Edouard Vermeulen, el Felipe Varela de Matilde de Bélgica y Máxima de Holanda

Llegó a la moda porque no era buen estudiante. Hoy, su firma Natan es una de las favoritas de la actual reina de los belgas y de la mujer de Guillermo de Holanda. La gran duquesa de Luxemburgo es otra de sus clientas más exclusivas.

Desde que le descubrió Paola de Bélgica, mujer del rey Alberto, la carrera de Vermeulen empezó a despegar.Getty

Es un clásico que la primeras damas o las reinas tengan sus diseñadores o modistos de confianza. Una tradición que no se ha perdido con las nuevas generaciones, como evidencia que la reina Letizia haya recurrido de manera habitual al madrileño Felipe Varela, aunque su vestido de novia fue la última gran creación del emblemático Pertegaz y el espectacular traje rojo de noche que puso a la todavía princesa en el mapa de la prensa mundial, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca, era un diseño de Lorenzo Caprile, con quien ha vuelto a contar ocasionalmente.

Felipe Varel...

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Es un clásico que la primeras damas o las reinas tengan sus diseñadores o modistos de confianza. Una tradición que no se ha perdido con las nuevas generaciones, como evidencia que la reina Letizia haya recurrido de manera habitual al madrileño Felipe Varela, aunque su vestido de novia fue la última gran creación del emblemático Pertegaz y el espectacular traje rojo de noche que puso a la todavía princesa en el mapa de la prensa mundial, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca, era un diseño de Lorenzo Caprile, con quien ha vuelto a contar ocasionalmente.

Felipe Varela, que ha vestido a la reina en ocasiones tan trascendentales como la proclamación del rey Felipe, la visita de Estado de Nicolás Sarkozy y Carla Bruni, la boda de los duques de Cambridge o los últimos premios Princesa de Asturias, ha desarrollado en todos estos años una labor muy discreta: apenas hay imágenes suyas y no ha hecho declaraciones a ningún medio de comunicación. Todo lo contrario a Edouard Vermoulen, quien tiene una intensa presencia mediática y concede entrevistas de manera habitual para hablar de sus colecciones, de su vida cotidiana e incluso de sus clientes más selectas. Eso sí, sin traspasar ciertas líneas rojas, lo que hubiera supuesto que las royals prescindieran de sus servicios.

La historia de este refinado belga de 61 años podría perfectamente ser el argumento de una novela de Paul Auster, artífice de las celebradas Trilogía de Nueva York, Leviatán o La noche del oráculo, en las que el azar, la casualidad e incluso el juego de identidades tienen de manera habitual un papel protagonista. Porque, en efecto, hasta el nombre de su firma, Natan, lo ha tomado prestado de Paul Natan, un famoso costurero belga que tuvo su mayor auge entre los años 30 y 50 del siglo pasado, a quien, obviamente, no ha suplantado, pero, de alguna forma, se sumó a su estela para construir su propia identidad.

Edouard Vermeulen posa junto a la princesa Leonor de Bélgica.Getty

Edouard no era precisamente un apasionado de los estudios y se había titulado como interiorista. Decidió entonces montar su estudio y cuando buscaba un lugar para emprender su propio negocio tuvo claro desde el principio que tendría que ser en la avenida Louise, el epicentro de la moda de la capital belga. Sin embargo, en ese momento no había muchos inmuebles en alquiler, así que se tuvo que conformar con pequeño hueco en un local que ya estaba ocupado. “Nos encontrábamos a principio de los años 80. En esa época había al menos treinta modistos y compartí la maison con Paul Natan, una casa de costura que había sobrevivido a su propietario, que había fallecido en los años 50”, rememoraba hace 2015 en L’Echo, un periódico financiero belga.

En ese entorno tan refinado, Edouard Vermoulen vendía sus muebles y hacía sus proyectos de decoración, pero la casa de moda tuvo que cesar su actividad y no dejó pasar la oportunidad de quedarse con este local en una ubicación muy privilegiada. Algunas clientes del difunto Paul Natan seguían acudiendo al que había sido su atelier y se lamentaban de que hubiera cerrado sus puertas. Así fue como surgió la idea de hacer una pequeña colección propia y mostrarla en su establecimiento y, poco después, en 1984, una organización benéfica le pidió ayuda para recaudar fondos. El destino quiso que preparara contrarreloj un desfile y que entre el público se encontrara Paola, mujer del entonces príncipe Alberto de Bélgica (reinaría entre 1993, a la muerte de su hermano Balduino, y su abdicación en 2003, envuelto en diversos escándalos). Comenzaba así una relación con la Casa Real que se prolonga hasta hoy y con visos de ser muy duradera…

Edouard, como casi todo en la su biografía, llegó a la moda por casualidad no por vocación. El propio diseñador ha desvelado que sus primeros contactos con este mundo se produjeron en su infancia, cuando iba a comprar ropa con su madre, su abuela y sus primos a Lille, en Francia, ya que en Bélgica las posibilidades eran mucho más limitadas en ese momento pues no existían aún las tiendas prêt à porter. Tendrían que pasar todos los acontecimientos antes referidos para que se planteara su trabajo como un medio de vida. Por eso, era esencial elegir un nombre y consideró que el suyo no era el más idóneo para que se convirtiera en un buen reclamo: “En esa época yo soñaba con tener mi propia marca. Mi nombre, Édouard tenía un pase, pero Vermeulen… Imaginad tener que deletrear ese nombre a las clienteas francófonas… Además, era muy joven y totalmente desconocido, mientras que Natan tenía una cierta notoriedad. Los vestidos favoritos de mi madre eran de Paul Natan y decía que sus amigas también lo conocían”, manifestaba en la misma entrevista.

