Cuando los perros quieren ser como Anna Wintour

El mercado de la moda y la belleza canina responde al fenómeno con todo lujo de caprichos.

Mirta Rojo

Dos datos: ya son más de 16 millones los hogares en España que tienen mascota, es decir, el 49,3%; y el gasto medio por familia en ellas ronda los 1.500 euros al año. El total es escalofriante: 24.150 millones de euros. Las cifras las aporta la Asociación de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía, pero no todo el desembolso se va en comida. A falta de bebés –en nuestro país tocamos a 1,38 hijos por mujer–, los animales de compañía –0,45 por español, lo que supone 0,90 por mujer– son la nueva descendencia de los humanos occidentales. No hace mucho que una millonaria de Fl...

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Dos datos: ya son más de 16 millones los hogares en España que tienen mascota, es decir, el 49,3%; y el gasto medio por familia en ellas ronda los 1.500 euros al año. El total es escalofriante: 24.150 millones de euros. Las cifras las aporta la Asociación de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía, pero no todo el desembolso se va en comida. A falta de bebés –en nuestro país tocamos a 1,38 hijos por mujer–, los animales de compañía –0,45 por español, lo que supone 0,90 por mujer– son la nueva descendencia de los humanos occidentales. No hace mucho que una millonaria de Florida (Estados Unidos) dejó a sus tres chihuahuas una herencia de 8,9 millones de euros.

La locura se agudiza en forma de ceros en la cuenta bancaria. Paris Hilton, quien ha montado una mansión canina para su chihuhua Tinkerbell en su macro hogar, es el paradigma de lo que en Estados Unidos ya llaman crazy dog lady, es decir, la típica señora que guarda sus mejores conversaciones para sus perros, a los que brinda comodidades aún hoy negadas a muchos humanos. Allí, el mercado de las mascotas mueve 35.300 millones de euros al año. Y una de las que más engorda esta cifra es Carlene Mahanna, dueña del espacio chihuahuamama en Pinterest. En su muro se puede ver a Em, Mei y Gosh, sus tres chihuahuas de pelo largo, posando con sus más de 600 trajes. Leídos rápido, sus nombres forman una frase: «Oh, my God!». «Es lo que la gente exclama cuando los ve pasear con sus vestidos. Si me preguntan cómo se llaman, eso es exactamente lo que les digo. Bueno, desgraciadamente ya no: Gosh falleció y ahora tengo a Kiki».

Muchas de las instantáneas que se pueden ver en su Pinterest las firma Shaina Fishman, exfotógrafa de moda, que desde hace unos años se ha especializado en mascotas y se ha convertido en una de las especialistas más demandadas en Estados Unidos. Em, Mei y Gosh (ahora Kiki) posan en su estudio vestidos de domingo. «En cuanto se ven con la ropa», cuenta Shaina, «saben que pasa algo. Se ponen contentos». Y, por eso, su dueña no escatima en gastos: ha dispuesto camas por toda la casa para que sus perros puedan echarse a descansar en cualquier momento, y guarda los trajes y complementos de sus mascotas en seis miniarmarios. Eso sí, se ha impuesto un tope de gasto: 150 euros por prenda. «No estoy loca», advierte. «Igual se me saltan las lágrimas mientras cuento esto… Los rescaté de una perrera. Lo han pasado tan mal en la vida que voy hacer todo lo que esté en mi mano para que ahora sean felices. Si tuviera el dinero de Paris Hilton, seguramente haría lo mismo que ella».

El amor que profesa a sus tres chihuahuas ha llegado a condicionar su vida sentimental: «Al regresar de un viaje, había quedado con el que entonces era mi pareja. Pero cuando llegué a casa, me hizo mucha más ilusión reencontrarme con mis perros que con él. Se dio cuenta y, desde entonces, no estamos juntos. No me importa no tener pareja. Mis pequeños me hacen mucha compañía y nunca me decepcionan».

La tienda Pets and Poms ofrece tartas para eventos especiales, con ingredientes sanos para los perros.

