Detrás de esa prenda de alta costura hay uno de estos increíbles artesanos

Hacemos un repaso por los principales talleres de artesanía que colaboran con los diseñadores. En su mayoría fueron adquiridos por Chanel para garantizar que su ‘savoir faire’ no se pierda.

Corbis

París-Bizancio, París-Edimburgo, París-Moscú… En una cita imprescindible para la moda, cada año la capital francesa se convierte en un punto de partida de un viaje que culmina en ciudades ligadas en algún aspecto a la biografía de Coco Chanel. Pero los desfiles Metiers d´art son mucho más que un viaje. Desde que comenzaran a realizarse en el año 2002, las colecciones pre-otoño de Chanel han servido de pretexto para rendir homenaje a los artesanos que colaboran con las grandes c...

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París-Bizancio, París-Edimburgo, París-Moscú… En una cita imprescindible para la moda, cada año la capital francesa se convierte en un punto de partida de un viaje que culmina en ciudades ligadas en algún aspecto a la biografía de Coco Chanel. Pero los desfiles Metiers d´art son mucho más que un viaje. Desde que comenzaran a realizarse en el año 2002, las colecciones pre-otoño de Chanel han servido de pretexto para rendir homenaje a los artesanos que colaboran con las grandes casas de alta costura.

A estos artesanos, procedentes de talleres de artesanía especializados en terrenos tan dispares como los bordados o la sombrerería, se les ha llamado alguna vez “tejedores de sueños”. Una mención que hace honor a toda una minuciosa labor que eleva las creaciones de los diseñadores a la categoría del arte. Para preservar el “saber hacer tradicional inimitable de los artesanos”, en 1997 Chanel crea Paraffection (literalmente en francés “Por afecto”), una filial que acoge bajo su paraguas a varios talleres con los que la firma lleva colaborando décadas, como Lesage o Lemarié. Pero no se trata de una obra de mecenazgo, al menos así lo ve Bruno Pavlovsky, presidente de moda de Chanel. Reuters se hacía eco de sus declaraciones: “Les brindamos un fuerte apoyo administrativo y sus oficios excepcionales dan valor a Chanel” comentaba al respecto.

En su mayoría de procedencia francesa, estas son las casas de artesanía responsables de los trabajos más minuciosos vistos sobre las pasarelas:

Lemarié: en 1900 había en Francia más de 300 artesanos que trabajaban las plumas. 50 años después, solo quedaban 50. Actualmente, este taller es prácticamente el único que existe. Apodado por Karl Lagerfeld como “el señor de las camelias”, André Lemarié lleva desde 1946 dirigiendo el negocio familiar creado por su abuela Palmyre Coyette en 1880. Este estudio ha colaborado con nombres como Balenciaga, Nina Ricci, Dior, Lacroix, Givenchy, Valentino, Dolce & Gabbana, Armani y sobre todo Chanel, que la adquirió en 1996. Cada año Lemarié elabora unas 20.000 flores para la maison francesa, entre las que se encuentran la camelia (flor favorita de Coco Chanel) o la medusa (reinterpretación de la camelia en muselina con plumas de avestruz). Pero Lemarié no son solo plumas y flores. Aunque menos sabido, también son expertos en fruncidos y volantes.



 

Desrues : son los encargados de crear los botones y la bisutería más exquisita para maisons como Chanel o Louis Vuitton. Nacidos como compañía en 1929, su nombre está ligado a grandes couturiers del siglo XX como Jeanne Lanvin, Vionnet, Dior, Yves Saint Laurent o Coco Chanel, su mayor cliente. De hecho, la primera colaboración que hicieron con ella fueron unos botones en 1965, y desde entonces esta casa no ha dejado de colaborar con la casa creando elaboradas piezas.

Maison Michel: la casa de sombreros por excelencia.  Fundada en 1936, se popularizó en los años 70 de la mano de Pierre Debard gracias a la incorporación de las maquinas Weissmann, que permitían crear grandes sombreros con puntadas invisibles. Uno de los primeros diseñadores que adoptó estos complementos de Maison Michel fue Pierre Cardin, a quien siguieron Yves Saint Laurent, Laroche, Nina Ricci, Lanvin, Christian Lacroix y Chanel, de la que forma parte desde 1996. Desde el año 2006 esta casa está dirigida por Laetitia Crahay, quien también es responsable de los accesorios y joyería de Chanel.

Lesage: En 1924 Albert y Marie-Louise Lesage se hicieron cargo de Michonet, un taller de bordados fundado en 1858 que abastecía los primeros grandes nombres de la costura como Charles Worth, Jean Paquin o Madeleine Vionnet, de la que la propia Marie-Louise era asistente. En la década de los 30, adquiriría fama gracias a sus trabajos para Elsa Schiaparelli, de cinturones a collares bordados a mano con diferentes temáticas como signos del zodíaco o conchas. El testigo pasaría a François Lesage, fallecido en 2011, quien uniría su nombre al de grandes casas como  Balmain, Balenciaga y Fath, seguido de Christian Dior, Hubert de Givenchy, Yves Saint Laurent y Christian Lacroix. Con un muestrario que abarca más de 60.000 diseños, Lesage sigue contribuyendo en la actualidad con las colecciones anuales de las grandes firmas, especialmente Chanel, a la que se unió en el año 2002.
 
