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De la deriva de Daenerys al Satisfyer ‘destrozahogares’: las polémicas feministas de 2019

La lucha feminista ha dado un paso más en 2019, pero ha tenido que enfrentarse a diferentes obstáculos y controversias, tanto en el terreno social como...

La deriva de Daenerys en  'Juego de Tronos'. Acordarse de todas las madres que llamaron Daenerys a sus niñas (57 en España según el INE, la media de edad de las pequeñas es 2,2 años) fue una de las bromas más recurrentes tras la emisión de Las campanas, el quinto capítulo de la octava temporada de Juego de Tronos. A pocos días del final, el fandom gestionó mal el acelerón de maldad y locura en la madre de dragones y, para aliviar su frustración, rescató del olvido las fotos de Pablo Iglesias o Cristina Cifuentes vistiendo camisetas con el lema Yo no soy una princesa soy una Khaleesi. El personaje, rostro y meme de la filosofía empoderadora de los últimos años, quedó reducido a otra cabeza de medusa de la cultura pop.  
Malú, la enésima Yoko Ono. La narrativa misógina lleva siglos responsabilizando a las mujeres de las acciones y decisiones de sus parejas. El caso más sonado y por el que más deuda histórica tenemos es el de Yoko Ono, a la que se acusó de haber destrozado a los Beatles. Pasó con Courtney Love y Nirvana, o con Sara Carbonero e Iker Casillas. Se ha manifestado de diferentes formas, pero siempre culpando a las mujeres, frías y calculadoras, de influenciar a hombres brillantes aparentemente manipulados. En junio de 2019, un artículo de La Vanguardia iniciaba la enésima polémica machista: “Albert Rivera está más cerrado en sí mismo que nunca, en un grupo de confianza cada vez más reducido”. Y acusaban a Malú, su novia, de la deriva de Ciudadanos, cuyas fuentes cercanas al partido llamaban el ‘círculo Malú’.
Capitana Marvel y el “sonríe, mujer, que estás más guapa”. Si en 2017 eran Gal Gadot y su Wonder Woman las que lideraban la taquilla con la primera película homónima de la amazona, este año recogía el testigo la Capitana Marvel. La superheroína encarnada por Brie Larson llevaba sorteando controversias desde 2018, cuando se lanzaron tráilers e imágenes promocionales de la película que mostraban a una Carol Danvers seria, profesional y alejada de la imagen de mujer servicial y sonriente que se exige a los personajes femeninos. Su estreno, el 8 de marzo de 2019, revolucionó la cultura pop: reventó la taquilla convirtiéndose en el sexto mejor estreno de todos los tiempos y en el segundo mejor estreno mundial de una película de superhéroes, y le ofreció un nuevo referente poderoso a las más jóvenes. Como contrapunto negativo, los boicots masculinos y las polémicas sobre cómo debería comportarse un personaje de ficción nos confirmaron que las mujeres seguimos estando bajo una lupa irreal e injusta que responde a estereotipos machistas. Pero ya no pueden decir que las películas protagonizadas por mujeres no venden.
La sentencia de ‘la Manada’, la ‘manada de Manresa’ y el ‘caso Arandina’. La sentencia del Supremo contra ‘la Manada’ sostenía en junio que lo que ocurrió en los Sanfermines de 2016 fue violación. El caso de agresión sexual que nos tuvo con el estómago encogido y empujó a las calles a millones de personas se ha convertido en historia agridulce de nuestro país. Su resolución marcó este año, pero también lo hicieron los casos de ‘la manada de Manresa’, que fue condenada por abuso a una niña de 14 años; y el ‘caso Arandina’, por el que tres exjugadores del club han sido condenados a 38 años de cárcel por agresión sexual a una menor.   Además de poner el consentimiento en el centro del debate público, estos casos también han puesto el foco en la vulneración de derechos de las menores. El ‘caso Arandina’ ha contemplado, además, el delito de cooperación necesaria y el agravante de intimidación ambiental. Elena Ocejo, presidenta de la asociación Abogadas por la Igualdad, declaraba: "Por fin una audiencia provincial actúa con perspectiva de género. Vemos que aunque la revisión del Código Penal es necesaria, no lo es tanto si se interpreta la ley adecuadamente. El mensaje que lanza la sentencia es que hay tolerancia cero a este tipo de conductas y que vamos a perseguirlas con todas las herramientas que tenemos".
