En otoño, ¡viva el lúrex!: guía de uso para no pasarte con los brillos

Adiós lentejuelas. La tendencia brillante de la temporada la marcan este otoño el lamé y el lúrex, dos tejidos hasta ahora reservados para la noche que se mudan a nuestro armario de día.

Si en temporadas pasadas el cupo de brillos lo llenaban las lentejuelas, este otoño el lamé y el lúrex, o lo que es lo mismo, esa tela y punto brillantes que hasta este mismo momento no nos habíamos planteado cómo encajar en nuestro armario diurno, le darán un toque lustroso a nuestra ropa de calle. La cosa es saber cómo manejarse con tanto centelleo cuando no están la fiesta ni la noche como excusa. 

La clave, como siempre, reside en no abusar de refulgencias de pies a cabeza y optar por destellar por partes. ...

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Si en temporadas pasadas el cupo de brillos lo llenaban las lentejuelas, este otoño el lamé y el lúrex, o lo que es lo mismo, esa tela y punto brillantes que hasta este mismo momento no nos habíamos planteado cómo encajar en nuestro armario diurno, le darán un toque lustroso a nuestra ropa de calle. La cosa es saber cómo manejarse con tanto centelleo cuando no están la fiesta ni la noche como excusa. 

La clave, como siempre, reside en no abusar de refulgencias de pies a cabeza y optar por destellar por partes. A ser posible combinar los brillos con tejidos cálidos en tonos mates y apagados, o integrarlos en estilismos de corte deportivo

J.W. Anderson, por ejemplo, apuesta por superponer vestidos de lamé plisados sobre anchos pantalones de lana, en el caso de Loewe. Igual que Carmen March en Pedro del Hierro Madrid, que combina prendas de seda argentada con piezas de sastrería. Alessandro Michele, por su parte, opta por enrarecer tanto aquellos estilismos de Gucci que tienen como protagonistas a sus vestidos de reflejos metálicos, que lo de menos es el toque chispeante. Y eso que los remata con exagerados collares y pendientes largos. Pero es que no hay espíritu discotequero posible que asome tras sus propuestas camiseras a media pierna. Sobre todo si encima las acompaña con boinas, gafas de ver, y mocasines forrados de pelo tipo pantufla de estar por casa. 

Aquí el único que se ha dejado de medias tintas es, como siempre, Olivier Rousteing para Balmain. El francés no solamente abusa del efecto refulgente como el que más sino que encima lo tiñe todo de colores eléctricos, y alterna semejante esplendor con volantes, terciopelo, y encaje. Chanel lo que ha esmaltado esta temporada es su clásico tweed, mientras Nicolas Ghesquière le ha añadido hilos y pequeñas cuentas brillantes a los tops de canalé de Louis Vuitton. A Marc Jacobs, por su parte, le ha dado por metalizar sus faldas de piel y grandes tablas.

Christopher Kane, Marco de Vincenzo y Calvin Klein apuestan por vestidos de punto jaspeado cuyo acabado metalizado resulta de lo más discreto. Igual que Asos, que propone holgados conjuntos tipo pijama. Aquí la diferencia la marcan las siluetas y los accesorios. Nada de medidas cortas y estrechas o escotes exagerados. Cuellos cerrados y cuerpos que respiren para compensar la brillantina y convertir lo que sería un look de noche en una apuesta elegante, apropiada incluso para ir a la oficina.

El lamé según J.W. Anderson para Loewe otoño-invierno 2015.

Carmen March fusiona el uniforme de trabajo con el look discotequero y éste es el resultado.

Pedro del Hierro Madrid

Calvin Klein, Chanel, Marco de Vincenzo y Gucci vuelven a poner de moda el punto con acabado brillante.

Getty

Asos apuesta por esa misma tendencia en versión estampada, holgada y asequible.

Asos

El acabado metalizado en clave deportiva según Markus Lupfer.

Markus Lupfer

Faith Connection integra el lamé y el lúrex en sus estilismos más grunge.

Faith Connection

Custo Barcelona, Christopher Kane y J.Crew otoño-invierno 2015.

Getty

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