Con el ‘made in Spain’ no se juega
Ni el vino ni el jamón. Lo que de verdad triunfa en el extranjero es la moda infantil española. Y con un mercado global en expansión, las marcas se lanzan a la conquista.
Ojo al dato. Según un estudio publicado en el diario británico The Guardian, los padres en Inglaterra se gastan una media de 1.062 euros por temporada para vestir a sus hijos. No cabe duda, el mercado de moda infantil es uno de los más lucrativos a escala mundial. Ni siquiera la crisis ha mermado la tendencia. Y los grandes diseñadores no han pasado por alto esta mina de oro, que promete llegar a los 1.568 billones de dólares en 2015, según los analistas de GIA. Si el año pasado fueron Oscar de la Renta y Lanvin, este son Dolce & Gabbana, Roger Vivier y Marni los que lanzan cole...
Ojo al dato. Según un estudio publicado en el diario británico The Guardian, los padres en Inglaterra se gastan una media de 1.062 euros por temporada para vestir a sus hijos. No cabe duda, el mercado de moda infantil es uno de los más lucrativos a escala mundial. Ni siquiera la crisis ha mermado la tendencia. Y los grandes diseñadores no han pasado por alto esta mina de oro, que promete llegar a los 1.568 billones de dólares en 2015, según los analistas de GIA. Si el año pasado fueron Oscar de la Renta y Lanvin, este son Dolce & Gabbana, Roger Vivier y Marni los que lanzan colecciones infantiles. Pero las firmas de lujo representan solo un 3% de este mercado. La mayor parte del pastel se lo reparten las marcas de gran consumo. Y entre ellas, las españolas se imponen. Solo en 2011 facturaron 747 millones de euros y 304 millones procedían de la exportación. Curiosamente, Italia, Portugal y Francia –cuna de reconocidas firmas para niños– son los países que más se decantan por nuestros diseños. Les siguen Alemania y el Reino Unido, y grandes potencias textiles como Estados Unidos y China. ¿Qué tiene la ropa española que no tenga el resto? La respuesta: diseño, marca y una relación calidad-precio excelente. «Las firmas españolas están muy bien reconocidas fuera», afirma a S Moda Miguel Cadarso, director general de Tuc Tuc. «Para nosotros, el mercado internacional tiene mucho peso; supone más del 50% de nuestras ganancias. De hecho, contamos con un departamento dedicado exclusivamente a afianzar la marca en los países donde ya está presente y a localizar nuevas posibilidades de expansión».
España apuesta por los mercados extranjeros. Y estos les responden. De los 240 millones de euros anuales que factura Mayoral, más de dos tercios provienen de sus tiendas internacionales. Bóboli ganó, solo en 2011, ocho millones en países como Letonia, Taiwán, Holanda o Perú. De las 300 tiendas de Camper, más del 65% están en el extranjero (con una tasa de exportación cercana al 70%) y planea aumentar la cifra. La realidad: ¿salir fuera es una táctica para esquivar la crisis? «La internacionalización es clave para el crecimiento del sector», afirma Lores Segura, directora de Asepri, la Asociación Española de Productos para la Infancia. Según el último informe del grupo, las ventas nacionales cayeron más de un 8% el año pasado, mientras que en el extranjero subieron un 15%. En cuanto a las perspectivas de 2012, las ventas generales prometían seguir creciendo, hasta los 1.150 millones de euros. Pero para alcanzar cifras tan jugosas, los esfuerzos deben concentrarse en países foráneos. En sus planes de desarrollo las empresas proyectaron un aumento del 14% en las exportaciones. «Nos centramos en los mercados en alza, como Latinoamérica, Europa del Este y Asia», explica Segura. China, México, Rusia, Kuwait, Arabia Saudí… La globalización los ha convertido en potencias de consumo y en una meca para las firmas de moda infantil –la consultora Euromonitor estima el gasto de ropa para niños en 1.000 millones de dólares solo en los Emiratos Árabes–. En nuestro país, en cambio, no esperan que el consumo aumente más de un 1%. «No nos olvidamos del mercado nacional», cuenta a S Moda César Santos, director general de Nanos; «pero en este momento las oportunidades no están aquí. La realidad es que hay países en crecimiento que pueden ser buenas alternativas para compensar una reducción en el mercado interno».