Cuando te patrocinan la vida

Un buen patrocinador puede solucionar un viaje, la gasolina del coche y hasta sufragar una boda. Pero todo se rige por la ley del intercambio: no se da sin recibir.

Daniela tenía una ilusión que sus ahorros no le permitían cumplir: casarse en la orilla del mar con una ceremonia llena de flores. Rubens, su novio, siempre alegaba que no tenían dinero. Pero ella no tiró la toalla e inauguró un blog y un perfil en Facebook (http://www.anozzeconlosponsor.it/) donde hablaba de su sueño y del proyecto que tenía para convertirlo en realidad. Así, Daniela y Rubens empezaron a visitar a los proveedores de la zona de Sicilia donde vivían: joyerías para las alianzas, boutiques para el vestido, restaurantes para el ban...

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Daniela tenía una ilusión que sus ahorros no le permitían cumplir: casarse en la orilla del mar con una ceremonia llena de flores. Rubens, su novio, siempre alegaba que no tenían dinero. Pero ella no tiró la toalla e inauguró un blog y un perfil en Facebook (http://www.anozzeconlosponsor.it/) donde hablaba de su sueño y del proyecto que tenía para convertirlo en realidad. Así, Daniela y Rubens empezaron a visitar a los proveedores de la zona de Sicilia donde vivían: joyerías para las alianzas, boutiques para el vestido, restaurantes para el banquete… A cada uno le ofrecían publicidad gratuita en la red y durante el día de la ceremonia. A cambio, pedían una rebaja. Gracias a esta iniciativa, la pareja se casó pagando 9.000 euros por una boda que hubiera costado 25.000. En la actualidad, en su diario digital acogen a cinco parejas que intentan seguir sus pasos. «Porque –como apunta Daniela– nuestro trabajo es precario, pero nuestro amor tiene contrato indefinido».

Esta práctica se está consolidando también en Francia, y en España empieza a cuajar. «Los novios siempre me preguntan cómo limitar los gastos. Cuando les explico que podrían buscar patrocinadores, se llevan las manos a la cabeza: imaginan una gran pancarta de Coca-Cola detrás de la mesa principal. Pero no es así. Primero, la publicidad viaja por Internet. Luego, durante el banquete, hay mil maneras discretas de incluir la firma: poner en las minutas el logo de la bodega donde compramos el vino, por ejemplo», comenta Marilé Fernández, veterana planificadora de bodas de La Coruña (marileeventos.com).

Fiat 500 que Daniela y Rubens usaron el día de su boda.

Pero no todos sueñan con casarse: Matteo Gracis quería viajar por todo el mundo. Con 29 años, este joven consiguió en 2008 financiarse un viaje a España y otro a EE UU, y en 2011, una escalada del Himalaya. «Hay que abrir un blog dedicado a tu desafío, cuanto más cuidado mejor [www.matteogracis.it], trazar el perfil de empresas que encajan en el proyecto y presentarse sin miedo al rechazo», comenta. «Cubrí por completo los gastos del viaje. A cambio tienes que proporcionarle a tu padrino mucha visibilidad: por ejemplo, distribuí gafas de sol de mi patrocinador por Nepal, hice entradas en el blog específicas sobre sus productos… En ese sentido, el viaje no es solamente de placer. Durante un par de horas al día estás escribiendo o esmerándote para cumplir tus promesas».

Los españoles también buscan padrinos para sus aventuras. La web www.tupatrocinio.com es líder en España. En ella confluyen 46.000 proyectos que piden financiación y casi 13.000 empresas que buscan visibilidad. Fernando Quemada es uno de ellos. Su web, www.lavueltaalmundoenmoto.com, lo dice todo. A quien confíe en él, ofrece pasear el logo por los cinco continentes, a través de pegatinas aplicadas en la moto, banners en la página que sigue en directo el viaje, y también promete distribuir 3.000 tarjetas promocionales en lugares asiduos de moteros. «Sin embargo, los proyectos que más fácilmente encuentran patrocinios son los de deporte», explica Mónica Ródenas, responsable de contenido de esta plataforma.

En esta racha de crisis, también existe la posibilidad de sacarse unos euros gracias a los patrocinadores. Por ejemplo, con los coches-anuncio. «Si tienes un vehículo que tenga menos de cinco años y lo utilizas casi todos los días, puedes darte de alta en nuestra página digital. Cuando surja una campaña publicitaria en la ciudad donde trabajes o residas, nos ponemos en contacto contigo. Si aceptas, pegamos a tu coche un vinilo con el anuncio», dice Francisco Barrado, de Serbecar. Las tarifas varían en función del tipo de acción, del modelo de vehículo, de los kilómetros que recorre. Pero van desde los 100 a los 1.000 euros. Mucho menos da una piedra.

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