Todo para el culo

Las intervenciones para remodelar el trasero son cada vez más comunes. Los tratamientos también se modernizan. Todo en pro de conseguir el «efecto up».

EL IMPACTO BRASIL

Las nalgas atraen miradas… y se remodelan en el quirófano. El culo se lleva respingón y firme.

La referencia. Para muchos, la atención que durante años se ha prestado al pecho está en declive. Ahora, la gran preocupación estética es el trasero. Firme y sin nada de celulitis, como el de las brasileñas, el modelo a seguir.

Curvilíneas, musculadas o (casi) sin trasero. «La evolución de gustos ha dependido siempre de las sex symbol. En los 80, las pacientes querían ser Kim Basinger, Kathleen...

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EL IMPACTO BRASIL

Las nalgas atraen miradas… y se remodelan en el quirófano. El culo se lleva respingón y firme.

La referencia. Para muchos, la atención que durante años se ha prestado al pecho está en declive. Ahora, la gran preocupación estética es el trasero. Firme y sin nada de celulitis, como el de las brasileñas, el modelo a seguir.

Curvilíneas, musculadas o (casi) sin trasero. «La evolución de gustos ha dependido siempre de las sex symbol. En los 80, las pacientes querían ser Kim Basinger, Kathleen Turner o Sharon Stone», afirma el doctor Vicente Paloma. En esa década, las mujeres se machacaban en el gimnasio al ritmo de I Want Muscles de Diana Ross. El arquetipo se adaptaba al estilo de vida yuppy. La actitud de superwoman requería unos hombros fuertes, la cintura de avispa y un culo de titanio. Atrás quedaba la silueta oronda de las divas que alimentaron las fantasías de sus padres. En aquellos días triunfaban las liposucciones. «Las clientas pedían un trasero pequeño, que no recordara a las curvilíneas Sofía Loren o Marilyn Monroe», corrobora Josefina Royo, directora del IML. Pero ese rol femenino-masculino se fue desvaneciendo hasta desaparecer con el cambio de década. Como en todo lo ochentero, la obsesión hizo caer en el exceso y salimos del gimnasio. El wellness sustituyó al fitness. Y ya en los 90 aterrizó el heroin chic, una moda que prescindía (casi totalmente) del pecho, del trasero y de toda curva. Los códigos: pantalones caídos y huesos marcados. «Los años 90 fueron los del culo-espátula», recuerda la doctora Royo.
 
Posaderas firmes. Hasta que llegó Jennifer Lopez a finales de los 90. «En cuanto apareció empezaron a pedirme prótesis de aumento y liposucciones para redondearlo», afirma la doctora Royo. «También arrasaba la estética de Anna Kournikova: un trasero pequeño pero redondo y sobre todo respingón», asegura. La mujer curvilínea había vuelto. Y con la irrupción de las brasileñas en la pasarela, a principios de la década pasada, se instaló un nuevo modelo de culo, hasta hoy el definitivo, y el más demandado: pequeño, redondo y elevado. «Lo que más se pide en la actualidad es el trasero brasileño», confirma Orestes Fernández, especialista en remodelación corporal del USP Dexeus Instituto Javier de Benito. «También mencionan a Elsa Pataky», recuerda el cirujano plástico Ángel Juárez. «Las pacientes me piden levantar y reducir un poco. Quieren glúteos curvos, no muy anchos y, sobre todo, alzados, al estilo de Gisele Bündchen o Alessandra Ambrosio. Las intervenciones estrella son el lifting con suturas y las lipotransferencias», dice Juárez. Es decir, subir lo que se ha caído o quitar donde sobra para poner donde falta.

ESCULPIR EN QUIRÓFANO

Las intervenciones actuales son menos invasivas, levantan y redondean el trasero. Estos son los tres tratamientos en boga.

‘Lifting’ de glúteos Silhouette. Lo han bautizado lifting porque levanta los glúteos. No requiere hospitalización, se realiza con anestesia local y no tiene tiempo de recuperación. Tampoco deja cicatriz. La intervención consta de dos partes. En la primera, se insertan las suturas en las nalgas. Se trata de unos hilos que llevan anclados unos conos de ácido poliláctico y ácido glicólico, materiales reabsorbibles. Partiendo de la línea sacra, allí donde comienzan a separarse las nalgas, se insertan los hilos con agujas. La incisión es mínima: unos 2,5 cm. Tras un mes, se ha formado tejido en torno a los conos y los ha anclado. Entonces se tira de los hilos y se suben los glúteos hasta donde se desee.

