El caso del modelo de California que hacía campaña por Vox en Twitter sin saberlo
¿Se está replicando el escándalo de los bots rusos en España? Ya existen cuentas que roban imágenes de otras personas en Internet (en este caso un modelo con 200.000 seguidores) para hacer apología de la extrema derecha.
Según su cuenta de Twitter, Fernando Dovio (@josekosek) era «madrileño, vasco y andaluz por sangre y derecho». Desde su cuenta, que ahora aparece suspendida por Twitter, básicamente, compartía, daba ‘me gusta’ y retuiteaba noticias y afirmaciones acordes al imaginario de la ultraderecha : bulos sobre delitos de violencia de género perpetrada por inmigrantes sin papeles «que no verás en los medios», ilustraciones racistas que piden «joder a los manteros» o noticias que daban pábulo y se congratul...
Según su cuenta de Twitter, Fernando Dovio (@josekosek) era «madrileño, vasco y andaluz por sangre y derecho». Desde su cuenta, que ahora aparece suspendida por Twitter, básicamente, compartía, daba ‘me gusta’ y retuiteaba noticias y afirmaciones acordes al imaginario de la ultraderecha : bulos sobre delitos de violencia de género perpetrada por inmigrantes sin papeles «que no verás en los medios», ilustraciones racistas que piden «joder a los manteros» o noticias que daban pábulo y se congratulaban del avance político de Vox. La imagen de @josekosek en su perfil era la de un atractivo joven sin camiseta y en gafas de sol. Hasta aquí, nada tendría que resultar extraño. Hasta hoy, cuando su cuenta se viralizó tras publicar respuestas a la cuenta @VOX_LGTB (tampoco está operativa ya) donde afirmaba ser homosexual y sentir «rechazo» por la fiesta del Orgullo Gay.
Tras su cadena de tuits condenando la celebración, ha sido la cuenta @missmalaper la que ha alertado en la red de que la imagen de perfil de Fernando es falsa y se trata de una imagen robada de Internet. El testigo lo ha recogido después Modesto García (creador de dos de los hilos más exitosos del año en España), que ha retuiteado la investigación de Malaper para alertar de que «están creando bots gays para legitimar el pensamiento LGTB fascista. La temporada nueva de Black Mirror viene fuerte»:
Tal y como apuntaban algunos usuarios la foto de Fernando en realidad se corresponde con el modelo Frankie Cammarata, un joven californiano (heterosexual, en este caso) del condado de Orange que acumula unos 189.000 seguidores en Instagram y ha participado en campañas para firmas de moda como Armani, editoriales para Vogue Italia en el último número de noviembre y hasta ha aparecido en el programa de Ellen DeGeneres. Una identidad que no se corresponde con la del «madrileño, vasco y andaluz» que defendía Dovio.
S Moda se ha puesto en contacto con Twitter para rastrear la autenticidad del usuario. Una hora más tarde de la consulta, Twitter decidió suspender temporalmente la cuenta de Fernando Dovio. Fuentes de la compañía aseguran que «por motivos de seguridad no se ofrece información de los cuentas específicas», pero aclararon que la suspensión se puede deber al incumplimiento de alguna de sus normas de uso (en las que se incluye suplantación de identidad con imágenes de otras personas). Las citadas fuentes hicieron hincapié en que durante este 2018 Twitter ha introducido «más de 50 cambios» para detectar bots o cuentas de spam que son «borradas a diario» por sus equipos.
Para Silvia Martínez-Martínez, directora del Máster Universitario Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, nos encontramos ante un presente que todavía se ve incapaz de reaccionar con firmeza ante este tipo de prácticas fraudulentas: «el avance tecnológico, la sofisticación de las estrategias adoptadas y la propia globalización, que elimina las fronteras geográficas para la distribución de datos dificultan la detección y la adopción de medidas para detectar y limitar aquellos usos de bots con fines fraudulentos y de engaño». Poder escribir ciertos tuits o publicaciones de Facebook en función de la legislación de cada país desde el que se emiten también influye en este tipo de prácticas. Un amalgama de condicionantes que «pone en cuestión la efectividad de iniciativas planteadas tanto desde el marco legislativo (como la norma promovida desde California para identificar perfiles gestionados por bots) como por las políticas de uso y funcionamiento de las propias plataformas». Los bots, según Martínez-Martínez, no tienen por qué ser fraudulentos, todo radica en su motivación y uso. Factor que complica en qué términos se prohíben y cuáles se permite. «Los efectos negativos generados por el uso de automatismos están relacionados con los intereses y finalidades de aquellos que los utilizan», aclara y destaca que existen otros bots que se emplean «con un uso positivo para la sociedad», como por ejemplo en situaciones de emergencia.
¿Es Fernando Dovio un bot favorable a Vox o simplemente se trataba de un usuario que hacía un uso no permitido de una imagen? Con esta duda todavía sin resolver, su caso recuerda especialmente a una de las estrategias más fructíferas durante la campaña electoral de Donald Trump. The New York Times destapó en septiembre de 2017 la investigación titulada Los americanos falsos creados por Ruisa para influir en la campaña electoral que apuntaba a que una empresa ligada al Kremlin creó miles de cuentas falsas y se gastó más de 100.000 dólares en anuncios para implementar un imaginario político favorable a Donald Trump. La investigación localizó varios cientos de cuentas falsas que compartían mensajes contrarios a Hillary Clinton y, para ejemplificarlo, destacaban el caso de Melvin Redick, un hombre de familia supuestamente de Harrisburg (Pennsylvania) cuya foto le mostraba junto a su joven hija. Desde febrero de 2016, el supuesto usuario se dedicó a compartir links en los que animaba a otros usuarios a comprobar «la verdad escondida sobre Hillary Clinton, George Soros y otros líderes de Estados Unidos». Los registros de Pennsylvania no tenían pruebas de la existencia de Redick y, al final, su foto resultó ser la de un hombre brasileño. Un patrón muy similar al visto con Fernando Dovio, solo que aquí su foto de perfil no era la de un desconocido cualquiera, era la de un modelo de torso hercúleo… admirado por un par de cientos de miles de fans en Instagram.