Edouard confiesa su devoción por Balenciaga, aunque también muestra admiración por Valentino o Giambattista Valli. Pese a que su celebridad no ha sido tan global como la de estos creadores, Natan es una de las firmas de referencia de la realeza y de la alta sociedad de diversos países del norte de Europa. Su máximo hito fue vestir a la entonces Matilde d’Udekem el día de su boda con el príncipe Felipe de Bélgica, cuyo vigésimo aniversario celebrarán el 4 de diciembre de 2019, una ocasión en la que es más que probable vuelva a recurrir a su firma casi de cabecera. Otras prominentes figuras de la Casa Real que también han contratado sus servicios de manera habitual han sido la princesa Léa, viuda del príncipe Alejandro de Bélgica, tío paterno del actual rey, y la princesa Claire, mujer del controvertido príncipe Lorenzo y, por tanto, cuñada de Matilde.

Además de las ya mencionadas reinas de los belgas y Máxima de Holanda, también Silvia de Suecia ha lucido diversos modelos de esta maison belga, al igual que su hija Victoria. Recientemente el diseñador explicaba a la revista colombiana Paula cómo había ido tejiendo este entramado de relaciones con las royals europeas: “Con la casa real sueca ocurrió que la reina Silvia iba a viajar a Bruselas a visitar a su hermano y nos avisaron desde Estocolmo que la reina y la princesa Victoria querían tener un encuentro conmigo. En cuanto a Luxemburgo, fue en 1993, con motivo del entierro del rey Balduino, cuando vino a vernos la Gran Duquesa porque necesitaba un vestido negro. A la reina de Holanda la conocía de cuando vivía en Bruselas y aún era Máxima Zorreguieta”.

Edouard ha desvelado también cómo es la dinámica de trabajo con las reinas. En el caso de Matilde mantiene dos reuniones anuales en las que analizan la agenda y las necesidades de vestuario para las citas importantes. Aunque le presentan bocetos de nuevas creaciones, la mujer del rey Felipe de Bélgica también echa un vistazo a las colecciones de la firma para elegir las prendas y complementos que más se ajustan a sus necesidades. La reina Máxima se desplaza dos veces al año al atelier de Nathan, en la ya mencionada avenida Louise de Brusels, donde, además de apreciar de primera mano las creaciones de la firma, también puede encontrarse con los distintos miembros del equipo que consiguen que cada una de las prendas se ajusten a la perfección a su estilo y a su silueta. En cuanto a la posibilidad de que ambas reinas pudieran incurrir en el peor de los escenarios, que lucieran la misma prenda, el diseñador tiene muy claro que ambas tienen un estilo muy distinto y que, por lo tanto, eso no va a suceder con su firma. Aunque ha habido ocasiones que han optado por estilismos similares y se habla de que Matilde podría tener en Máxima una fuente de inspiración, el diseñador asegura que es mucho más conservadora que la mujer de Guillermo de Holanda, que suele apostar por colores más osados por su carácter latino. Por cierto que si hablamos de grandes ocasiones, la hija de Jorge Zorreguieta, quien fuera un alto cargo del dictador argentino Jorge Videla y no pudo asistir a su boda por ese motivo, lució en el día de la entronización de su marido, el rey Guillermo, un modelo de Natan, al igual que sus tres hijas.

La trascendencia social del diseñador belga es tan grande que fue nombrado barón en el verano de 2017 y desde hace tan solo unos días los es de facto, después de recibir este reconocimiento de manos del mismísimo rey Felipe. Detrás de este triunfador, con una empresa en permanente crecimiento y con un notable patrimonio, se encuentra alguien que reconoce una gran carencia: no haber formado una familia. Según ha manifestado, es una persona insegura y ha sentido el miedo al rechazo, por to que ha esperado la vida le trajese las cosas. Sin embargo, la vida en pareja nunca le llegó. Una pareja con la que hubiera podido disfrutar de su elegantísimo apartamento Art Deco con vistas a la abadía de la Cambre, junto a los lagos Ixelles, desde el que puede ir caminando a su maison. Un hogar que esta concebido como la mejor de las suites de un hotel, ya que se compone de diversas habitaciones conectadas por puertas dobles y con enormes ventanales con vistas al mencionado templo y a unos relajantes jardines. En su interior conviven obras de arte contemporáneo con antigüedades, lo que podría considerarse como una manifestación más del espíritu de este creador que manifiesta con humor que el día que todos nos vistamos con ropa deportiva será el fin de la civilización.

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