El pijama tiene un límite: la cama
¡No pases los cinco días del puente en camisón! Estilismos para autónomos que trabajan desde casa.
No sé si la ideóloga del blog Memorama es también la malvada instigadora de este reportaje, pero no me sorprendería. En un alarde de recochineo, ella (la mano negra) me planteó ayer escribir sobre todos esos freelances sin puente. Esos que trabajamos desde casa. Esos que temblamos ante esta cadeneta de fiestas pues nos imaginamos 5 días en pijama. ¿Cómo hacer para trabajar desde casa y no caer en la tentación de hacerlo en pijama? Parece fácil, solo hay que vestirse. Ya...
No sé si la ideóloga del blog Memorama es también la malvada instigadora de este reportaje, pero no me sorprendería. En un alarde de recochineo, ella (la mano negra) me planteó ayer escribir sobre todos esos freelances sin puente. Esos que trabajamos desde casa. Esos que temblamos ante esta cadeneta de fiestas pues nos imaginamos 5 días en pijama. ¿Cómo hacer para trabajar desde casa y no caer en la tentación de hacerlo en pijama? Parece fácil, solo hay que vestirse. Ya, muy bien, pero ¿cómo?
Lo primero que hay que aclarar es que el pijama de luxe no es una opción. Sí, Celine y Etro lo sacaron en sus desfiles, y alguna entregada fashion victim se lo ha tomado al pie de la letra. No obstante, como explica Laia Cenea, salvo que seas Sofía Coppola, olvida el pijama. Lo probable es que tras una jornada de trabajo acabes pareciéndote más a Jennifer Love Hewitt que a Demi Moore.
El atuendo del freelance casero ha de ser cómodo y sencillo. Nada hay más absurdo que encontrarse demasiado producida para trabajar desde casa. Si por casualidad te topas con un espejo en uno de tus viajes a la nevera te sentirás una auténtica pringada al verte vestida de señorita Pepis. Pero mucho ojo: el estilismo exige precisión, pues la comodidad puede confundirse con el desaliño. De ahí a la profunda depresión solo media el consabido viajecito a la nevera y el maldito espejo, otra vez.
Un hombre se viste por los pies, pero este post esta dedicado a freelances femeninas a las que aconsejo vestirse por la cabeza. Vestidos, señoras. Esa es la prenda estrella de la trabajadora en el hogar. Eso sí, hay que tener sumo cuidado y alejarse del look sexy housewife de Carmen Maura en '¿Qué he hecho yo para merecer esto?'. Con unos leotardos gordos y unas Minnetonka se consigue un look folkie diametralmente opuesto al del ama de casa desesperada.
Otra opción es el jersey grueso con leggins. Es un atuendo más relajado, aunque se puede tunear hasta que esta opción te convierta en una Olivia Palermo de tu casa. Leggins brillantes, slippers —el zapato trendy del momento-, una camisa clásica debajo del jersey y evitarás todo parecido con los leggins tronistas.
Tercera opción: vaqueros. Amo los vaqueros, como Yves Saint Laurent pienso que son la prenda más versátil, más duradera, más sencilla y a la vez más sofisticada que existe. Claro que algunas personas buscan pegas hasta al pantalón vaquero y se quejan de que se clavan las costuras y de que es una prenda acartonada. Ninguno de estos supuestos inconvenientes me resulta molesto, pero para las milindris hay opciones. Los jeggins, esos leggins en denim, sirven. También los vaqueros con strech. Unas playeras y una camiseta ilustrada combinan bien.
Conozco alguien que suele decir "la comodidad aniquila". No se refiere a ropa, se refiere a la actitud complaciente y conformista. Pero esto va de estilismos, así que lo aplicaremos a la moda, que por muy frívola que les parezca a algunos, es un fiel reflejo del estado de ánimo y el carácter. El desaliño de la autónoma casera comienza como una despreocupación natural y conduce irremediablemente al bajón. No caigas en la trampa.