Empresas que nos facilitan la vida
Proponen horarios más flexibles, estudian nuestros hábitos en la vida diaria para que las compañías entiendan nuestras necesidades y apuestan por comunidades integradoras que introducen el diseño en los barrios.
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Convivimos con la revolución tecnológica más importante de todos los tiempos, pero el entorno donde trabajamos apenas ha cambiado en los últimos 50 años. Este rotundo y sencillo planteamiento es la razón de ser de BICG (Business Innovation Consulting Group), consultora con sede en Madrid que ayuda a compañías como Repsol, el Santander o BBVA a ser más competitivas mejorando la vida de sus trabajadores. Movilidad (el empleado elige dónde se siente más cómodo para trabajar), horarios flexibles (para cumplir por objetivos y lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal), tecnología al servicio de la persona y sentido de pertenencia (sin jerarquías) son fundamentales para cambiar la cultura de la organización. «Se trata de estudiar el ADN de la compañía para transformarla en un lugar de comunicación e intercambio de ideas», apunta el director de BICG, Iñaki Lozano. Y pone un claro ejemplo. «Puede que la tecnología en un ministerio y en Facebook no sea tan distinta. Lo que los diferencia es el aspecto cultural, los espacios, el uso que se hace de esta». Por su experiencia en Europa y América, creen que la cultura empresarial pesa más que la nacional. Es decir, que Google es Google, independientemente de que sus oficinas estén en Suiza o en EE UU. Aunque también hay aspectos que nos diferencian. Los españoles seguimos empeñados en el trabajo presencial. Nos cuesta asimilar la flexibilidad que practican en países como Suecia donde, por el clima, están más acostumbrados a trabajar desde casa. «También proponemos indicadores de productividad objetivos. Ya no se trata de cumplir con la pregunta de siempre: ¿Cómo cree el jefe que trabajas? No. Eso tiene un componente subjetivo que debe desaparecer». Al otro lado de la balanza están nuestras mejores bazas, que también las tenemos: agilidad, creatividad para solucionar problemas, comunicación más fluida y una organización menos jerárquica.
Lo que decimos vs. lo que hacemos. ReD Associates identifica las diferencias entre lo que la gente quiere y lo que las compañías les dan. Y lo traducen en soluciones, como cuando Adidas se acercó a esta empresa danesa para empezar a vender productos de deporte a las masas. Una de las conclusiones fue que la gente necesita motivación, y que la saturación de colores no anima a ponerse un chándal. También recomendó al gigante alemán centrarse en las mujeres que combinan deporte y moda. Y de ahí surgió la colaboración con Stella McCartney. «Observamos a la gente en su vida diaria», señala Mikkel Rasmussen, fundador de ReD. Uno de sus últimos estudios es la forma en que nos relacionamos con la comida. «Observamos que en países como España las cocinas están cada vez más integradas en el salón. Y aunque tienen mucho equipamiento y libros de recetas, la gente ya no cocina. No hay tiempo. Por eso se demandan más platos preparados, pero de calidad». Ahora vuelven a trabajar en nuestro país, investigando cómo viven los españoles mayores de 50 años para un grupo francés de bebidas. «La clave en nuestros informes es darle la vuelta a los planteamientos. Si nos preguntan ¿qué busca la gente en un banco?, lo formulamos de otra manera para hacerlo más interesante. Así, intentaríamos averiguar, por ejemplo, cómo se relacionan las mujeres con el dinero». Después de 250 estudios, en ReD han llegado a una conclusión: «Es muy importante entender cómo vive la gente y no cómo dice que vive, porque hay una gran diferencia entre lo que dicen y lo que hacen. Las madres juran que les dan comida sana a sus hijos, pero cuando lo estudias te das cuenta de que, por muchas razones, no es tan sana como ellas creen».
Vecindades idílicas. Su misión es mejorar la vida de los neoyorquinos a través del diseño, hacer realidad las necesidades de los vecinos conectando organizaciones sin ánimo de lucro con arquitectos, paisajistas, interioristas y expertos en nuevas tecnologías. «Nuestros proyectos tienen impacto en la educación y la justicia social. Trabajamos en los barrios, con minorías, grupos étnicos y activistas», explica Laetitia Wolff, directora de DesigNYC, iniciativa que nació en 2009 y en la que todos colaboran de forma voluntaria. Polución, transporte y agua son los principales problemas de Nueva York, donde la transformación del paisaje tiene un gran impacto. «Zonas como los muelles, que antes eran comerciales, deberían ser parques. Y el hecho de estar rodeados de agua debería ser una ventaja, no un problema», explica Wolff, quien recuerda que la ciudad tiene varios proyectos en marcha, como los cambios en el puerto de Staten Island o en el Gowanus Canal de Brooklyn. «Me gusta que los diseñadores piensen en la ciudad como la próxima frontera. Y que democraticen el diseño para que el público lo entienda, participe en él», apunta Wolff. Su proyecto más popular es Serviam Gardens, inaugurado este verano en el Bronx. Un jardín compartido por los ancianos que viven en las casas de protección y los jóvenes de un instituto. «Pueden caminar, jugar al ajedrez, hacer picnic, plantar tomates. Son dos generaciones que comparten el mismo espacio e intercambian conocimientos. Se ha creado una nueva energía», comenta. ¿Con qué se queda de las últimas tendencias que han mejorado la vida de los neoyorquinos? «Me parece fascinante el fenómeno de la agricultura urbana en Brooklyn». ¿Y su proyecto soñado? «Menos coches y un arte público más ligero, divertido y atrevido. No tan conservador, porque el de ahora tiene muy poco que ver con la gente que vive aquí».