Alerta: lo de ‘mantita y sofá’ se pone de moda para salir a la calle
Las almohadas, las mantas o los cojines convertidos en bolso lideran las propuestas de firmas como Céline, Gucci o Margiela. El menaje es el último capricho de la industria.
Además de los jerséis navideños y la lencería de proporciones extraordinarias es posible que le debamos a Bridget Jones la moda de la ropa de estar por casa. Y todo gracias a ese nórdico bajo el que se refugiaba durante sus episodios de ostracismo casero (o lo que es lo mismo: esos días de borrachera y atracones en pijama, de la cama al sofá, y del sofá a la cama). Una imagen grabada en nuestro archivo emocional en clave cinematográfica que ahora podemos incorporar a nuestro vestuario porque más allá del camisón, el batín, el albornoz o las pantuflas, ...
Además de los jerséis navideños y la lencería de proporciones extraordinarias es posible que le debamos a Bridget Jones la moda de la ropa de estar por casa. Y todo gracias a ese nórdico bajo el que se refugiaba durante sus episodios de ostracismo casero (o lo que es lo mismo: esos días de borrachera y atracones en pijama, de la cama al sofá, y del sofá a la cama). Una imagen grabada en nuestro archivo emocional en clave cinematográfica que ahora podemos incorporar a nuestro vestuario porque más allá del camisón, el batín, el albornoz o las pantuflas, ahora también se llevan las mantas y las almohadas.
Seguramente no entraba en los planes de Gucci, Fendi, Dolce & Gabbana, Moschino u otras firmas de lujo con líneas de decoración en el mercado, que la gente convirtiera sus propuestas para el hogar en sus accesorios más demandados. Pero así ha sido. Poco antes de lanzar su línea de objetos para la casa, lo más comentado del desfile Crucero 2017 de Gucci fueron los bonitos cojines tapizados y bordados imitando aquellos utilizados por los nobles ingleses en actos religiosos sobre los que se acomodaron, y también se llevaron, los asistentes al show (algo que también pasó en aquel famoso desfile de Chanel inspirado en un supermercado cuando los invitados arrasaron con los felpudos con logo de la maison). Una temporada después Demna Gvasalia había convertido las típicas fundas de cojín (y también de manta) en los bolsos de moda. De hecho, el Cushion, pensado aparentemente para sentarse sobre él además de para meter cosas, es uno de los superventas de la colección Pre-Fall 2017 (siempre con permiso de su nuevo modelo inspirado en las bolsas para la colada). Una propuesta que, por cierto, toma prestada Anya Hindmarch de cara a la próxima primavera con sus bolsos tipo colchoneta de piel enguatada.
Mucho más al pie de la letra se ha tomado esta tendencia la firma Mother of Pearl, cuyo complemento estrella el próximo verano serán justamente los almohadones de seda adamascada que hacen las funciones de clutch –Amy Powney, su diseñadora, se inspiró en la remodelación de su casa londinense para esta colección–. O John Galliano para Maison Margiela, que ironiza sobre el uniforme de las jetsetters –una estética perpetuada por esas celebridades que cuando viajan en avión se llevan la suya de casa– convirtiendo las almohadas en mullidos accesorios de mano sobre los que, ya de paso, poder reposar la cabeza.
Más fácil de poner en práctica es la idea de tratar las cálidas mantas de lana o de algodón tipo colcha como si fueran ponchos. Algo que no nos pilla de nuevas teniendo en cuenta que Burberry lleva apostando por esta fórmula desde siempre. De todos modos, el planteamiento de Phoebe Philo en Céline y Raf Simons en Calvin Klein, de cara a este otoño, pasa por que las llevemos en la mano en lugar de echadas sobre la espalda o enredadas al cuello, un gesto emulado también por Zara o Mango, si bien solo como recurso visual para sus respectivos catálogos.
Pero para bufanda confortable la propuesta acolchada que acompaña este año los anoraks del momento. Esos que no, no subió a una pasarela por primera vez el director creativo de Balenciaga el invierno pasado sino Charles James en 1937, cuando tomó como referencia un edredón para confeccionar una elegante y revolucionaria chaqueta de vestir que pasaría a la historia. O Norma Kamali, la misma que a principios de los setenta creó su famoso “sleeping bag coat” a partir de dos sacos de dormir cosidos el uno al otro y lo convirtió en su pieza más icónica, precursora además del plumífero que triunfa hoy en día como abrigo de moda. Un brillante concepto que, en cualquier caso, haría las delicias de Bridget Jones. Esa entrañable y doméstica antiheroína sin capa, pero con funda nórdica.