Breonna Taylor: la chica que había empezado a rehacer su vida, hasta que se cruzó con la policía

Breonna Taylor fue asesinada a tiros en su casa por tres agentes de Policía. Su caso se ha convertido, junto al de George Floyd, en un símbolo contra el racismo.

Una pancarta pide justicia para Breonna Taylor en un acto de protesta en Austin.Getty (Getty Images)

Un gran jurado de Estados Unidos ha liberado de los cargos de asesinato a los agentes responsables de la muerte de la joven Breonna Taylor, símbolo –junto a George Floyd– de la lucha antirracista. Breonna Taylor, de 26 años, se encontraba en su casa viendo una película en la cama junto a su novio, cuando tres agentes entraron en la casa con una orden de registro (aunque la mayoría de los testigos dicen que no los oyeron identificarse) y Kenneth Ta...

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Un gran jurado de Estados Unidos ha liberado de los cargos de asesinato a los agentes responsables de la muerte de la joven Breonna Taylor, símbolo –junto a George Floyd– de la lucha antirracista. Breonna Taylor, de 26 años, se encontraba en su casa viendo una película en la cama junto a su novio, cuando tres agentes entraron en la casa con una orden de registro (aunque la mayoría de los testigos dicen que no los oyeron identificarse) y Kenneth Taylor, pareja de Breonna, pensando, como declararía después que era el ex novio de Breonna, disparó a un agente. En ese momento los policías comenzaron a disparar contra ellos. Todo sucedió el 13 de marzo de 2020, después de que ella terminara su jornada de trabajo en un hospital de Louisville (Kentucky), quedase con su novio para cenar y acabaran con un simple velada en el apartamento de esta.

Ella recibió seis balazos, uno de ellos mortal. Los policías que, por decisión de la justicia estadounidense nunca pagarán por ello, trabajaban en una redada antidroga relacionada con ex novio de Taylor y cometieron un fatal error. Un ejemplo más de la violencia desproporcionada y sistémica que ejercen las fuerzas de seguridad estadounidenses contra la población negra. Seis balazos sin haber comprobado si Breonna era la persona que buscaban y si realmente era culpable de algún delito.

Su caso estaba condenado a ser un número más de tantos si no fuera porque su tía contó en Facebook su historia y su post pronto se viralizó. Unos hechos impactantes que la han convertido en un símbolo de una lucha por la igualdad de derechos que, por muchas décadas que pasen, no avanza a la velocidad que se esperaría de un país civilizado. Un lugar donde se paga un precio muy alto por ser una mujer negra y haber salido una temporada con un traficante de drogas de poca monta. La mujer había salido durante años con Jamarcus Glover y como consecuencia había sido interrogada en varias ocasiones como sospechosa o testigo de actos delictivos por la policía durante su relación, pero una vez esta relación terminó Breonna trataba de emprender una nueva vida junto a su actual pareja, Kenneth Walker. Como explica el New York Times después de una investigación exhaustiva todo iba bien «hasta que la policía se cruzó en su camino».

Pero, ¿qué fue lo que se llevaron por delante los agentes de Louisville aquella noche cuando decidieron saltarse los protocolos de actuación en este tipo de redadas? La vida de Breonna Taylor, como la de cualquier chica de 26 años, estaba llena de planes y de sueños. No eran grandilocuentes ni poco realistas sino planes que seguramente compartía con muchas chicas de su edad: disfrutar de su nuevo coche, estudiar enfermería, comprar una casa y en el futuro tener un bebé con su pareja, con la que por fin había encontrado cierta estabilidad.

Tamika Palmer, la madre de Breonna Taylor, ha narrado en la edición estadounidense de Vanity Fair lo que fue la vida de su hija hasta que los agentes dispararon seis veces contra ella. La mítica revista, conocida por concederle el protagonismo normalmente a grandes y prometedoras figuras de la industria del entretenimiento, en esta ocasión decidió tomar partido activista por esta dramática historia, concediéndole la portada de su número de septiembre al retrato al óleo de la víctima realizado por Amy Sherald, la retratista oficial de Michelle Obama.

En el interior de la revista, Palmer cuenta que se quedó embarazada de Breonna con tan solo 16 años, el mismo día que perdió la virginidad con el hermano de su mejor amiga del instituto. Le tocó madurar rápido y convertirse en una adulta capaz de darle un futuro a su hija sin contar con demasiado apoyo por parte del padre. En busca de una vida mejor, dejó Gran Rapids (Michigan) y se mudó a Louisville, un lugar que había conocido en un viaje y le había parecido mucho más alegre y apto para los niños que su ciudad natal. Allí crió a Breonna y su otra hija Juniyah en lo que ha definido cómo una época de mucho trabajo pero feliz. «Breonna nunca fue una niña problemática. Era buena hasta cuando era bebé. Lloraba muy poco, sonreía mucho y era tan ágil que a los nueve meses ya andaba. Todo el mundo la adoraba», ha explicado.

Al igual que su madre, Breonna comenzó a trabajar muy joven. A los 15 años compaginaba sus estudios con trabajillos en restaurantes para sacarse algo de dinero. En los últimos meses, después de un tiempo trabajando en urgencias como auxiliar, tenía claro que quería convertirse en enfermera. «En el hospital la adoraban, algunos compañeros le dejaban notas diciéndole lo mucho que les gustaba trabajar con ella. En el funeral, no se lo podían creer y me repetían lo mucho que la iban a echar de menos», ha narrado Tamika Palmer a Vanity Fair.

Kenneth Walker, el novio de Breonna, ha mostrado ante los medios el anillo de compromiso que le había comprado unos días antes de su muerte. Pero «esta tragedia» –como la ha definido el alcalde de la ciudad Greg Fischer– no permitió que llegase el momento de arrodillarse. A la chica normal de Louisville le habían robado todo y ni la portada de Vanity Fair, ni las campañas de personajes tan influyentes como Oprah Winfrey o Michelle Obama han conseguido que los agentes paguen por sus actos. Tampoco los millones de voces en todo el mundo gritando: «Justice for Breonna Taylor».

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