La revancha de las princesas descarriadas del pop
O por qué la moda se rinde a Britney Spears o Christina Aguilera. Iconos de los excesivos 2000, ellas no encajaron en los cánones del lujo de la época pero, junto a Paris Hilton, acaparan ahora portadas y campañas.
«Primero Britney Spears, ahora Christina Aguilera… ¿Qué está pasando?», preguntan n Twitter poco después de que la portada sin maquillaje de la segunda revolucionara las redes sociales. Las eternamente etiquetadas como ‘princesas del pop’ han regresado a los titulares casi al mismo tiempo y por motivos similares. Las divas que fueran olvidadas por la mod...
«Primero Britney Spears, ahora Christina Aguilera… ¿Qué está pasando?», preguntan n Twitter poco después de que la portada sin maquillaje de la segunda revolucionara las redes sociales. Las eternamente etiquetadas como ‘princesas del pop’ han regresado a los titulares casi al mismo tiempo y por motivos similares. Las divas que fueran olvidadas por la moda en su época de gloria son ahora encumbradas por la firma de lujo Kenzo y por Paper Magazine, respectivamente. Britney Spears ha tenido que esperar dos décadas para protagonizar su primera campaña de moda. Lo ha hecho bajo el objetivo de Peter Lindbergh para la colección Memento de Kenzo, que recupera el espíritu de los primeros jeans creados por la firma. Nadie mejor que la cantante, sinónimo del tejido vaquero desde que ella y Justin Timberlake pusieran de moda llevarlo de pies a cabeza, para encarnar la línea. Aguilera, que sí se había colado en una campaña de Versace en 2003, regresa como nunca antes la habíamos visto: sin maquillaje ni excesos. Si a la ecuación sumamos que Paris Hilton, protagoniza las últimas imágenes de Yeezy –firma de Kanye West– no hay duda de que los denostados iconos de los años 2000 vuelven por todo lo alto.
Si echamos un vistazo a las tendencias que proponen los diseñadores, su reaparición tiene más sentido del que podría parecer. Y/Project, una de las firmas de streetwear de lujo más aplaudidas, recuperaba hace poco las botas UGG sobre la pasarela. No existe un calzado que represente mejor la estética de principios de siglo ni que esté más asociado a Britney Spears. Lo mismo podríamos decir de los tops que dejan el ombligo al descubierto, la ropa deportiva en cualquier circunstancia, las gafas de sol microscópicas o el intento de recuperar los vaqueros de talle bajo. La publicación especializada High Snobiety afirma en un artículo que los looks de Spears en aquella época bien podrían ser fuente de inspiración para Bella y Gigi Hadid o la mismísima Rihanna a día de hoy. Lo mismo ocurre con los de Xtina. Pistas suficientes para deducir que si la moda ha recuperado recientemente elementos de la estética noventera y ochentera, lo próximo será volver a los 2000. Y nada mejor que rescatar sus iconos para viajar en el tiempo. Salvo por un pequeño detalle: ni Britney Spears ni Christina Aguilera gozaron de ese estatus en aquel momento.
Las dos princesas del pop solían aparecer semana tras semana en esas clasificaciones peregrinas de ‘peor vestidas’ y su estética excesiva no terminaba de casar con las grandes firmas. Puede que sus atuendos marcaran a una generación pero, como reflexiona Doreeen St. Félix en un artículo para New Yorker, lo que las adolescentes querían imitar no era su estilo, sino su actitud. «Spears, que se había convertido en el rostro de la sexualidad precoz y luego del desastre precoz, ha sido casi incompatible con la industria de la moda», analiza la periodista. La cantante escandalizaba con cada una de sus apariciones encarnando todos los estereotipos femeninos posibles: la colegiala deseosa de complacer, el ‘robot’ sexual revestido de látex rojo o la que era capaz de desprenderse de su lado masculino para acabar enfundada en un minúsculo atuendo de brillantes cristales. Los vestidos en las grandes alfombras no iban con su estilo y solía pasar olímpicamente de los consejos de Britt Bardo, su estilista en aquel momento. A pesar de que Humberto Leon, al frente de la dirección creativa de Kenzo junto a Carol Lim, afirme que «Britney podía haberse asociado a incontables marcas», lo cierto es que no era tan sencillo.
La intérprete de Baby one more time, que fue imagen de Pepsi, no tuvo tanta suerte en las campañas de moda. Hasta la fecha únicamente había posado para promocionar su propia línea de ropa diseñada para Candie’s y aunque llegó a aparecer en la portada de Vogue, fue mucho antes de su declive profesional y personal marcado por su cabeza rapada y su famoso paraguazo. No deja de resultar sorprendente verla convertida ahora en la flamante imagen de una importante firma francesa. La estética de la campaña –en la que vuelve a lucir el rostro aniñado que un día conquistó a América– se acerca más a las imágenes promocionales de una artista que a las clásicamente vinculadas con el mundo del lujo. Cropped tops, gorras, mochilas, botas mosqueteras y hasta ropa interior vaquera que bien podrían servirle de atuendo en su próxima gira o videoclip. A raíz de la campaña, Spears confesó a la edición estadounidense de Vogue que, desde que tiene dos hijos, suele ir en camisón por casa. «Es complicado porque, como madre, no arriesgas tanto estilísticamente», afirma. «Creo que cuando era más joven asumí muchos riesgos y realmente lo intenté. No planificaba lo que me ponía, solo elegía lo más escandaloso. Pero como madre pasas de eso por miedo a avergonzar a tus hijos y por respeto hacia ellos». Razón que podría explicar sus comedidos estilismos en su paso por Factor X como jurado a pesar de que, de vez en cuando, siga atreviéndose con minivestidos y dando buena cuenta en Instagram.
Christina Aguilera, por su parte, ha revolucionado internet con su portada en Paper. Despojada del marcado maquillaje que ha lucido durante su carrera, la intérprete de Beaufitul ha sorprendido a sus fans con unas imágenes en las que, según los usuarios de Twitter, «parece una quinceañera». Ni rastro de pestañas postizas ni de rojo de labios o cejas finas y marcadas. Su nuevo aspecto ha impactado en red. La portada causa doble revuelo teniendo en cuenta que la también actriz es jurado en el programa de Drag Queen más famoso del mundo: RuPaul’s Drag Race. A pesar de que haya querido romper con la narrativa del exceso en sus posados para la revista, en el show luce looks tan extremos como los que han monopolizado su carrera. Pero, aunque la otrora exitosa cantante acabara siendo caricaturizada, su estilo refleja a la perfección el sentir de los años 2000 y, reversionado, vuelve a inspirar a la moda (cuentas de Insatgram como @shesvague le rinden homenaje). Al fin y al cabo, ella lució el cinturón con cadenas, los corsés, las gorras marineras o los vestidos transparentes cuando las instamodelos del momento apenas habían nacido. Aunque ya hiciera sus pinitos como modelo para Versace, no sería raro que la fichara otra gran firma de moda. Parece que vuelven a correr buenos tiempos para las eternas divas del pop.