Mirta Rojo

El negocio del amor incondicional. Reciben cariño y devuelven dosis extra de monerías, correteos, movimientos de cola, lametones y ojillos de desvalido. Y, claro, sus dueños no se resisten a complacerlos con caprichos de hijo único. Las empresas del sector de las mascotas lo han visto claro: ya que se les corta el pelo, mejor que sea con un buen estilismo; por qué pasearlos con una traílla de cuero marrón, en lugar de hacerlo con una correa con incrustaciones de cristales de Swarovski; y no es lo mismo ponerles el clásico jersey de lana rojo que una cazadora de piel vuelta de Cavalli. Ya puestos, por qué no fotografiarlos con peluca, rastas o extensiones, como las de wigglesdogwigs.com; pintarles las uñas con los colores de Color Paw, una firma cosmética especializada en animales; comprarles un souvenir de viaje, como propone la gran superficie de productos para mascotas Canyplant, en Baleares; pasearlos en cochecito, pedirles pienso a domicilio para una noche de sofá y peli, encargarles una tarta de cumpleaños, colgarles un collar de brillantes, calzarlos con patucos antideslizantes en casa o vestirlos con un traje de novia para que lleven los anillos en la boda de sus dueños o con la camiseta de la selección para ver los partidos durante la Eurocopa.

Dara Foster vive de todo eso. Es estilista de perros y tiene una buena cartera de clientes que quieren vestir a sus mascotas a la última moda. Además, presenta varios espacios en radio y televisión, dirige la web pupstyle.com y es miembro del jurado internacional de artículos con cristales de Swarovski y del certamen de belleza canina Dog In The City, que se celebra en el Fashion Institute of Technology. Pero todo empezó cuando era voluntaria en una protectora de animales de Nueva York. «Me di cuenta de que si los perros estaban guapos eran adoptados antes por las familias». La ayuda a los animales la llevó al mundo del diseño de moda canina y la lista inagotable de complementos posibles. Aunque continúa su labor en las perreras con el apoyo de Carlene Mahanna, que dona los trajes de sus tres chihuahuas cada vez que renueva su armario. «A los perros les encanta porque les prestan más atención, se sienten admirados y queridos», asegura Dara. Ahora, tiene su propia línea de collares para perros, Dara Foster New York LLC, aunque prefiere comentar los diseños de otros: «Hay vestidos alucinantes, de muy buen material. Los que más pegan ahora son los trajes de Linda Higgins, que se inspiran en la alfombra roja. Muchos de esos modelos son para momentos especiales: no estoy a favor de sacar a pasear al perro vestido de largo y con peluca a diario, pero para un evento especial, ¿por qué no?».

Como un cumpleaños. En Miami se puede celebrar en lugares especializados como el Doggie Bag Cafe, donde sirven tartas glaseadas de yogur y mantequilla de cacahuete y ofrecen paquetes para fiestas con invitaciones y gorros de cumpleaños. Silvia Sánchez, la dueña de la tienda Pets and Poms, en Rivas (Madrid), ha importado la idea. Celebró el primer aniversario de su pomerania Elvis con una fiesta de disfraces a la que invitó a otros perros. La tarta, sin azúcares ni ingredientes grasos, se la preparó una pastelería con la que tiene un acuerdo en exclusiva. Su último encargo ha sido una tarta nupcial para la boda de Elvis con Marilyn, una pomerania de cabello dorado, también propiedad de Silvia. Él de esmoquin y ella con un vestido blanco y velo firmados por Puppy Angel, una marca coreana especializada en moda canina, posaron para S Moda en un sillón de terciopelo rojo e incrustaciones de cristal. El enlace se celebró en la pequeña tienda de Silvia, muy apartada del ruido de la ciudad.

Su ubicación no le impide atraer clientela de toda España. La demanda de complementos para perros toy –de entre dos y tres kilos–, antes feudo exclusivo de la cultura yankee, ha aterrizado con fuerza en Europa. Silvia empezó con una pequeña peluquería especializada en pomeranias, yorkshires y chihuahuas. Más tarde, amplió el negocio con la venta de cachorros y, hace poco, incorporó la tienda, donde pueden comprarse camas de hasta 140 euros, zapatos, vestidos de seda natural, bragas para el celo con remates de pasamanería… «En este sector no hay crisis: la tienda factura unos 10.000 euros al mes, de los que 2.000 vienen de la peluquería; entre 3.000 y 4.000, de la venta de cachorros; y el resto, de moda y complementos». En poco tiempo, se ha convertido en el local más visitado por todos aquellos que buscan detalles diferentes para sus mascotas. «Vienen de Gran Canaria, de Santander, de Valencia, de Ávila… Algunos se van en el día y otros buscan alojamiento cerca para regresar al día siguiente. ¡Acabo de firmar un acuerdo con un hotel cercano para hacer precio a mis clientes!».

