Los españoles también morimos de estrés (aunque no queramos verlo)
Según datos del Ministerio de Empleo, en lo que va de 2016, la principal causa de muerte en el trabajo son los infartos y derrames cerebrales, que han aumentado en un 14,3 % respecto a 2015. Hablamos con expertos para saber qué hacer cuando nos sentimos estresados.
La gente muere por estrés en el trabajo. También en España. Sí, parece una cosa más típica de China, pero lo cierto es que los españoles cada vez sufren más de estrés laboral y se trata de un asunto que debemos abordar igual que cualquier otra enfermedad.
Según el psicólogo Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el estudio de la ansiedad y el estrés, “el estrés es un proceso natural de adaptación del individuo a las demandas de su medio”, el problema viene cuando “el exceso de intensidad de la reacción y su per...
La gente muere por estrés en el trabajo. También en España. Sí, parece una cosa más típica de China, pero lo cierto es que los españoles cada vez sufren más de estrés laboral y se trata de un asunto que debemos abordar igual que cualquier otra enfermedad.
Según el psicólogo Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el estudio de la ansiedad y el estrés, “el estrés es un proceso natural de adaptación del individuo a las demandas de su medio”, el problema viene cuando “el exceso de intensidad de la reacción y su persistencia en el tiempo llegan a producir problemas de agotamiento, pérdida de rendimiento, así como síntomas y trastornos de la salud física y mental”. Algunos tan graves, que pueden llevar al fallecimiento.
Más muertes por infarto en el trabajo
Si bien el estrés “puede tener múltiples causas, tanto externas como internas al propio individuo”, tal y como expone Cano, lo cierto es que el aumento de casos de estrés crónico, parece tener que ver con la situación laboral de las personas. O eso dicen las cifras que aporta el experto, que relata que en la encuesta que realizó la OCU en 2005, sobre cuáles eran las causas del estrés en los últimos doce meses, los encuestados respondieron en un 66%, que la principal causa eran los problemas laborales.
De manera similar, analizando los datos de muertes laborales del Ministerio de Empleo, se puede observar que, en lo que va de 2016, la principal causa de muerte en el trabajo son los infartos y derrames cerebrales, que han aumentado en un 14,3% respecto a 2015. Tal y como explica Cano, “el estrés laboral está asociado con un aumento de la probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares, como arritmias o hipertensión arterial; pero también problemas más serios, como infarto o ictus”. Concretamente, el estrés laboral puede multiplicar la probabilidad de desarrollar infarto o ictus por 2,5, frente a quienes no sufren dicho estrés.
Aunque obviamente este tipo de muertes están asociadas a muchos más factores, como nuestros estilos de vida en cuanto a alimentación, sedentarismo, tabaquismo, etc., parece que esto también tiene relación con el estrés. Como argumenta Antonio Cano “el aumento del estrés está asociado para la mayoría de las personas con aumento de la ingesta y la selección de comidas con más grasas; también con un aumento de la probabilidad de fumar o incrementar el consumo; además de con el sedentarismo”. Por ello, aunque se entiende que se trata de una cuestión multifactorial, parece que el repunte del estrés también puede ser bastante determinante. No obstante, Cano señala que “las muertes laborales han ido descendiendo desde 2001 hasta 2013, pero en los últimos años está habiendo un pequeño repunte”.
¿Por qué tenemos más estrés?
Para entender este fenómeno, primero hay que entender cuáles son las causas del estrés, que parece que se han visto acentuadas estos últimos años.
“El estrés laboral puede ser provocado por factores muy diferentes que pueden ser agrupados en dos bloques: el exceso de demandas de las tareas u obligaciones y la falta de control sobre los recursos necesarios para atenderlas”. Matizando esta cuestión, Cano puntualiza que “también podríamos decir que el estrés laboral puede ser desencadenado por un desequilibrio entre la cantidad de esfuerzo que exige el trabajo y el grado de recompensa que se recibe. Estos son los dos modelos explicativos más importantes del estrés laboral y no son excluyentes”. Parece por tanto, que lo ha cambiado es el equilibrio entre estas cuestiones.
