¿Piel hipersensible tras el confinamiento? Por qué este verano debes tener más cuidado con el sol
La cuarentena ha pasado factura a la piel, dejándola más debilitada frente a la radiación UV. Te explicamos por qué y cómo prepararla.
Corre por las redes como pólvora y lo confirman las experiencias personales: la piel ha salido mal parada del confinamiento. Ha perdido tersidad, luminosidad y han aparecido bolsas y ojeras que antes no estaban.
Acabado el estado de alarma, las consecuencias de permanecer en casa ...
Corre por las redes como pólvora y lo confirman las experiencias personales: la piel ha salido mal parada del confinamiento. Ha perdido tersidad, luminosidad y han aparecido bolsas y ojeras que antes no estaban.
Acabado el estado de alarma, las consecuencias de permanecer en casa tanto tiempo no se han ido. Con el buen tiempo de lleno, ahora el sol se perfila como una amenaza. La piel, este año, está más sensible a sus efectos. «En una situación normal, en primavera empezamos a tener pequeños contactos o microexposiciones al sol: un café en una terraza, un paseo por el campo…», comienza Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia. «De esta forma la piel va adaptándose a los rayos solares. Muchas personas experimentan, de hecho, en esa estación sus primeras reacciones al sol en brazos y pecho, las zonas que primero exponemos».
Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour, aclara que no todas las personas presentan la misma condición. «Realmente están más sensibles al sol aquellas pieles que han estado menos expuestas al exterior debido al confinamiento». Esto es, las personas que han aprovechado balcones, jardines o terrazas con acceso a la luz solar no tendrían por qué verse debilitadas.
Escalante nos explica el mecanismo que adapta la piel al sol del verano. «Cuando nos ponemos al sol y las radiaciones inciden en la piel, se protege produciendo melanina, que proporciona la primera línea de defensa. Si además esa exposición es prolongada la capa córnea se engrosa y aporta mayor protección. Hay que pensar que, además, los rayos en primavera no tienen la misma fuerza que en verano».
Así, nuestro cutis ha ido creando una barrera que la prepara contra las radiaciones más potentes del verano. «Podemos decir que tenemos nuestra piel desentrenada. Es como cuando tomamos una sesión de ejercicio después de mucho tiempo y el cuerpo se resiente, nuestra piel se resentirá porqué se lo estamos dando todo de una vez», dice Navarro.
Otros factores que debilitan nuestra piel
Al hecho de no haber estado fotoexpuestos durante esas semanas se suman todos los sentimientos negativos que aumentaron durante el confinamiento. «Hemos visto un gran incremento en cambios fisiológicos como pieles muy sensibilizadas en su mayoría causados por la ansiedad, el estrés, los miedos», apunta Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8. «El estrés exacerbado puede generar más radicales libres que a su vez son inflamatorios y hace que nuestra piel esté más sensible».
Las mascarillas se unen a los factores que dañan el órgano más grande. «La barrera cutánea está más debilitada, lo que hace que no esté cumpliendo su función principal al 100%», señala Escalante. La farmacéutica, además, responsabiliza a las personas. «Al pensar que no estamos saliendo, no se ha usado la protección solar. Supone un error ya que las radiaciones UVA atraviesan los cristales y el 50% no son filtradas por la epidermis y llegan a la dermis».
Cómo preparar la piel para el verano
Si bien durante el confinamiento se podía haber preparado la piel mediante pequeñas exposiciones (quien pudiese) o tomando protección solar por vía oral y aplicando tópica, no es tiempo para reproches ni lamentaciones. Ahora toca solucionar.
«Los periodos de adaptación deben ser graduales, no se recomienda realizar exposiciones superiores a 15 minutos, evitando siempre las horas del medio día, puesto que la radiación es más directa», aconseja Raquel González, directora técnica de Perricone MD.
«Un acto muy importante que va a salvar tu piel este verano es reaplicar la protección solar cada 2 horas. La protección solar se va perdiendo según nuestra actividad física a través del sudor, las inmersiones al agua, fricciones con la toalla, etc», añade Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
Cómo debe ser esa protección nos lo desvela Rocío Escalante. «Usar protectores solares de amplio espectro (UVA, UVB, infrarrojos y luz visible) y altos. Empezar con SPF 50 o 50 + y no bajar del SPF 30». La ropa será otra aliada. «Utiliza pantallas físicas como gorras, sombreros, ropa o sombrillas».
Si se siguen estas pautas y una correcta rutina cosmética que mantenga la piel hidratada, con activos como el ácido hialurónico, junto a una dieta rica en antioxidantes, el sol podrá ser tan beneficioso y poco perjudicial como antes, siempre y cuando se tome con responsabilidad.