Machismo, tendencia o ecología: la verdad sobre el polémico carro de la compra que vende Zara
En 2020 todo tiene un significado y el último lanzamiento de la marca (en su sección femenina) ha levantado la polémica.
El carro de la compra de Zara, al menos el virtual, es una de las secciones más visitadas de la web de la marca. Y hablamos de una página que en 2019 alcanzó los 3.000 millones de visitas, con una estimación de unos 9.500 pedidos al minuto desde cualquier rincón del mundo. Sin embargo, en las últimas horas ha sido su otro carro de la compra (uno físico, como los de toda la vida) el sorprendente l...
El carro de la compra de Zara, al menos el virtual, es una de las secciones más visitadas de la web de la marca. Y hablamos de una página que en 2019 alcanzó los 3.000 millones de visitas, con una estimación de unos 9.500 pedidos al minuto desde cualquier rincón del mundo. Sin embargo, en las últimas horas ha sido su otro carro de la compra (uno físico, como los de toda la vida) el sorprendente lanzamiento que está tambaleando internet. “Tiene que ser una broma”, tuitea una usuaria llamada Laura. “Al principio me he reído un rato y ahora creo que necesito con urgencia el maldito carro. #Zara lo ha vuelto a hacer”, dice otra, de nombre Nereida. “Un día eres joven y al siguiente estás comprando en #Zara un carro de la compra”, retuitea Rosa. A estas horas el debate social se centra en descifrar si la idea es un caso más de “Amancio Céntrate” (como diría la influyente digital La Vecina Rubia) o si estamos ante el producto más práctico de la tienda.
El carro
Disponible en dos colores (gris y khaki) con dos acabados acolchados distintos, se trata de un carro plegable con bolsillos en la parte delantera, bolsillos ajustables con cordones a los lados y cremallera en la parte posterior. Se cierra con una solapa de botones a presión, mide 60 centímetros y cuesta 49,95 euros. Su acabado, con un evidente guiño a una de las tendencias más populares de este otoño-invierno (la de los abrigos guateados, que ha llegado tanto a Zara como a firmas de lujo como Burberry) hace que algunos se estén planteando si se trata de un accesorio más en la línea de los market bags o bolsos multicolores que han «viralizado» en las últimas temporadas firmas de lujo como Marni pero también marcas emergentes como la española Chivatas Bags.
Aunque la marca de Inditex haya levantado hoy algunas cejas, no ha sido la primera en dar un nuevo sentido a este objeto doméstico. Ya en el otoño-invierno 2014/2015 el desaparecido Karl Lagerfeld transformó el Grand Palais de París en un supermercado de lujo para su colección en Chanel y puso a sus modelos a desfilar empujando carritos de dos ruedas. Tal y como reflexionaba entonces el periodista Tim Blanks en su crónica para Vogue USA, aquel espectáculo fue “una épica celebración del consumismo y también una épica sátira del mismo”. “El supermercado es una cosa de la vida actual. Incluso la mujer que usa ropa cara va al supermercado, pero no debería hacerlo sobre tacones de aguja”, dijo en aquel momento Lagerfeld a WWD. El carro de la compra servía entonces como metáfora y como última frontera estética de la moda. Si la reflexión se aplicaba entonces a Chanel, ¿por qué no ahora a Zara? La mejor analogía a esta moda de lujo en un híper es el gigantesco díptico “99 Cent” de Andreas Gursky (considerada la foto más cara del mundo y subastada por Sothebys por más de dos millones de euros en 2007): la presentación de moda y la foto, ambas abrieron una jugosa tesis sobre el arte conceptual y la crítica a la cultura pop que esta mañana se ha reavivado en las redes sociales.
La sección: Zara Woman
Es aquí donde entra la primera polémica. Algunos usuarios se plantean en Twitter qué hace un carro de la compra en la sección de mujer de la marca, y no, por ejemplo, en la de hombre. Porque, debate artístico aparte, no se puede obviar que el carro de la compra es el objeto que se ha asociado durante generaciones a las amas de casa. ¿Hay, entonces, connotación machista en este lanzamiento?
