Fabric y su polémico cierre: ¿símbolo de la decadencia del ‘clubbing’ londinense?
El mítico templo londinense al que peregrinan jóvenes de todo el mundo podría cerrar definitivamente sus puertas por la muerte de dos jóvenes de 18 años por consumo de drogas. ¿El último signo de que en la capital británica ya no hay sitio para los clubs?
No es hacer el camino de Santiago, pero casi. Desde que abrió sus puertas en 1999 el club londinense fabric ha sido la meca espiritual de seis millones de almas. Los peregrinos aterrizaban en vuelos low cost, o se perdían en la enrevesada red de autobuses nocturnos de Londres. Quien más y quien menos tiene una historia sobre su primera vez. Aunque probablemente no sea tan buena como la de ...
No es hacer el camino de Santiago, pero casi. Desde que abrió sus puertas en 1999 el club londinense fabric ha sido la meca espiritual de seis millones de almas. Los peregrinos aterrizaban en vuelos low cost, o se perdían en la enrevesada red de autobuses nocturnos de Londres. Quien más y quien menos tiene una historia sobre su primera vez. Aunque probablemente no sea tan buena como la de dos abuelos polacos que fueron expresamente al club un lunes de madrugada para bailar agarrados en una de sus salas (verídico).
Fabric se escribe en minúscula pero su reputación como club es lo contrario. Concebido por Keith Reilly y Cameron Leslie como un lugar donde escuchar la música que les diese la gana con el tiempo se convirtió en el local de referencia para los apasionados de la música de baile. Y no nos referimos a zonas VIP, DJs con jet privado y selfies. En fabric tocaron leyendas como John Peel , pero los DJs residentes durante este tiempo han sido Craig Richards y Terry Francis, amigos de los dueños y prácticamente desconocidos cuando empezaron. El motor principal ha sido la música, y punto.
Pero si no se hace nada para evitarlo, todo esto llegará a su fin el local cerrará sus puertas definitivamente. Las muertes de dos jóvenes de 18 años, en el ultimo par de meses, relacionadas con consumo de drogas hicieron que el gobierno local suspendiera temporalmente su licencia y el 7 de septiembre decidirá si la revocará definitivamente. La policía se muestra inflexible y mantiene que el local sigue abierto, se producirán más fallecimientos. Cameron Leslie, cofundador, respondió asegurando que estaba preparado para ¨liderar cambios en la industria” y colaborar con la policía para introducir controles más exhaustivos y cacheos en la puerta. “Cualquier sugerencia de que no estamos comprometidos con la lucha contra las drogas es completamente falso. Llevamos trabajando con las autoridades y la policía durante 17 años”, dijo a la prensa. “El cierre de fabric sería el principio del fin del clubbing en Londres, que ya está amenazado”.
Mientras se organiza una recogida de firmas para salvar fabric (#savefabric, con más de 100.000 suscriptores) y artistas como Groove Armada o Ed Simon de Chemical Brothers han pedido públicamente que se indulte al club. Saiq Khan, el alcalde de Londres también ha mostrado su apoyo en público. Pese a todo, la noticia se vive con cierta resignación. En un Londres asfixiado por la especulación inmobiliaria, donde los locales están dejando paso a pisos de lujo, muchos se encogen de hombros: para ellos era de esperar en esta metrópolis cada vez más homogénea y elitista.
Simon Rigg es el fundador de Phonica Records, tienda de discos y ultimo bastión de la independencia musical en el Soho Londinense. Rigg pinchaba regularmente en fabric hace unos años atrás, y él sí, cree que su cierre afectaría profundamente a la escena de la ciudad ¨No hay otro club igual en Londres. Su equipo de sonido, especialmente el de la sala 1 es uno de los mejores del mundo, su programación es impecable, con DJs internacionales junto a los que están empezando y actuaciones e vivo. Si cierra, Londres dejará de ser un destino para aquellos que buscan vida nocturna y música avanzada. Es un tema muy importante para ciudades como Berlín, por eso es raro que esto suceda justo cuando se hace campaña sobre un Londres abierto Post-Brexit) o el metro empieza a abrir toda la noche los fines de semana. Es palabrería hueca”.
Aunque no se diga a voces, hay quien opine que, fabric en algún momento dejó de ser imprescindible. Al publico más experimentado le echaba para atrás el ambiente joven, a los locales el exceso de turistas, y a los habituales el constante escrutinio de la policía. Beatriz González- Aranda periodista española afincada en Londres, es una de las que considera que fabric ha perdido su lugar en la escena de música de baile: “No me parece relevante en la escena actual, aunque sí es símbolo de la cultura electrónica de Londres¨, opina “Como todo símbolo está cargado de nostalgia y, por decirlo de alguna manera, de fetichismo. La cultura de club es algo muy particular, algo que se hace con muchos y diferentes ingredientes, muchos de ellos inmateriales: no es sólo la programación o la calidad del sonido… De ahí que, en general, estos lugares pierdan su esencia y consistencia a medida que se hacen simbólicos”
Fabric nació en un antiguo almacén cárnico dentro de un laberíntico edificio victoriano, en una zona céntrica por entonces industrial y sin vida nocturna. Al principio los dueños no sabían ni manejar la caja registradora y Keith Reilly tuvo que llamar a su padre para encargarse de la puerta y el ropero, porque según él era la única persona lúcida que conocía.
Su prioridad fue el sistema de sonido, cuya reputación ha adquirido proporciones épicas (la leyenda dice que puede llegar a provocar orgasmos). Fue específicamente creado para escuchar –y sobre todo sentir– drum and bass. Su creador el técnico Dave Parry –muy apropiadamente- se inspiró en los órganos de las catedrales (muy propio). La joya de la corona es la pista vibrante de la sala 1. Su Sistema biosónico compuesto por 400 transductores bajo suelo permite sentir los bajos de los pies a la frente. Tu cuerpo se convierte en tu propia cámara de resonancia.
El club ha superado dificultades económicas y amenazas de la mafia londinense (Reilly llevó chaleco antibalas una temporada) pero esta es su crisis más importante hasta la fecha. Si el gobierno local decide que le ha llegado la hora será el fin de una época. Sobre todo para los que conectarse en pijama con sesiones de Boiler Room no es suficiente.