Igualmente, el experto responde que, ante esta situación, es importante tomar medidas. “Si se pone remedio y la persona puede descansar y se atienden sus necesidades físicas y psicológicas, se irá recuperando poco a poco de todos estos síntomas”, de lo contrario, los problemas que ya ha empezado a sufrir no solo no mejorarán, sino que irán en aumento. Si además estos pacientes no tienen un tratamiento psicológico adecuado, “tenderán a la cronicidad y a la comorbilidad, desarrollando cada vez más problemas de ansiedad, depresión y trastornos cardiovasculares”.
La situación actual, según el experto, es que no solo está aumento el estrés laboral, sino todos los factores que lo provocan, “por lo que se prevé que el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y mentales asociadas con el estrés, resultará difícilmente sostenible para las economías occidentales”.
Aprender a manejar el estrés
Aunque muchos de los factores del estrés laboral son externos, también es clave la forma en la que actuemos ante el mismo, por ello es importante tener herramientas con las que poder combatirlo. La psicóloga Yolanda Cuevas explica que en el estrés intervienen “pensamientos, emociones y conductas”, por lo que propone diferentes ejercicios para controlar cada uno de ellos.
- Rediseña tu pensamiento:
- Generalmente nos creemos todo lo que pensamos, es algo automático, pero a veces también tenemos que cuestionarnos a nosotros mismos.
- “
- El cerebro está diseñado para salvarnos y cualquier situación que interpreta como una amenaza, automáticamente te lo pone en conocimiento en forma de monólogo. Se trata de un ruido al que no se le presta atención, pero que entorpece” y muchas veces hace que permanezcamos estresados, por ello la psicóloga insiste en que “recordemos que los pensamientos van a condicionar las emociones y ellas nuestra forma de actuar”.
- Generar pensamientos positivos:
- Las palabras son poderosas aunque no las digamos en alto. Repetir ideas como “horroroso”, “desastre”, “no poder más”… conseguirá que nos sintamos de esa manera. “Dar valor a lo negativo nunca suma, así que pon en valor aquello que sí tienes, sí te sale bien, si eres valorado… Tener solo la visión de lo malo o lo que no me gusta es como ver una película a trozos. No es una visión objetiva y realista”, insiste Cuevas.
- No niegues tus emociones, pero tampoco te encariñes con ellas:
- Se puede intentar pensar diferente, pero sentir diferente es mucho más difícil. “No te asustes de tus emociones, reconócelas y dales su espacio, pero con fecha de fin”. Es decir, que es importante dejar que esa emoción fluya, pero no quedarnos permanente en ella, sino que también tenemos que dejarla marchar.
- Dialoga con tus emociones:
- “Comprender tus emociones evita el daño a ti mismo y a los demás. Se sabe que el estrés también genera oxitocina, que fomenta las relaciones con familiares y amigos. Así que no te guardes tus emociones y compártelas”, asegura Cuevas. A veces hablar de un problema ayuda a verlo de otra manera, siempre y cuando lo hagamos de forma puntual y no nos estanquemos hablando siempre de lo mismo.
- Quema el estrés:
- No todo está en la mente, el cuerpo también ayuda. Practicar ejercicio, comer sano y dormir lo suficiente “es el kit básico de supervivencia, porque sin esta base no se puede trabajar la mente, porque no está en equilibrio. El ejercicio, además, libera los niveles de cortisol en sangre y libera endorfinas que promueven la calma, crean un estado de bienestar, mejoran el humor, reducen la presión sanguínea, y contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad”, informa la psicóloga.
- No postergues o procrastines:
- “El estrés te vuelve inseguro y la inseguridad te convence de que nunca es el momento. Con este modo se alargan las tareas y aumenta la rumiación mental y el malestar provocado por las emociones como la culpabilidad de no hacer las cosas en su momento”, y al final todo se acumula y nos estresamos más.
- Practicar meditación:
- Practicar meditación o técnicas como el
- mindfulness
- ayudan a “estar en el presente y no secuestrado por el pasado o el futuro y enredarnos en el sufrimiento que genera”. Según Cuevas, “veinte minutos de meditación reducen la ansiedad en un 39%”