Brotes verdes en la cabeza, la última tendencia que triunfa en China

La última moda en Pekín es prenderse del pelo una pequeña planta de plástico o una flor con su tallo. Niños, mujeres y hombres se apuntan a la plantamanía.

Una miniplanta de plástico con dos tímidas hojitas verdes o una florecilla de tierno tallo. Algo simple, casi pueril, que apenas mide unos centímetros. Pónganle una horquilla y… voilà, ya tenemos la última locura en moda capilar. ¿Su origen? Por una vez no es Kim Kardashian sino los anónimos ciudadanos de las grandes ciudades chinas. Lo llevan ellas y ellos. Niños, niñas… y adultos con carrera universitaria y smartphone de última generación. Todos se suman a esta moda que tiene a medio mundo ojiplático y eso a unos días de dar comienzo las grandes pasarelas de moda. Pero a nadie le importa lo ...

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Una miniplanta de plástico con dos tímidas hojitas verdes o una florecilla de tierno tallo. Algo simple, casi pueril, que apenas mide unos centímetros. Pónganle una horquilla y… voilà, ya tenemos la última locura en moda capilar. ¿Su origen? Por una vez no es Kim Kardashian sino los anónimos ciudadanos de las grandes ciudades chinas. Lo llevan ellas y ellos. Niños, niñas… y adultos con carrera universitaria y smartphone de última generación. Todos se suman a esta moda que tiene a medio mundo ojiplático y eso a unos días de dar comienzo las grandes pasarelas de moda. Pero a nadie le importa lo que digan en Nueva York, Milán o París. La gracia esta vez viene de Asia.

Como todas las grandes tendencias espontáneas (no aquellas que las marcas o los diseñadores se empecinan en imponer), surge donde menos te lo esperas y no está claro quién fue el primero en convertir su cabeza en macetero. The Beijinger  afirma que todo empezó en una convención de cosplay, un híbrido entre cómic, cine, anime, manga y videojuegos donde los asistentes se disfrazan de personaje y actúan de acuerdo a ese rol. Entre superhéroes y ninfas varias había un monstruito simpaticón, de oronda cabeza calva coronada por una especie de brote de dos hojas. Por aquello de asimilarse a su ídolo, algunos optaron por peinarse igual.

The Shangaiist, en cambio, sugiere que la tendencia parte directamente de un personaje de Pleasant Goat and the Big Wolf, una serie de animación de la televisión china. Ni convenciones ni gaitas. En lo que sí está de acuerdo es en que este peculiar aplique capilar, según parece, por ahora se circunscribe a Pekín y Chengdu, en cuyas zonas turísticas brotan como setas vendedores callejeros con los dichosos brotes. El precio varía según la picaresca del comerciante: desde 0,86 yuanes (0,12 euros) a 5 yuanes (0,70 euros). Un precio muy superior al que ofrece la tienda online Taobao, donde pueden adquirirse a partir de 0,39 yuanes (0,05 euros). The Shangaiist también señala que muchos de esos vendedores los compran online a bajo precio para revenderlos a los guiris con afán de regresar a sus países de origen con vocación de trendsetters. El capitalismo, ya se sabe, campa a sus anchas en la antigua tierra de Mao.

No faltan los filósofos y poetas que recuerdan que la hierba denota inteligencia, mientras que los tréboles de cuatro hojas sugieren suerte. Se lleven en una medallita al cuello o sobre la cabeza. Sea como sea, los chinos ya han hecho suya esta tendencia y no faltan quienes a falta de uno, se plantan (nunca mejor dicho) varias horquillas con su correspondiente flor, brote o lo que toque.

Entre tanto, la criatura ya es algo así como trending topic en Tieba Baidu, un punto de encuentro de internautas chinos donde pueden subir fotos y vídeos por temas.

Las generaciones maduras del gigante asiático observan entre horrorizados y absortos este estilo callejero. Pero antes de censurar el advenimiento de estos trendsetters, reflexionen. Piensen que hubo un día que a alguien se le ocurrió peinarse con una cresta y el punk entendió que eso molaba. Por no hablar del mullet, que tantas alegrías dio a los peluqueros en los 80. O el moño ensaimada, que glorificaron desde Amy Winehouse a Blanca Cuesta en el bautizo de su hijo Eric. O las orejas de conejita a las que se apuntaron muchas famosas como Beyoncé o Kate Upton. Muchas son las modas que, a la luz de los tiempos, provocan sonrojo. Pero que levante la mano quien no se haya adherido a una (o a varias).

Un brote de plástico enganchado a una horquilla y se crea una tendencia.

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