USP Dexeus. Instituto Javier de Benito. Gran Vía de Carles III 71 – 75. Barcelona. Tel.: 932 53 02 82. Desde 6.000 €.

Aumento con grasa propia enriquecida con células madre. Consiste en sacar grasa de donde sobra y rellenar donde falta. En este injerto, muy extendido y conocido como Método Coleman, la innovación es el pinchazo de células madre. Ayuda a que el injerto prenda y no se reabsorba. Las células se obtienen centrifugando grasa del paciente. Se debe succionar el doble que se quiera inyectar, ya que la mitad se usa para obtener esta fracción y la otra mitad para inyectarla (enriquecida con las células madre). Esta técnica es un avance frente al método tradicional. Para evitar que el resultado quede con irregularidades, se injerta en varios niveles a modo de perlas con microcánulas. Otro avance: se obtienen factores de crecimiento de la sangre del paciente que contribuyen a la mejor colonización de los vasos sanguíneos. Durante 72 horas hay que llevar faja para que el injerto no se mueva y controlar la inflamación. La intervención dura 90 minutos y es más barata que unas prótesis (la mitad) o que un relleno con macrolane.

IML en el Hospital de La Milagrosa. Madrid.
Tel.: 917 02 46 27. Desde 3.000 €.

Tanga Lift. «En los castings para la portada de la revista Playboy triunfan las retaguardias más altas de lo normal y que se vean los hoyitos del hueso sacro», afirma Josefina Royo, directora del Instituto Médico Láser. En ese centro ofrecen Tanga Lift, una operación que consiste en una lipoescultura en la zona sacra, en forma de alas de gaviota, que ayuda a reproducir los culos de las sexies chicas Playboy

Instituto Médico Láser. Madrid. Tel.: 917 02 46 27.

El cuerpo sinuoso de Jennifer López en el año 2000.

Getty Images

LOS SEIS ENEMIGOS DE UNAS NALGAS 10

01. Usar el ascensor
«Subir escaleras ayuda. Ejercita los glúteos y tonifica el músculo isquiotibial; es decir, la cara posterior del muslo que se encuentra bajo el glúteo. Ahí se concentra una flacidez muy difícil de tratar en cabina», apunta Paola Rosso, especialista en medicina estética y nutrición de la Clínica Corporal M+C.

02. El agua caliente
Bañarse o ducharse a más de 37 ºC, además de dejar el cuerpo agotado, daña la piel. Para una piel firme que haga lucir el glúteo, lo suyo es darse duchas templadas o frías o variar el agua de fría a templada para activar la circulación. El agua caliente rompe la barrera hidrolipídica y reseca la piel.

03. Alcohol y chucherías
«Las calorías vacías, procedentes de los hidratos de carbono simples, se transforman en una energía difícil de quemar por mucho movimiento que se realice, por eso se convierte en grasa», explica Marcos Flórez, entrenador personal. Embutidos, mantequilla, alcohol y chucherías están prohibidos.

04. No levantarse de la silla
La esteticista Felicidad Carrera advierte: «Pasar mucho tiempo sentado es uno de los enemigos de unos glúteos tonificados; el sedentarismo hace que los glúteos pierdan tono y el músculo caiga. Además, si no se mueven las piernas, se retienen líquidos, causa principal de la celulitis».

05. Saltarse las comidas
«Si no se come cinco veces al día, el organismo retiene grasa como medida de supervivencia y consume tejido muscular para obtener la energía que le falta», afirma Flórez. Conclusión: si se saltan comidas, se acumula grasa y se pierde músculo. Las mujeres tendemos a acumular adiposidad en el trasero.

06. Pasarse con la dosis de sol

Es uno de los grandes olvidados. Y sin embargo, el trasero es una zona tan expuesta al sol como la espalda o las piernas. «Hay que protegerse bien y evitar tomar el sol directamente. La piel de los glúteos termina por volverse fina, deshidratada y flácida si se broncea en exceso», advierte Felicidad Carrera.