Hasta siempre, querida Naiara
Ayer fallecía nuestra compañera Naiara Margiotta a los 40 años. Su luz infinita seguirá con nosotros.
Naiara Margiotta era la luz de nuestra redacción. Por eso una de las frases que más hemos repetido sus compañeros desde que nos enteramos de la triste noticia de su fallecimiento a los 40 años es que Nai, como la llamábamos afectuosamente, era justamente eso, un ser luminoso. Cariñosa, empática y muy alegre, Naiara siempre se preocupaba por los problemas de los demás, por pequeños que fueran, incluso cuando ella se estaba enfrentando a uno de los más complicados que le puede tocar a un ser humano: luchar contra una enfermedad cruel y despiadada que no estaba dispuesta a darle ...
Naiara Margiotta era la luz de nuestra redacción. Por eso una de las frases que más hemos repetido sus compañeros desde que nos enteramos de la triste noticia de su fallecimiento a los 40 años es que Nai, como la llamábamos afectuosamente, era justamente eso, un ser luminoso. Cariñosa, empática y muy alegre, Naiara siempre se preocupaba por los problemas de los demás, por pequeños que fueran, incluso cuando ella se estaba enfrentando a uno de los más complicados que le puede tocar a un ser humano: luchar contra una enfermedad cruel y despiadada que no estaba dispuesta a darle una segunda oportunidad.
Empezó a trabajar en S Moda en 2015, llevando su gran profesionalidad y optimismo al departamento de arte y maquetación de nuestra revista. Pero este no había sido, ni mucho menos, su primer puesto como diseñadora gráfica. Después de graduarse en IPS Caterina da Siena de Milán, trabajó para casi todos los grandes grupos editoriales de este país. Primero para el grupo Zeta, en la revista Motorpress y en Cuore; después para Condé Nast, en Glamour, y antes de que tuviéramos el privilegio de ficharla en S Moda, en la revista Esquire cuando todavía pertenecía a Spainmedia. Estamos seguras de que todos los compañeros y compañeras de esas aventuras profesionales lloran con la misma tristeza que nosotros su muerte. Porque allí donde iba dejaba huella y no quererla era simplemente imposible.
Profesionalmente no solo era creativa, también mostraba una disposición incomparable para desarrollar cualquier reto y era infinitamente cuidadosa y detallista. Disfrutaba de su trabajo tanto como de la vida y encaraba cada nuevo día en la redacción con su sonrisa imborrable. Era una buena persona sin proponérselo y esa luz que la envolvía era extensible a su trabajo.
Hija de padre italiano y madre española, dejó su amada Italia natal cuando era una adolescente para mudarse a España. Aquí conoció a su querido marido, Ángel Perea, uno de los más admirados directores de arte de España, que actualmente dirige el departamento de diseño de la revista Traveler y es jefe de diseño de Condé Nast. Con Ángel compartía su pasión por el diseño gráfico, el arte y el mundo editorial y a él unió su vida en 2017 en la boda que siempre había soñado. Juntos viajaron de luna de miel a California, un lugar muy especial para Naiara porque allí, en Los Ángeles, había vivido una etapa de su vida muy feliz justo después de terminar sus estudios. Allí quiso volver en su viaje más personal para compartir con Ángel todos esos escenarios que tanto la habían marcado.
Naiara era una persona apasionada con unas ganas de vivir infinitas y con una fuerza y perseverancia admirables. Amante del yoga y concienciada con la importancia de la alimentación saludable, incluso estando de baja y sufriendo tratamientos muy agresivos, tuvo fuerzas para estudiar un máster de dietética. Una muestra de que ella, como nos dijo en uno de sus últimos mensajes, no iba a «tirar la toalla jamás». Detallista y amante de todo lo bello, se despidió de sus compañeras con un desayuno en su casa al que le puso el amor que desprendía todo lo que hacía. Sus compañeras y compañeros nunca la olvidaremos y echaremos de menos su risa contagiosa y el brillo de sus ojos cada día. Ciao, Nai. Ci vediamo, amica.