Aunque la aparición del carro de la compra moderno, allá por los años 40 en EE.UU., se vendió una revolución en la manera de comprar (al fin y al cabo las ruedas hacían esta actividad mucho más cómoda), lo cierto es que durante décadas ha estado encadenado a un prototipo de usuario: mujer, esposa y ama de casa. Si pensamos en imágenes icónicas de personas empujando carros de la compra recordaremos a Betty Draper (Mad Men) haciendo sus faenas o a Lady Di en un Tesco en 1990 haciendo campaña por una alimentación saludable. Ambas mujeres y ambas representando un papel en el que el carro de la compra representa una metáfora aplastante.
Volviendo a 2021, en plena era en la que el papel de la mujer está abriendo necesarias conversaciones, muchos se plantean hoy en redes lo adecuado de este lanzamiento. ¿Acaso lo que vende Zara no es ropa? La respuesta a la primera pregunta es un tanto ambigua: sí y no. Y nos lleva directamente a la segunda. Si bien no existe una respuesta oficial por parte de Zara, lo cierto es que en las últimas semanas, la marca ha comenzado a diversificar su catálogo. Si bien la mayor parte es ropa, calzado y accesorios, este mismo mes de octubre lanzaba una colección de jarrones y vasijas de cerámica llamada Pottery en forma de colección cápsula, o lo que es lo mismo, de minicolección, en la sección femenina de su web. Es evidente que estos artículos tampoco se engloban en el concepto tradicional de moda, sino más bien en el de la decoración o el arte, un primer lanzamiento que hacía prever que el gigante de Inditex está adentrándose en una nueva estrategia y explorando otro tipo de creaciones.
La otra lectura: la apuesta por lo ‘eco’
Lo desconcertante de su nuevo “accesorio” ha velado que en su catálogo actual Zara también incluye bolsas plegables que sustituyen a las clásicas de supermercado. De nuevo revestidas de moda, con diseños en diversos estampados (cuadros vichy, dibujos geométricos, margaritas…), tienen un interior de rejilla y cordones ajustables es evidente que no están pensadas como una tendencia en bolsos sino como alternativa reutilizable (y bonita) a las bolsas de plástico de un solo uso que suelen venderse en las grandes superficies.
Esto encaja muy bien con uno de los grandes objetivos de Zara, que pretende ser una marca eco-frendly para el año 2025. Casi el 100% de sus tiendas son ecoeficientes (es decir, que consumen un 20% menos de electricidad y un 40% menos de agua que las tiendas convencionales), este 2020 prevén eliminar por completo el uso de bolsas de plástico (algo que ya ocurre en Zara, Zara Home, Massimo Dutti y Uterqüe) y dentro de cinco años el 100% del algodón, el lino y el poliéster que utilicen las ocho marcas del Grupo será orgánico, sostenible o reciclado. Una de las señas más visibles de la estrategia de Zara por los artículos y textiles de segunda vida es que las prendas ‘Join Life’ del grupo alcanzarán este año más del 25% del total: estas piezas destacan por el uso de las materias primas más sostenibles como el algodón orgánico, el poliéster reciclado o el Tencel TM Lyocell, al tiempo que prioriza aquellos procesos que son más eficientes en el uso de agua y energía. “La sostenibilidad es una tarea constante en la que estamos implicados todos los que formamos parte de Inditex y en la que estamos involucrando con éxito a todos nuestros proveedores” dijo Pablo Isla, presidente de Inditex, en su presentación de estrategia para la compañía el año pasado.
La elección, así, de si el carro de la compra de Zara es un acierto ecológico o un desconcertante error queda en manos, como siempre con los lanzamientos de la marca, de sus millones de seguidores.