Adiós Terremoto. Hola Pepa Charro
En los últimos tiempos ha habitado más en la piel de su álter ego –La Terremoto de Alcorcón– que en la suya propia. Por eso, ahora, Pepa Charro se rebela para que su nombre se grite a los cuatro vientos.
Es mi hermana y convivo perfectamente con ella. Pero hemos tenido nuestros problemas, incluso grandes crisis. Es más, La Terremoto tiene un nicho en Mallorca. Fue un regalo que me hizo un amigo para enterrarla cuando ya no la pudiera soportar. Y hubo un momento en el que casi lo hago porque Pepa Charro no estaba en ninguna parte: La Terremoto se la había comido. Y entonces apareció la empresaria Elvira Vázquez proponiéndome que fuera supervedette en El Molino. Y decidí reconciliarme con mi hermana. Hicimos terapia juntas y seguimos hacia delante. Ahora estamos mejor que nun...
Es mi hermana y convivo perfectamente con ella. Pero hemos tenido nuestros problemas, incluso grandes crisis. Es más, La Terremoto tiene un nicho en Mallorca. Fue un regalo que me hizo un amigo para enterrarla cuando ya no la pudiera soportar. Y hubo un momento en el que casi lo hago porque Pepa Charro no estaba en ninguna parte: La Terremoto se la había comido. Y entonces apareció la empresaria Elvira Vázquez proponiéndome que fuera supervedette en El Molino. Y decidí reconciliarme con mi hermana. Hicimos terapia juntas y seguimos hacia delante. Ahora estamos mejor que nunca». Así, con un torrente de ideas desbocado, nos cuenta Pepa Charro cómo sobrevive a su bipolaridad. Y es que su álter ego ha tenido un protagonismo absoluto en su vida, especialmente desde que en 2005 España entera se lanzara a Internet para ver (y bailar) su particular visión del Hung Up de Madonna: Time goes by con Loli. «Tengo entendido que la cantante llegó a escucharla. Entonces, en su gira Confessions, llevaba un coreógrafo español y por amigos comunes sé que llegó a conocer a La Terremoto. ¡Hasta se rumoreaba que en los ensayos calentaban con su versión!», afirma Pepa orgullosa. Y es que los éxitos musicales de La Terre han llegado muy lejos: «Una vez, una periodista de moda me llamó desde uno de los desfiles de Lanvin y me dijo: “¡Nena, que están poniendo el Love Is In The Air de La Terremoto para cerrar!”. Y yo me quedé muerta, claro».
Pero la sombra de la de Alcorcón era muy alargada. Y por eso Pepa decidió equilibrar los egos. En los últimos dos años, Charro se ha dedicado tiempo a sí misma y ha trabajado a las órdenes de los directores Agustí Villaronga, Santiago Tabernero y Javier Giner. Y, además, ha interpretado a Anaís López en la serie de televisión Fenómenos. Por su parte, La Terremoto ha hecho de maestra de ceremonias en el espectáculo The Hole y justo ahora se ha embarcado como concursante en el reality Splash: Famosos al agua de Antena 3. «Esa es la diferencia entre mi hermana y yo. Yo, la Pepa, jamás me habría atrevido a hacer algo así. Y ya le he dicho que tenga cuidado, que corre un riesgo físico importante. Pero a ella le da igual…».
Jersey de mohair de Fifi Chachnil, falda de Moschino, pañuelo de seda de Sportmax y collar de pedrería y PVC de Shourouk.
Pablo Zamora
Pero para Charro, el gran salto profesional y el reconocimiento a su carrera han llegado de la mano de Pedro Almodóvar. En su última película, Los amantes pasajeros, que se estrena el próximo 8 de marzo, lavedette –no quiere que la llamemos actriz porque cree que aún le queda mucho para serlo– interpreta a una azafata con vena cómica, cuyo uniforme ha diseñado Davidelfin. Fue el propio director quien lo anunció en el Facebook de su productora, El Deseo: «Me doy el gustazo de trabajar con una auténtica diva alternativa. Debería haber saltado a la gran pantalla hace tiempo. Otro papel breve, con promesa implícita de trabajo futuro». A lo que Pepa Charro contesta: «¡Menudo piropo! Ese hombre suelta tantas maravillas por esa boca… Además, él sabe lo que dice porque su casa es un entrar y salir de divas todo el día. La pregunta es: ¿La diva nace o se hace? Yo creo que él ha ayudado a muchas a hacerse y a convertirlas en grandes. Yo, por mi parte, no me considero diva de nada, la verdad. Solo sé que nací María José y ahora soy Pepa». Pedro y ella ya se conocían, porque desde 1999 Charro ha formado parte del grupo Diabéticas Aceleradas y, en numerosas ocasiones, ha acompañado al manchego en los estrenos de sus películas. «Lo mejor de ser una chiquita Almodóvar –yo prefiero definirme así– es lo que dice mi compañera de reparto Bárbara Santa-Cruz: “Solamente con saber que te van a traducir al japonés y que mi voz va a tener una dobladora en Japón…
¿Eso es bonito o no es bonito?”. ¡Nos va a ver todo el mundo! En Islandia y en Sebastopol. ¡Es que me tiemblan las piernas solo de pensarlo!». ¿Y qué hay de la crítica, asusta? «A mí me da morbillo leerla. Cuando dicen algo malo de ti se produce una sensación fantástica, la de quedarte con ganas de contestar… Y te pones a hablar por tu casa sola en alto diciéndote: “¡Puedo con esto! ¡Yo controlo esto!”».
