red de contactos preestablecida.
No es solo que los papeles principales vayan a hijos de artistas –Lily Collins, hija de Phil, es Emily in Paris, Zoe Kravitz, famosa desde el día en que nació, hija y nieta de artistas, la nueva Catwoman; los proyectos dentro y fuera de las plataformas están liderados por rostros que nos recuerdan a otros que ya vimos: John David Washington, Margaret Qualley, Lily-Rose Depp, Emma Roberts– también están las redes que no son tan obvias. Beanie Feldstein, Monica Lewinsky en Impeachment, no es solo hermanastra de Jonah Hill, también es hija de Richard Feldstein, el contable de Madonna y Guns N’Roses. El padre de Ben Platt, el actor de series como The Politician y del musical Dear Evan Hansen, es el productor Mark E. Platt, responsable de muchos taquillazos como la saga Una rubia muy legal. Ambos acudieron a los mismos campamentos de teatro cuando eran niños y a escuelas de Los Ángeles en las que, como bromeaba Alana Haim en una entrevista, todos los niños tenían su propio headshot, sus fotos profesionales para el circuito de audiciones.
Por lo general, ese es un dato, el de la filiación, que solo suele asomar cuando hay malas críticas –como las que tuvo el propio Platt por Dear Evan Hansen– o un giro negativo de popularidad. Casi nadie le recuerda a la adorada y adorable Tracee Ellis Ross que es hija de Diana Ross, o si lo hacen es para bien. El tema, aun así, suele salir en las entrevistas de los hijos de y ellos se defienden de distinta manera. El año pasado, el anuncio del inicio de rodaje de un corto generó mucho más ruido del que nunca suele hacer una película de menos de veinte minutos. El motivo era que lo iba a protagonizar Hopper Penn (hijo de Sean) y que lo dirigen Destry Spielberg (hija de Steven) y Owen King (hijo de Stephen). Entonces, Franklin Leonard, el guionista y ejecutivo de Hollywood, tuiteó la noticia con el texto irónico “Hollywood es una meritocracia, ¿eh?” y le contestó nada menos que Ben Stiller, que llegó a la industria en los noventa como prometedor actor y guionista, y de la mano de sus dos famosos padres, los cómicos Jerry Stiller y Anne Meara. Stiller aventuró que Penn, Spielberg y King “seguro que han tenido desafíos, diferentes a los de la gente que no tiene acceso a la industria”. Y añadió: “el negocio del espectáculo es duro y es al final una meritocracia”.
Otra respuesta habitual de los hijos de es que ellos lo tienen más fácil para llegar a “la puerta” pero una vez allí tienen que esforzarse igual o más que el resto, como si llegar a la puerta fuera poco. “Es fácil asumir que me llegan los papeles solo por mi nombre pero esa es idea que siempre he rechazado”, dijo Lily-Rose Depp en una entrevista con Vogue. Siempre he tenido la impresión de que tengo que trabajar el doble de duro para demostrar que no estoy aquí solo porque es fácil para mi. Siento que no soy mi nombre. Si no eres adecuada para el papel, no van a llamarte solo porque tu nombre queda bien en el cartel”. Maya Hawke, hija de Ethan Hawke y Uma Thurman, con papeles en Mujercitas y Stranger Things, asegura que sus padres nunca quisieron darle papeles en sus películas, cosa que podrían haber hecho fácilmente. Tampoco Swinton Byrne, la hija de Tilda Swinton, puede decir que se haya criado en las colinas de Hollywood. Al contrario, su madre fundó una escuela libre en un paraje remoto de Escocia. A los 18 años tenía previsto irse a hacer voluntariado en África cuando le llamó su madrina, la cineasta independiente Joana Hogg, para decirle que tenía un papel protagonista para ella en una película autobiográfica, la premiada The Souvenir. Aunque ahora estudia en la universidad y estudia como florista, ha repetido el papel en la secuela, The Souvenir Part II. Sobre decir que esas cosas no te pasan si no tienes una madrina cineasta.
Cada vez que resurge esta conversación en torno a los “bebés del nepotismo”, alguien tiene que recordar que el nepotismo no niega el talento. Zoe Kravitz tiene una poderosa presencia en pantalla, quizá mayor aun que la de su madre, Lisa Bonet. Maya Rudolph es una de las mejores cómicas de su generación y puede que heredara la facilidad de estar bajo el foco de su madre, la cantante Minnie Ripperton. A la luminosa Dakota Johnson se la podría llegar a considerar la mejor actriz de su familia, en la que también están o han estado Melanie Griffith, Tippi Hedren, Don Johnson y Antonio Banderas. Es precisamente porque se han criado en entornos en los que era habitual, deseable y lucrativo dedicarse al espectáculo –al contrario que en la mayor parte de estratos sociales, donde se redirige a los niños y niñas a profesiones consideradas más prácticas– que han podido afinar ese don natural que ya llevaban de serie.
El nepotismo, al fin y al cabo, es solo la versión más extrema de la desigualdad. Según un estudio llevado a cabo en Reino Unido en 2018 por Arts Emergency, una asociación que precisamente aboga por la democratización del acceso a la artes, solo el 12% de los que trabajan en el sector editorial provienen de familias de clase trabajadora. En la música y las artes visuales y escénicas, el número subía hasta el 18% y, pese a la percepción de que en la tele y el cine todavía existen historias de éxito súbitas, de camareros con un día de suerte y gente que llega a la capital con una maleta llena de sueños, etcétera, el estudio indicaba que en el cine y la televisión ese número era también del 12,4%. En el estudio se citaban varias razones, entre ellas esa tendencia a considerar lo artístico como algo superfluo entre las familias que aun aspiran al ascensor social, y por tanto un campo que parece que queda libre para aquellos que ya tienen lo material solucionado, la prevalencia de los trabajos no pagados al principio de la carrera –de eso pueden hablar Stella Banderas y Liv Frendlich, hija de Julianne Moore, que han estado haciendo de ayudantes en los rodajes de sus padres recientemente– pero también a motivos más etéreos, a los “valores homogéneos, las actitudes y los gustos de la gente que trabaja en la cultura” que actúan como barrera de paso para la gente que no conoce esos códigos.
Al final detrás de cada persona que tuitea que Lexi de Euphoria tiene padres famosos –Maude Apatow y su hermana Iris, también actriz, llevan apareciendo en las películas de su padre desde que eran bebés– hay alguien que se está dando de bruces con una realidad que no por conocida es menos sangrante.