Para preservar el legado de bordados, en 1992 se creó la escuela de Lesage, desde donde imparten diferentes cursos adaptados a todos los niveles, de los más amateur, hasta cursos especializados en alta costura.
 

Massaro: como apuntaba Anothermag, si la alta costura se ve como el escalafón del sibaritismo, los zapatos de alta costura podrían ser considerados como el fetiche supremo. En este terreno lleva desde 1894 la firma Massaro vistiendo los pies de reyes  y estrellas de Hollywood. Del rey Hassan II de Marruecos a la duquesa de Windsor, Marlène Dietrich, Elizabeth Taylor o Romy Schneider, grandes figuras han caído rendidas ante sus creaciones. Entre sus colaboraciones cuentan con Thierry Mugler, Lacroix o Galliano, pero es Chanel su cliente por excelencia. Adquirida por Paraffection en 2002, Massaro fue la responsable de crear dos zapatos icónicos: las bailarinas para Madame Grès en 1954 que “marcarían una época” y la famosa sandalia bicolor de Chanel a finales de los años 50. De esta última dijo su creador que “la punta negra acortaba visualmente el pie”, mientras que el resto del zapato, en beige, “alargaba la pierna”. Desde entonces, ha contribuido con su calzado en colecciones de Lagerfeld como Paris-Dallas, Paris-Shanghai o el desfile de alta costura primavera-verano 2014 (sí, las famosas zapatillas de encaje son obra suya).


Goossens: Robert Goossens era un maestro orfebre que realizaba creaciones inspiradas en el mundo antiguo, desde Egipto a Bizancio. A comienzos de la década de los 50, conoció a Gabrielle Chanel. La diseñadora vio en él al artista que podía hacer realidad las joyas de sus sueños, y desde entonces, han colaborado estrechamente hasta que el taller pasó a formar parte de la maison en 2005. Otros diseñadores y perfumistas con los que han trabajado son Balenciaga, Madame Grès, Dior, Givenchy, Lacroix, Scherrer o Yves Saint Laurent.



Guillet: en su origen, esta casa fundada por Marie Guillet en 1896 creaba sets para obras de teatro y ejercía de proveedor a fabricantes de sombreros antes de extender sus flores a escaparates de Yves Saint Laurent, Hermès o Gucci. En seda, terciopelo, encaje, percal o incluso plumas, sus flores han decorado colecciones de prestigiosas casas  como Sonia Rykiel, Valentino, Armani, Dior, Lacroix, Cacharel, Antonio Berardi y por supuesto, Chanel. Fue incorporada a esta maison en el año 2006.


Montex: esta casa experta en bordados ha pasado a formar parte de la filial de Chanel en el año 2011. Fundada en 1939, están especializados en el bordado de crochet Luneville, entre otras técnicas.

Causse: es la principal responsable de uno de los complementos más identificativos de Lagerfeld: sus guantes. Adquirida por Paraffection en 2012, esta compañía familiar surgió en Millau en 1892 y desde entonces ha hecho producciones tanto bajo su mismo nombre como para marcas como Loewe, Louis Vuitton o Chanel.

Barrie Knitwear: esta compañía escocesa con más de 140 años de antigüedad fue adquirida por Chanel en 2012, para gran alivio de la comunidad de Hawick, donde tiene su sede. Especializada en ropa de punto elaborada en cachemira, es la responsable de producir los icónicos cárdigans en dos colores de la firma, según recoge la edición británica de Vogue. También fue el artífice de gran parte de las prendas de punto que se pudieron ver en la colección París-Edimburgo en 2013.

Lognon: especializado en plisados. Su principal responsable es Geràrd Lognon, que dirige el negocio familiar creado en 1850. A través de complejos moldes de cartón, sus maestros someten a las telas a un exhausto proceso para conseguir diferentes resultados. Su clientela consta de nombres como Yves Saint Laurent, Givenchy, Dior, Hermès o Chanel, que la adquirió en  2013.

Gripoix: en 1869 Augustine Gripoix, una trabajadora de cristal especializada en la reproducción de perlas, desarrollaría una complicada técnica en la que combinaría cristales de colores obtenidos de su llamada “pasta de cristal” con intrincados soportes de metal. Su primer encargo fue elaborar unos collares para la gran estrella de la época Sarah Bernhardt y desde entonces, aportó su joyería a casas como Worth o Poiret y posteriormente a Dior, Lanvin, Balmain o Yves Saint Laurent. Según recoge New York Times, entre sus clientes predominaría Coco Chanel, cuyo primer encargo fue unas reproducciones de joyas bizantinas, recreaciones que sirvieron de inspiración al desfile París-Bizancio de Karl Lagerfeld en 2011.

Raymonde Pouzieux: es una artesana que aparece en el documental Signé Chanel, de Loïc Prigent. Esta excéntrica granjera lleva desde 1947 colaborando con la maison francesa a través de su pasamanería, que elabora en un antiguo telar de su granja.

De izq. a dcha: colaboraciones en colecciones de Chanel de Maison Michel (sombreros), Massaro (calzado) y Barrie Knitwear (punto de cashmere)

InDigital/ Tumblr Parisianistsshoes

Detalles vistos en el desfile París-Edimburgo Pre-Fall 2013 de Chanel.

@zing925

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