Abrigo de seda de Marina Rinaldi, gafas de pasta de Dior, pendientes y pulsera de metal y piedras, todo de Anton Heunis; reloj D de Dior en oro amarillo, diamantes y turquesas de Dior Horlogerie y bolso de mimbre y cuero de Paule Ka.
Pablo Zamora
La primera persona a la que llamó cuando se enteró de que Almodóvar la había fichado fue a Javier Cámara: «“¿Tú has tenido algo que ver con esto?”, le dije, porque él es un actor muy generoso como hay pocos. Aunque he de decir que he sido muy mimada por todos. Me he sentido como una pequeña Pe (una vez dije esto en Internet y me pusieron verde, porque pensaban que me quería comparar con ella. Nada más lejos, era una manera de expresar cómo me habían tratado)». Otra de las grandes amistades que se lleva de esta película es Cecilia Roth. «Me pasé la fiesta de fin de rodaje a su lado. Ahora nos enviamos mensajes por WhatsApp. Tenía una gran curiosidad por conocerla. Ella sí que es grande, con esos gestos, ese dramatismo, ese mundo argentino… De todas maneras, he de decir que este filme de Almodóvar no es tanto de mujeres como de hombres. Poco puedo desvelar, pero para mí se podría haber llamado perfectamente Hombres al borde de un ataque de nervios».
La película, además, toca indirectamente otros temas como la corrupción, la videncia y el cotilleo. «Refleja muy bien la actualidad de España en estos momentos. Pero me gustaría mucho que en el extranjero conocieran nuestro país por otras cosas que no fueran estas. Por su cultura, sus museos, sus artistas, su cine, por ejemplo. La pena es que las noticias se centran casi exclusivamente en estas cuestiones. En los informativos hay un montón de realities y lo curioso es que a sus concursantes no les llega el premio nunca, siempre se escapan de ser juzgados o encarcelados. Te recuerdo que vivo en Mallorca, una isla manchada por la corrupción y con un duque que nos representa con su nombre. Quizá esto sirva para que Marivent vuelva al pueblo y para que la familia real decida, por fin, alquilarse una casita de vacaciones como hacemos todos los españoles que no tenemos una propiedad de veraneo. Ya les pagamos el palacio de invierno, ¿no?».
Gabardina de tul de algodón y terciopelo y collar y pendientes de PVC reciclado, todo de Marni; pulsera dorada de Bexrox para Muïc, bolso Cadaqués de Loewe y zapatos Pigalle de Christian Louboutin.
Pablo Zamora
Ahora que el caso Urdangarin ha provocado la desaparición de la calle de los duques de Palma en la capital mallorquina, Pepa Charro pide justicia también para La Terremoto de Alcorcón. «Hemos peleado mucho para que le pongan una rotonda. Desde aquí hago un llamamiento al ayuntamiento de la ciudad madrileña para que, de una vez, nos la concedan. Bueno, a Pepa no le hace falta, pero a La Terremoto sí, que se lo ha ganado a pulso. La Terremoto ha hecho por Alcorcón lo que Rihanna por Barbados. Es lo mismo. Yo no veo ninguna diferencia porque no la hay». Y es que ahora que se llevan bien, La Terremoto y Pepa han decidido apoyarse hasta el infinito. «Yo siempre he sido muy contestona», dice Charro; «siempre he defendido mucho lo mío y lo de los demás. Fui de Erasmus dos veces, una a Francia y otra a Bélgica. En la segunda me echaron porque “actitudes como la mía ponían en peligro la relación entre instituciones”. Eso me dijeron, no olvidaré la frase nunca. Y todo porque le dije a una señora que si no me daban la pasta me tenía que poner a trabajar para pagarme la habitación y, en consecuencia, no podía ir a clase. Sí, soy rebelde y eso me mantiene viva».
Blusón de seda de Marina Rinaldi, pamela de fieltro de Maison Michel y anillo y pulsera de metal, strass y piedras de Anton Heunis.
Pablo Zamora