Fábrica de sueños y respeto: las claves del regreso del diseñador Alber Elbaz a la moda

Cuatro años después de su aciaga salida de Lanvin, el israelí anuncia un nuevo proyecto de la mano de Richemont. Un plan rodeado de incógnitas que, sin embargo, deja algunas ideas muy claras.

El diseñador Alber Elbaz, en una imagen de archivo del pasado mes de enero.getty images

Alber Elbaz vuelve a la industria de la moda junto al conglomerado de lujo suizo Richemont. El grupo anunciaba la colaboración, una joint venture, mediante un comunicado publicado en la tarde del viernes. Una escueta nota que revelaba el nombre del nuevo proyecto, AZ Fashion, “una start up innovadora ideada para hacer realidad los sueños”. Se desconoce el momento del lanzamiento o la forma del mismo, pero sí se intuye la sintonía entre el diseñador de 58 años y Johann Rupert, CEO de la compañía que también posee Chloé, Cartier o la emblemática plataforma de lujo digital Net-a-porter.com. “Al escuchar a Alber Elbaz describir su visión de la moda y los proyectos que le inspiran, su perspicacia y su creatividad me sorprendieron. Su talento, su inventiva y su sensibilidad hacia las mujeres serán de gran valor para nuestro grupo”, escribía el directivo.

El creativo israelí es uno de los personajes más querido del mundo de la moda. Pero también uno que se encontraba desempleado desde que en 2015 fuera invitado a abandonar Lanvin, la firma a la que devolvió el lustre de los tiempos de su fundadora, Jeanne. Desavenencias con la magnate Shaw-Lan Wang, dueña de la marca, pusieron fin abrupto en 2015 a 14 años de cooperación y sintonía en los que Elbaz actualizó los códigos de la maison y presumió de comprender como pocos las necesidades de las mujeres contemporáneas. “He sido un sintecho durante años. Lo perdí todo: mi estudio, mi equipo, mi ego, mi todo”, confesaba el diseñador el año pasado en la conferencia Voices. Reimagining the Fashion System. Una interesante charla de superación y resiliencia en la que se abrió y compartió su visión de la industria. Ahora, una atenta mirada a sus declaraciones y a su trayectoria dan muchas pistas sobre cómo será esta nueva y misteriosa enseña.

Carrusel final de la última colección de Alber Elbaz para Lanvin: primavera-verano 2016.getty images

Poco convencional.

La sola idea de AZ Fashion, una firma creada desde cero, ya representa un concepto rompedor en un panorama copado por marcas rescatadas del baúl. La alternativa elegida por Elbaz y Richemont supone un reto, pero también una oportunidad de hacer las cosas de manera distinta. Una con muchos más gastos de entrada (solo dar a conocer un nuevo nombre de manera global ya requiere de una partida importante), pero a la vez con infinitas posibilidades de crear sin atender a los usos y costumbres impuestos.

Comprensiva.

Desde 2015 Elbaz se ha dedicado a encontrarse a sí mismo y a observar atentamente el panorama. Dice haber olvidado el marketing y haber recuperado su faceta de creador. Además de puntuales colaboraciones con LeSportsac y Tod’s (la última este mismo verano), se ha dedicado a analizar, viajar, escuchar o enseñar en escuelas de todo el mundo. Ahora está “feliz de terminar estas aburridas vacaciones”, y así se lo contaba a su amiga la crítica de moda Suzy Menkes.

A otro ritmo.

Lo que queda absolutamente claro por ahora es que AZ Fashion no se plegará a la dictadura de la novedad. “No existe una industria como la de la moda. Ningún estudio cinematográfico es capaz de producir ocho blockbusters en un año. Ningún cantante y ningún productor puede publicar 14 hits en un año”, apuntaba el diseñador en Voices. Ahora se embarca en esta start up con el firme propósito de ofrecer algo distinto. “No vamos a hacer precolecciones, colecciones, postcolecciones. Va a tratar de hacer cosas que creo son relevantes”, explicaba en The New York Times tras publicarse la noticia.

A otra escala.

El proyecto no es ambicioso en su tamaño inicial, todo lo contrario. Se espera que empiece poco a poco y no que acapare ventas billonarias en una temporada. Crítico con el exceso de información o las presiones de los directivos sobre los equipos creativos, Elbaz revela que “estampos empezando. Y vamos a empezar muy muy pequeño. Me gusta la idea de empezar poco a poco hoy”. Sin duda otro elemento poco convencional en el escenario actual en el que cualquier diseñador cuenta con pocos meses para defender su visión.

¿Otro precio?

Con firmas como Van Cleef & Arpels, Piaget, Jaeger-LeCoultre o Moncler en su portfolio, Richemont está especializado en el segmento de alta gama. Sin embargo, el precio no marcará las propuestas: “Hoy el lujo no va sobre el precio”, compartía Elbaz con Vanessa Friedman.

Pocos millennials.

“Adoro a los millennials. Hoy no podemos venderles tan fácilmente porque hoy ellos son los que deciden: qué, dónde y cuándo. Y aleluya a eso. Pero hace poco un CEO de la industria me dijo que en 2024 en China habría 600 millones de millennials solo en China. El futuro. Y yo no soy un genio, pero pienso que por cada millennial habrá un par de padres, dos pares de abuelos, algún hermano, vecinos, primos… Así que por esos 600 millones de millennials hay billones de no-millennials, ¿no? No quiero ignorar esa estadística, pero no quiero hablar de estadísticas, quiero hablar de personas. No de mercados, solo de personas”. Atendiendo a declaraciones como esta y al propio currículo del israelí, podría afirmarse casi rotundamente que entre sus propuestas no encontraremos streetwear.

Y muchas personas.

“Algo que no termino de entender de la industria musical es por qué hoy el Dj es más famoso que el músico. ¿Qué estamos haciendo creando o comisionando? ¿Se trata de talento o de fama? ¿De trabajar o de hacer contactos? ¿Del envoltorio o del contenido?”, reflexiona Elbaz. Con una personalidad generosa y altruista, es muy probable que su cuenta de Instagram se convierta en una similar a la que maneja Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino: una rareza en la industria en la que acredita y homenajea a todas las personas que están detrás de esos sueños.

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