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El genial idilio de Angela Merkel con su kimono ‘de festival’ (o por qué es la jefa de repetir estilismo)

La canciller alemana repite su mítica prenda favorita para acudir a eventos culturales desde 1996. No es el único look que recicla cuando huye de formalismos.

Lo ha vuelto a hacer. Angela Merkel ha sido fotografiada en el festival de Salzburgo con su kimono (‘de salir’) favorito. Un fascinante modelo estampado de colores vibrantes que ha vestido públicamente hasta en seis ocasiones durante su vida: en 1996, 2002, 2004, 2008, 2014 y, de nuevo, hace dos días, cuando acudió a ver la representación de Idomeneo en el certamenLa canciller alemana, que a nivel estilístico pe...

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Lo ha vuelto a hacer. Angela Merkel ha sido fotografiada en el festival de Salzburgo con su kimono (‘de salir’) favorito. Un fascinante modelo estampado de colores vibrantes que ha vestido públicamente hasta en seis ocasiones durante su vida: en 1996, 2002, 2004, 2008, 2014 y, de nuevo, hace dos días, cuando acudió a ver la representación de Idomeneo en el certamenLa canciller alemana, que a nivel estilístico pertenece a a la generación del power suit político, vive un idilio maravilloso con su kimono de fiesta, al que suele recurrir para acudir a festivales y que, por lo visto, compró en un viaje a EEUU hace más de 20 años.

Más allá de los formales trajes que viste en su faceta política, Merkel demuestra su conciencia frente a la emergencia climática y apuesta por el reciclaje de estilismos que no tienen por qué pasar de moda. En 2017 mucho se viralizó que en los últimos cinco años siempre recurría al mismo conjunto para hacer senderismo en sus vacaciones y también es bien sabida su afición por repetir conjunto de fiesta en diversas ocasiones. Una lástima comprobar que, tras las críticas machistas que despertó en la prensa su poderoso escote en la ópera de Oslo de 2008, ese haya sido uno de los vestidos alejados de esta ecuación de estilo. Siempre le quedará su última lectura de verano con la que ha sido pillada: El tirano, de Shakespeare, como recordaban en Twitter, «una disección de la psicología infantil y de los apetitos narcisistas de los demagogos». En quién andaría pensando.