Por qué conocer el origen de nuestros alimentos puede mejorar el medioambiente
Con el objetivo de que podamos confiar en lo que comemos, la marca de alimentos vegetales y ecológicos Provamel lucha por hacer de la alimentación un motor de cambio
Nuestra comida no solo tiene un impacto directo en nuestra salud, también una “cadena alimentaria” propia, en la que hay muchos factores y agentes implicados. Por ello, la marca de alimentación orgánica Provamel se ha propuesto desvelarnos las recetas de sus productos vegetales y el por qué sus ingredientes. “Somos muy claros con nuestras etiquetas, de forma que todo el mundo entienda bien nuestros ingredientes y su por qué”, afirman desde la marca que, desde su creación en 1983, apuesta por recetas vegetales minimalistas, con ingredientes de certificado ecológico, libres de conservantes, colorantes o aditivos artificiales, lo que de por sí simplifica bastante la etiqueta.
Al igual que las firmas de moda, en su transformación hacia una industria más sostenible, han empezado a trazar la geografía de sus textiles, en el camino hacia una alimentación más ética, Provamel ha incorporado una herramienta de trazabilidad en sus envases que trasciende del mero significado de su composición, para trasladarnos directamente a las raíces de cada producto: el origen de sus ingredientes, los agricultores que los cultivan, la forma en que lo hacen, o el por qué de su elección.
Cada ingrediente tiene su pasaporte
Con cuatro ingredientes principales –soja, avena, coco y almendra–, Las bebidas y postres vegetales de Provamel son la prueba del impacto positivo que tiene alimentarnos de forma consciente. La marca trabaja de forma estrecha con proveedores ecológicos europeos locales, lo que les permite apoyar a los pequeños agricultores y reducir la huella medioambiental de sus productos. En el caso de la soja, uno de los ingredientes más importantes de las dietas vegetarianas, utilizan solo brotes orgánicos, sin transgénicos, procedentes de cultivos rotativos de Francia, Italia y Austria, mejorando así la calidad del suelo, la biodiversidad y el sabor de sus bebidas. También la avena tiene pasaporte europeo e impacto ecológico mínimo. Requiere poco terreno, nada de riego extra y en Provamel lo aprovechan todo: la flor para sus productos, los tallos como abono.
En este camino hacia una alimentación más sostenible, la herramienta de trazabilidad de Provamel también nos recuerda que, aunque el tiempo cada vez es más impredecible, los alimentos se rigen por las estaciones. No solo porque las comidas de temporada están mucho más ricas, seguir las normas de la naturaleza es la mejor forma de reducir nuestra huella de carbono. De este modo, las almendras orgánicas de Provamel se cultivan a orillas del Mediterráneo y se recogen solo al final del verano, cuando están maduras y sabrosas; mientras que los cocos, de árboles centenarios del sudeste asiático, se recolectan cada tres meses. Las cooperativas agrícolas se encargan de seleccionarlos meticulosamente y la marca, de obtener sus beneficios: de la pulpa y el agua, saldrán las bebidas y alternativas al yogurt con sabor a coco de Provamel.
Certificados de confianza
Si los certificados son los honores de un alimento, los productos de Provamel lucen el sello B Corp, un certificado que tienen las empresas comprometidas en alcanzar un progreso social, medioambiental y transparente en todo lo que hacen. También las bebidas de soja cuentan con la certificación ProTerra, un estándar de calidad estrictamente controlado y auditado, aplicable solo a los brotes sostenibles, socialmente responsables y libres de transgénicos.
Sostenible por dentro y por fuera
Ante el reto del cambio climático, los beneficios de adoptar una alimentación vegetal no son ningún secreto. Si todo el mundo adoptara una dieta vegetariana, según el informe publicado por el PNAS (Proceedings of National Academy of Sciences), las emisiones de gases de efecto invernadero emitidas durante el proceso de producción de comida disminuirían un 63%, y un 70% si el mundo se volviera vegano. Desde Provamel están implicados en que sus bebidas vegetales sean además lo más sostenibles posible, desde el campo a la mesa. Aseguran que la huella de carbono en sus fábricas es neutra, y están buscando que también lo sean sus envases, formados en un 88 % de bio-pack, a bases de caña de azúcar.