Carlene Mahanna tiene seis armarios, donde guarda los 600 trajes de sus tres chihuahuas.

Mirta Rojo

Moda española. En su cartera de compradores habituales se encuentra Alicia Roig, la mujer del futbolista Raúl Albiol, que acude cada 10 días a lavar y cortar el pelo a sus perros. Otra de las asiduas es Adela Grillo, dueña de cuatro pomeranias: Lola, de cinco años, Anny y Nina, las más pequeñas, que se llevan un mes, y Bruno. «Me hacen muchísima compañía, porque mi marido suele viajar por trabajo y mis hijos ya son mayores», cuenta. Adela gasta unos 100 euros al mes en sus perros, entre comida, peluquería empapadores (pañales caninos) y ropa. «Anny y Nina van vestidas iguales. Tienen tres o cuatro trajes cada una, que más bien parecen pompones. A Lola, en cambio, no le gusta mucho, porque está celosa con la llegada de los otros tres cachorros, aunque tiene un chándal rosa muy mono. Y a Bruno le encantan sus trajes: rebusca y viene con una camiseta en la boca para que se la ponga».

Desde mayo, clientas como Adela pueden encontrar en Pets and Poms la primera colección española de moda canina de capricho, Petspoke (petspoke.com), recién lanzada esta primavera. «Hasta ahora aquí solo se podía comprar ropa muy funcional y la que viene de fuera es muy cursi o no tiene buena calidad», cuenta su creador, Josu Sauto. «Nuestra ropa está diseñada para ocasiones especiales, pero con cierto toque informal, pues se inspira en las colecciones para personas: cazadoras de cuero, vaqueros, chaquetas de tweed… Todo hecho a medida y entre los 35 y los 70 euros», según la complejidad del patrón. Josu y Silvia cerraron el acuerdo comercial en la feria 100×100 Mascota, en Ifema (Madrid), el lugar donde se reúnen los aún escasos fabricantes y distribuidores españoles de productos y artículos para mascotas.

Allí también estaba Mayte Siller, creadora de Dog Model. Mayte estudió Diseño de moda. Durante años se dedicó a la ropa infantil, hasta que, tras una temporada en San Diego (California), decidió especializarse en el mundo de los animales. «Sacamos unas 25 prendas diferentes por temporada, entre la línea de perro, la de perra y las braguitas. Todas hechas con tejidos nacionales de alta calidad». Su objetivo es que los artículos de vestir para perros no se vean como un producto de lujo: «Los precios van de los 25 a los 35 euros». Con esta filosofía, Dog Model vende unas 30.000 piezas al año. Ya prepara su próxima colección de otoño-invierno que presentará, como cada temporada, en desfiles en distintos centros de El Corte Inglés por toda España. Algunos de los perros que participan en estos pases son animales abandonados que, gracias a estos eventos, pueden encontrar un hogar.

Más allá de la frivolidad. La ropa no solo ayuda a que los perros conquisten a sus futuros dueños, también es necesaria para muchas razas. «Hay algunos, como el yorkshire terrier, que aparentemente tienen mucho pelo, pero que es muy fino y su piel también, por lo que necesitan abrigo en invierno», explica María Pifarré, jefe de la sección técnica del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona. «Y, como ellos, los caniches y los chihuahuas. Los pomeranias, quedan muy monos vestidos, pero no lo necesitan –a no ser que padezcan alguna enfermedad–, porque tienen suficiente pelo para estar calentitos». Muchas veces, admite, los dueños los visten para demostrar su poder adquisitivo. «Mientras esto no sea el reflejo de un comportamiento patológico, no hay problema. Cuando los dueños miman demasiado a sus mascotas, crean apegos excesivos y les producen ansiedades, por ejemplo, cuando los dejan solos. Los perros reaccionan destrozando la casa, entre otros comportamientos agresivos. Y esto es la primera causa de abandono. Por eso, cuando alguien me dice “pobrecito, es como un niño”, me echo a temblar». El siguiente paso, probablemente, sea el rechazo.

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