Estados Unidos también se rebela contra sus uniformes olímpicos

Se ha dicho que la boina es demasiado francesa y el logo de Ralph Lauren, diseñador de los uniformes, una abuso publicitario.

Aunque por distintos motivos, el trasfondo del escándalo de los uniformes es el mismo en España que en Estados Unidos. Lo único, y quid de la indignación y la vergüenza nacional, es que aquí hay que sumarle el factor feísta. 

Si las quejas en España empezaron por cuestiones del estética y se recrudecieron una vez se supo que se habían diseñado y producido en Rusia-la ACME alzó la voz en contra de la decisión del COE aunque nada de esto hubiera sabido tan mal visto que el ofrecimiento de ...

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Aunque por distintos motivos, el trasfondo del escándalo de los uniformes es el mismo en España que en Estados Unidos. Lo único, y quid de la indignación y la vergüenza nacional, es que aquí hay que sumarle el factor feísta. 

Si las quejas en España empezaron por cuestiones del estética y se recrudecieron una vez se supo que se habían diseñado y producido en Rusia-la ACME alzó la voz en contra de la decisión del COE aunque nada de esto hubiera sabido tan mal visto que el ofrecimiento de BoscoSport sale gratis y viene además con un suculento patrocinio debajo del brazo, si no fuera por la imagen pobretona que transmite la equipación escogida– en Estados Unidos, la impecable factura de Ralph Lauren es motivo de orgullo. Sus clásicos diseños de corte elegante y retro, inspirados, según ha declarado el hijo menor de Lauren y vicepresidente de la compañía, en el filme Carros de fuego así como en la vestimenta lucida por sus deportistas en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, los llevarán en exclusiva los abanderados en la ceremonia inaugural y de clausura -así lo llevan haciendo desde 2008- y ya están a la venta, junto a toda esa otra partida de ropa y complementos mucho más informal e ideada como merchandising que se reserva para la Villa Olímpica.

La equipación puramente deportiva -aquella que vestirán los deportistas durante las competiciones y entregas de medallas- correrá a cargo de Nike.

El único pero a la propuesta global de Lauren se lo ha llevado el elemento escogido para adornar la cabeza: una boina. Muchos han tildado dicho accesorio de excesivamente afrancesado. Otra de las pegas que le han puesto al creador americano es que no haya prescindido de su caballito insignia. Le echan en cara que haya antepuesto estrategia publicitaria a patriotismo y si bien los logos de los uniformes no son tan desmesurados como aquellos que pueblan sus camisetas y polos, ahí están, adornando el pecho de los atléticos y atléticas plusmarquistas mientras las referencias a la bandera americana lo único que tienen de evidente es la combinación de colores.

Todo lo anterior hubiera quedado en pura anécdota si no fuera por las incendiarias declaraciones realizadas por el senador demócrata Harry Reid este fin de semana denunciando que los conjuntos son -y así llevan siéndolo desde las olimpiadas de Pekín– made in China.

"Creo que el Comité Olímpico debería estar avergonzado de su decisión y tendría que poner todos los uniformes en una pila y quemarlos", sentenciaba en una conferencia de prensa. "Poco me importa si nuestros atletas tiene que vestir una sencilla camiseta pintada a mano mientras ponga claramente USA y esté hecha en América".

De todos modos, no es que se haya deslocalizado su producción a Asia para la ocasión sino que la línea Polo Ralph Lauren se fabrica íntegramente allí.

Tamaña ha sido la polémica azuzada en los medios por diseñadores que sí defienden concentrar su producción en talleres del Garment District de Nueva York, que en menos de 48 horas ya se ha emitido un comunicado desde Ralph Lauren prometiendo que en las próximas olimpiadas, de las cuales volverán a ser proveedores de estilo, todas y cada unas de las prendas de sus uniformes saldrá de Estados Unidos.

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