El nuevo ‘black power’ se hace fuerte en la política, las finanzas y la moda
Los yuppies y los hipsters del siglo XXI son de raza negra. Y cada vez tienen más poder en su campo.
En la quinta temporada de Mad Men hay chica nueva en la oficina, se llama Dawn Chambers y es negra. “Era la más cualificada”, se tiene que justificar Don Draper ante el revuelo generalizado porque haya elegido a una joven de color como secretaria. Hoy día, 40 años después de la ambientación de esta serie, los afroamericanos ya han alcanzado puestos de poder en Estados Unidos, aunque siguen siendo una minoría conocida como buppie (...
En la quinta temporada de Mad Men hay chica nueva en la oficina, se llama Dawn Chambers y es negra. “Era la más cualificada”, se tiene que justificar Don Draper ante el revuelo generalizado porque haya elegido a una joven de color como secretaria. Hoy día, 40 años después de la ambientación de esta serie, los afroamericanos ya han alcanzado puestos de poder en Estados Unidos, aunque siguen siendo una minoría conocida como buppie (black young urban professional). Vamos, los yuppies de toda la vida de corbata y maletín pero en versión negra.
“Nada nos distingue de los yuppies excepto que somos minoría en el mundo profesional cualificado. Al ser menos, estamos más unidos y compartimos experiencias para aprender a manejarnos en las esferas empresariales americanas. Porque sí, hemos tenido que demostrar mucho más que nuestros compañeros blancos que valemos para estos trabajos”, cuenta Lauren Graham, gestora del grupo Buppies in Philly! de Meetup.
Graham organiza fiestas ‘afterwork’ para que los buppies de Philadelphia estrechen lazos y se gasten en locales de alto copete algunos de los muchísimos dólares que ganan a la semana. “A los buppies nos gustan las cosas buenas y bonitas”, aunque no dice nada de baratas Graham, al habla desde su iPad. Claro, a quién le importa el precio con nóminas como las suyas. Ahora son ellos los que dan las propinas.
El bar de Harlem donde se empezaron a juntar los primeros ‘buppies’ en los años 60.
Getty
Pocos buppies tienen familiares con una carrera universitaria, con gran proyección profesional o que les puedan apadrinar. Ellos son el orgullo de sus familias, los primeros que han puesto un pie en un campus y que lo han sabido aprovechar. Tenían que aprovechar esa oportunidad que ninguno de sus antepasados tuvo, porque su origen es tan humilde como el de Obama: “Estoy entusiasmada con que él presida los Estados Unidos y nos ayude a estar en la palestra. No creo que el color de piel sea tan relevante pero me reconforta saber que nuestro país puede dejar atrás sus asuntos raciales y votar al mejor candidato”, se congratula Graham.
Obama, que vivió en Chicago después de graduarse y empezó ahí su carrera política, “no parece ser garantía de que esa ciudad sea la más amable con los buppies porque su trabajo no está tan bien remunerado como en otros lugares. Nueva York, Atlanta y Philadelphia son mejores destinos para un negro que aspire a convertirse en buppie”, revela Graham. En todo caso la primera dama, Michelle Obama, nació y creció en Chicago, donde conoció a su marido cuando éste era solo su becario de verano y ahora ella es la buppie por antonomasia. En su primera cita fueron a ver Haz lo que debas, la película de Spike Lee ambientada en Bedstuy, próxima zona de peregrinaje de los hipsters. Todo está conectado.
Parte del colectivo afroamericano ha visto en Michelle la dignificación pública de la raza, en tanto que no solo se la respeta y alaba sino que es modelo para muchas mujeres, negras o no. Pero otra parte se queja de que los medios recalquen continuamente que es afroamericana, “¡como si no lo viéramos!”, apunta Graham, pero presentándola como la excepción, como una afroamericana ‘especial’ que nada tiene que ver con el grueso de los afroamericanos. Y eso, a los buppies, les indigna sobremanera porque la consideran una de ellos, una de las afroamericanas que, como su marido, han sabido escalar socialmente por méritos propios.
Dawn Chambers, la nueva secretaria de Don Draper.
Cordon Press
De otra manera, la de la modernez de Brooklyn que encarnan los hipsters, los negros también han hecho incursión. Sí, esos maniquíes ambulantes de American Apparel con tendencias artísticas fácilmente confundibles con no dar palo al agua tienen una versión bronceada, y en sus etiquetas pone blipsters (o, lo que es lo mismo, black hipsters). “Sus hermanos mayores fueron old skool, hiphoperos de pantalones anchos y camisetas XXXL con tal de no parecer gays. Los blipsters, en cambio, están rompiendo esa ortodoxia y se sienten cómodos en pantalones de pitillo, mostrando su personalidad propia”, apunta Patrice Evans, autor del volumen enciclopédico Negropedia, colaborador en el libro ¿Qué fue lo hipster? y observador sagaz de las modas y costumbres de la juventud negra.
Devonté Hynes, uno de los ‘blipsters’ más imitados.
Cordon Press
Evans, ojo avizor, avisa de que los blipsters están mutando y cada vez son más difíciles de clasificar, aunque por el pelo les conocerás: se atreven a recuperar el corte al cepillo, la cresta tipo David Beckham (pero sin gomina, que el afro se tiene solo), el sombrerito de pelo llamado gumbys o las clásicas rastas pero de peluquería al estilo de Devonté Hynes, blipster por excelencia del panorama musical. Más conocido como Blood Orange, Hynes es además compositor para Florence & The Machine y The Chemical Brothers.
En el caso de las chicas, solo hace falta darse un paseo por Brooklyn, la meca hipster y blipster, para darse cuenta de que poca cosa pueden hacer a parte de dejarse el afro al natural, más o menos largo, o ponerse trenzas. La peluca es otra opción, pero las blipsters no están por esos menesteres más de buppies, eso de querer asemejarse a las blancas no está en su agenda de ‘modernez’ y de orgullo negro. El dúo THEESatisfaction y sus amigas reúnen todas las opciones de peinado molón para ellas, y además sacan partido a los estampados geométricos en flúor, tan hipsters y africanos a la vez.
En temas capilares, en resumen, «a los blipsters les va cualquier cosa que sea excéntrica, estilosa y lejana al “convencional corte de pelo al rape rollo Ave César que lleva Obama”, resume el autor de Negropedia.
El dúp THEESatisfaction, ‘blipster’ por antonomasia.
La televisión americana le ha visto el filón al fenómeno de los blipsters y los buppies y Girls, la serie de moda de la temporada, incluirá en su segunda entrega a un personaje negro, encarnado por el actor Donald Glover, un auténtico blipster. En cuanto a los buppies, hace tiempo que tienen su versión de Sexo en Nueva York protagonizada por Tatyana Ali y llamada simplemente Buppies.
Por algún motivo incierto, la NBA fuera de las canchas también ha sido espejo de los blipsters, aunque algunos como Kobe Bryant no lo entiendan y lo critiquen. “¿Que es eso de llevar pantalones amarillos?”, dijo Bryant sobre la indumentaria hipster de Russell Westbrook, base del Oklahoma Thunder. Tranquilo, Russell. Todo Brooklyn está contigo.
El jugador de baloncesto Kobe Bryant con su uniforme de ‘buppie’ cuando no está jugando.
Gtres
La ‘blipster’ más conocida, Solange Knowles.
Gtres