La última venida del Satisfyer “Las que os habéis comprado un Satisfyer, ¿cómo se lo vais a explicar a vuestro futuro novio?”. Es lo que rezaba el último tuit viral sobre el juguete sexual más famoso del año. Como este, decenas de mensajes de preocupación y queja por parte de algunos hombres conseguían elevar el estatus del succionador a fenómeno de internet. Su éxito se ha adaptado a la era del placer femenino alejado de la mirada masculina y, aún más importante, ha conseguido colocar de una vez en el debate público el placer sexual y el conocimiento de nuestros propios cuerpos sin tabúes. También ha logrado que las generaciones de mujeres más mayores recuperen una parte de su vida a la que habían renunciado porque la sociedad no quería ni oír hablar de que las abuelas tuvieran sexo o se masturbaran. Esto, más que una polémica (solo para los de siempre), ha sido una revolución, y la hemos ganado todas.
Carlota Prado y la caída de Gran Hermano. Dos años después del presunto abuso sexual de José María López a Carlota Prado dentro de la casa de Gran Hermano, El Confidencial publicaba los vídeos que probaban que el programa siguió grabando a Carlota y le mostró los vídeos de su propia agresión, sin ayuda psicológica y ante sus súplicas para salir de la sala. Desde ese 19 de noviembre, el hashtag #CarlotaNoEstásSola ha sido trending cada día, el reality ha perdido más de 50 anunciantes y se ha suspendido la próximas edición hasta nuevo aviso. Finalmente la fiscalía ha pedido dos años y medio para José María López. El mayor escándalo televisivo del año nos ha recordado que la movilización puede cambiar las cosas.
Plácido Domingo y el cuestionamiento a las víctimas. El pasado 13 de agosto se publicó la primera investigación en la que nueve mujeres acusaban al cantante Plácido Domingo de acoso sexual. Días después, en AP aparecían once testimonios más que detallaban el supuesto comportamiento abusivo del tenor. “Mi jefe directo me dijo que evitaban mandar ningún tipo de mujeres atractivas jóvenes a los preparativos con él debido a su comportamiento”, relataba un empleado anónimo. El mundo se volvió a mostrar dividido ante las acusaciones y se cuestionó la veracidad de las víctimas. Por qué las mujeres tardan años en denunciar fue, de nuevo, la polémica del verano. El miedo a la reacción del agresor, el no reconocerse como víctima o la falta de recursos económicos son solo algunas de las razones.
Las pedidas de mano en público. En 2019 también nos replanteábamos el “gesto romántico” de pedirle matrimonio a una mujer ante una multitud de desconocidos por aquella pedida en pleno Primark de la Gran Vía madrileña. Más allá del modelo tradicional e imperante que se aloja en el imaginario colectivo y en gran parte de los productos culturales, convertir en un espectáculo una decisión conjunta sin el conocimiento de la otra persona puede condicionarla para dar una respuesta que quizá no sienta. En palabras de Amparo Lasén: “Desde el momento en que haces algo que es privado público, las consecuencias pueden ser públicas también. Y este es un factor que, a la persona a quien se le pide, le dificulta más decir que no si esa es su voluntad”.
El suicidio de Verónica, la trabajadora de IVECO. Verónica se suicidó en junio, después de que sus jefes y compañeros de empresa compartieran indiscriminadamente un vídeo sexual en el que ella aparecía. Fue una conmoción para la opinión pública, y el torero Fran Rivera acabó de incendiar el panorama con esta frase: “Los hombres no somos capaces de tener un vídeo así y no enseñarlo”. La idea de que las mujeres son las culpables de que se difundan estos materiales y no los que consideran la intimidad de una mujer un divertimento y una vía libre para el acoso son los que llevan al miedo, a la indefensión y a la vergüenza, causando desastres como este. ¿Hasta cuándo va a ser una mujer culpable de su propia desgracia?
Las futbolistas españolas y la justicia salarial. Según estimaciones del sindicato AFE, un 49% de las mujeres futbolistas de élite no cobran un sueldo y otro 31% cobran menos de 500 euros al mes. Fuera de España, las jugadoras Meghan Rapinoe y Alex Morgan ya son iconos de la lucha por la igualdad salarial. En nuestro país, las jugadoras españolas se pusieron en huelga en noviembre para pedir un convenio que consiguiera unos derechos laborales dignos. Días después, tras varios partidos no jugados y con el apoyo de algunos clubes masculinos, se acordó una subida de salario mínimo y la firma de un convenio colectivo (que aún no se ha firmado). Un momento histórico para las mujeres y el deporte.Europa Press Sports (Europa Press via Getty Images)